Dos películas reflexionan sobre varias matanzas en Argentina

Visitantes. Filipelli y Piñeyro marcan presencia en el festival de cine

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GUILLERMO ZAPIOLA

Los argentinos Rafael Filipelli (director) y Enrique Piñeyro (director y actor) llegan a Montevideo para sumarse al Festival Internacional de Cine. Piñeyro presenta hoy "Rati horror show", y mañana va "Secuestro y muerte" de Filippelli.

Conociendo los antecedentes de ambos no debe llamar la atención que se ocupen de temas "pesados". El expiloto Piñeyro, quien sacudiera ciertas aguas al denunciar las condiciones de inseguridad en que se debaten los pasajeros de los vuelos comerciales argentinos (Whisky Romeo Zulú, 2004; Fuerza Aérea Sociedad Anónima, 2006) encara un tema no menos polémico en Rati horror show.

Esta vez se trata de una acusación contra la Policía Federal argentina, a la que responsabiliza de graves irregularidades en torno a lo sucedido y a la investigación posterior (o su ausencia) en la denominada "masacre de Pompeya", un episodio sangriento ocurrido en 2005 y en el que hubo un único imputado, Fernando Carrera, que recibió ocho balazos, está preso desde entonces (fue condenado a treinta años), y el film sostiene que es inocente. Según Piñeyro, el hombre fue acusado por robo, fuga y asesinato, simplemente porque su auto blanco era parecido al de unos ladrones en fuga y que la policía equivocó en la persecución. La acusación puntual (un caso "fabricado" en la Comisaría 34) va empero más allá del caso individual, y afirma que no solamente falló la policía, sino que el sistema judicial se convirtió en cómplice de la injusticia.

Como ya le sucediera cuando hizo Whisky Romeo Zulú, Piñeyro recibió amenazas personales y contra su familia por haberse atrevido con su tema (un auto que lo para en la calle, gente que se baja de él y alguien que le advierte "dejate de hablar porque vas a aparecer tirado con un trapo en la boca"). En algún momento sintió que debía enviar a su esposa e hijos fuera del país para evitarles daños mayores.

Piñeyro ha señalado que era muy consciente que hacer una película de un expediente judicial puede ser muy aburrido, y que se empeñó en eludir ese riesgo. Sabe que lo que está haciendo es (debe ser), y para ello apela a efectos visuales, reconstrucciones virtuales, pruebas de tiro y pericias en pantalla. También se muestra a él mismo editando su documental a medida que su equipo lo iba armando, e iban descubriendo relaciones entre evidencias fotográficas y archivos de noticias. Parece haber algo de misterio policial que se va develando de a poco ante la cámara en la película.

ARAMBURU. Piñeyro, que ha actuado también en otras películas ajenas (por ejemplo Garaje Olimpo) interpreta también un papel en Secuestro y muerte de Rafael Filippelli, película que su director presentará mañana en el festival. La película propone una interpretación libre del secuestro y asesinato en 1970 del general Pedro Eugenio Aramburu por un comando del grupo guerrillero Montoneros. En la base está el libro de Beatriz Sarlo (pareja del cineasta) La pasión y la excepción, aunque a Filipelli el episodio en concreto le interesó sobre todo como disparador para una reflexión más amplia sobre la violencia política que campeó en la Argentina durante las dictaduras al uso en el país entre los años sesenta y setenta, pero también en los fugaces períodos democráticos intermedios. El guión fue elaborado por Mariano Llinás y David Oubiña con la participación de Filipelli, quien sin embargo no quiso figurar en los créditos por ello.

Adoptando una postura que con cierta imprecisión puede definirse como "objetiva" el film contrapone el punto de vista de la víctima con el de sus captores, sin priorizar el uno sobre el otro. Los nombres de Aramburu, Perón e incluso Montoneros nunca se pronuncian en la película, subrayando su deliberada voluntad de abstracción de un acontecimiento histórico concreto.

Filipelli ha dicho que lo que le importaba era abocar unos tiempos regidos por "una filosofía muy distinta de la de hoy en día. No era menos violento lo que hacía Aramburu o lo que hacía Montoneros. En algún punto nadie tenía razón y nadie dejaba de tenerla. La película intenta ponerse por encima de ese caso puntual para pintar una filosofía epocal, que además no era excluyente de la Argentina, era algo que ocurría en muchos lugares del mundo". Su película, agrega el director, no narra un hecho puntual, sino una tragedia argentina, que pudo haber sido esa o doscientas cincuenta más. El director admite que en el momento en que ocurrieron los hechos no tenía particularmente simpatía por los Montoneros, pero al mismo tiempo un acto como ese no le parecía una cosa descabellada. "Así se dirimían los problemas en esa época", reflexiona. Sin embargo, admite que con el tiempo terminó entendiendo que fue un error total fusilar a un grupo de gente. "Y luego fusilar a los fusiladores, un error mucho más terrible al estar dirigido por el mismísimo Estado, una locura total. La película intenta comprender esa época de locura."

Directores valiosos

Películas de directores prestigiosos completan hoy las exhibiciones del festival organizado por MovieCenter y la Asociación de Críticos de Cine. Entre los títulos están "Cuando el amor es para siempre" (director, Gus van Sant), "Tengo algo que decirles" (del turco-italiano Ferzan Ozpetek), "Divorcio a la finlandesa" (de Mika Kaurismaki), "Los Marziano", de la argentina Ana Katz, y "Flamenco, flamenco", del español Carlos Saura.

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