Divididos: el regreso de la Aplanadora

2007-09-08 00:00:00 300x300

FABIÁN MURO

Hacía tres años que el trío de rock más conocido de Argentina no se presentaba en Montevideo. Hoy, Ricardo Mollo, Diego Arnedo y el baterista Catriel Ciavarella estarán en Teatro de Verano para tocar en vivo.

"La última vez fue con el espectáculo Electroacústico", recuerda Mollo desde Buenos Aires. El guitarrista, cantante y compositor tiene una voz suave y un tono amable al hablar. Siempre y cuando no le pregunten por Natalia Oreiro, su pareja. "No hacemos notas si no es por otra cosa que no sea para hablar de música", dice de entrada, antes que el apellido de la actriz uruguaya surja en la conversación.

Mollo, además, admite que su grupo tampoco hace muchas notas, ni de música ni de otra cosa. Para un grupo con el nivel de popularidad como Divididos, la distancia que en los últimos tiempos ha establecido en relación a la prensa y los medios de comunicación, es algo llamativo. El resultado de tal postura es que Divididos, al menos en lo que hace a su presencia mediática, tiene un perfil mucho más bajo que antaño. "En realidad, decidimos dedicarnos a la música, eso fue lo que pasó. De hecho, en estos últimos años hemos tocado muchas más veces que el momento de nuestra mayor popularidad".

RENUNCIAS. El músico sostiene que el grupo se despreocupó de atender a los medios de comunicación, y que esa es la principal razón por la cual algunos piensan que están escondidos en una cueva. "En parte, fuimos hacia esa postura llevados un poco por la situación de hacer notas y que pongan cualquier cosa. Tuvimos varios problemas con la prensa. Hacíamos una nota, nos sacaban una foto y al pie de esa imagen ponían algo que no dijiste. Al final, nos desentendimos de todo". Sin embargo, la relación con la música, con subirse a un escenario y tocar, está mejor que nunca, afirma. "Eso no ha cambiado, y si lo ha hecho, es un cambio para bien".

La banda ya lleva varios años en la vuelta. Siempre como un trío, Divididos arrancó hace dos décadas en un boliche, un local chico y ante poca gente abajo del escenario. En 1987 había muerto Luca Prodan y los Sumo que quedaron desperdigados formaron Divididos y Las Pelotas. Los primeros en acariciar la tersura del éxito fueron Mollo, Diego Arnedo y Federico Gil Solá, uno de los cuatro bateristas que han ocupado el taburete tras los tambores y los platillos. El primer disco post-Sumo se llamó 40 dibujos ahí en el piso (1989). Luego vino Acariciando lo áspero (1991), pero fue con La era de la boludez (1993) que la banda despegó hacia los estratos más altos de la popularidad. ¿La fórmula? Canciones como Qué ves y El arriero (versión del tema de Atahualpa Yupanqui) y la producción artística de Gustavo Santaolalla, hoy doble ganador de Oscar y líder de Bajofondo junto a Juan Campodónico.

De ahí en adelante, cada disco de Divididos era saludado como un gran acontecimiento en el rock argentino y las masas acudían en grandes números a los conciertos: 20.000 personas en Vélez (1994), 40.000 personas en un show gratuito al año siguiente.

El globo parecía cada vez más grande, inflado por las grandes convocatorias, la inflación de decibeles, el virtuosismo de Mollo en la guitarra y Arnedo en el bajo y el mote de "Aplanadora del rock".

Los músicos, aunque algo renuentes -"El problema es que todos miden tu éxito en números, y nadie habla de la música que provocó eso" decían en 1995- seguían la corriente del éxito con discos como Otro le travaladna (95) y Gol de mujer (98).

Pero los primeros signos del agotamiento del estilo -rock pesado, cantado con una garganta tensada al máximo, mucho volumen y solos de guitarra- empezaban a notarse.

Para el cambio de siglo, Divididos decidió también cambiar y la banda se fue a Inglaterra, a los estudios Abbey Road, a grabar un disco que fuese menos estridente y bullanguero. El resultado fue Narigón del siglo, un disco que sorprendía incluso desde antes que empezara a sonar.

Con su tapa verde flúo y un dibujo cuya nariz crecía cuando uno sacaba el disco de la caja, Divididos daba una vuelta de tuerca a su identidad artística y presentaba una faceta más serena y reflexiva de su creatividad. Los casos más notorios de ese proceso de reinvención fueron Par mil y Spaghetti del rock, grandes éxitos para el grupo y un bienvenido descanso a la interpretación visceral y el volumen atronador en los conciertos. Después vino Vengo del placard de otro (2002), el último disco con material original editado por Divididos y también uno de sus trabajos más opacos, menos inspirados. Y a partir de ahí, pura recopilación y refrito, aunque los registros en vivo Electroacústico y Vivo acá fueron exitosas y elogiadas reincursiones melódicas.

"Veníamos de editar un disco cada dos años, más o menos, un ritmo impuesto por el contrato discográfico que teníamos y ya no tenemos. No tener sello demora las cosas. Y también demoró las cosas la caída de De La Rúa, en el 2001. Eso generó todo un replanteo en la banda, además de que cambiamos de baterista una vez más. Salió Jorge (Araújo) y entró Catriel. Todo eso nos influyó y nos llevó a quedarnos un poco quietos en lo que hace a grabar".

Aunque hace ya bastante que tienen un nuevo álbum pronto, Mollo dice que no tocarán temas inéditos en el concierto de esta noche. "Vos te matás buscando un sonido, canciones y letras y viene alguien con un celular, lo graba y lo pone en Internet", constata el guitarrista y dice que esa es la razón para no presentar canciones nuevas en el Teatro de Verano.

La Triple como invitada

La Triple Nelson será el grupo soporte de Divididos esta noche. Estaba cantado. Inspirada directamente en Divididos, la banda integrada por Christian Cary, Paco Pintos y Mape Bossio es la elección más natural, y también la más previsible, para abrir un show del power trio argentino.

El año pasado, La Triple editó su disco más ambicioso hasta la fecha: Tres, 17 canciones llenas de rulos, solos, riffs y notables interpretaciones vocales por parte de Cary. Hace poco, sin embargo, La Triple Nelson se presentó en el Teatro MovieCenter y grabó su primer disco en vivo, que repasa el repertorio de sus tres títulos discográficos y saldrá a la venta en una fecha aún no determinada. Las entradas para esta noche tienen dos precios: $ 260 y $ 310.

El rock como extensión de una raíz folclórica

Divididos siempre tuvo un oído abierto a las músicas folclóricas argentinas. El ejemplo más difundido de la conexión del trío con los sonidos telúricos es la versión de El arriero, un gran éxito en su momento. Y en los shows electroacústicos que la banda ofreció en teatros como el Gran Rex de Buenos Aires y el Plaza de Montevideo, el bombo legüero, el charango y la guitarra criolla eran instrumentos recurrentes para los experimentos musicales que el trío quiso llevar a cabo en esa etapa. Aunque ahora Mollo dice que "esa fase terminó. No vamos a seguir tocando sentados, como hacíamos en los teatros. De todas formas, creo que es un error, o al menos un cliché, decir que ahora que nos enchufamos, vuelve el volumen. Porque yo escucho lo que hicimos en esos espectáculos y no oigo que hayamos bajado el volumen o la intensidad de nuestra música", comenta. Aún así, la banda prepara, según lo informado en la prensa argentina, la primera presentación de Divididos en el Festival Folclórico de Cosquín, el más importante en Argentina. Aunque no hay nada confirmado, las declaraciones del bajista a una radio insinúan que Divididos tocará en la próxima edición del festival.

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