"Delmira Agustini acaparó mi vida"

| Judy Veramendi realizó su tesis sobre la poesía de Delmira y no logró abandonarla nunca más

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MAGDALENA HERRERA

La guerra en Irak no es impedimento para que la escritora y poetisa estadounidense Judy Veramendi continuara con lo que ha sido una pasión y hasta una obsesión en su vida: investigar y trabajar sobre la vida y obra de Delmira Agustini. En días de turbulencias bélicas, Veramendi igual se subió a un avión y viajó a Montevideo para estar presente en el estreno teatral de su obra Los cálices vacíos, basada en la dramática y corta existencia de la poetisa uruguaya. "He ido a la tumba de Delmira a llevarle flores y le he pedido que luego de los estrenos teatrales en Uruguay y en Chicago me deje seguir mi camino", confiesa la autora nacida en Chicago.

De todas maneras reconoce que no le será posible despegarse de Delmira, mujer que la atrapó estudiando en España hace 25 años. Por primera vez, Judy Veramendi la verá en escena tal cual la imaginó en tantas noches de desvelos, en los últimos cinco años mientras escribía Los cálices vacíos. La pieza de su autoría se estrena hoy en el Espacio Cervantes, con dirección de Elena Zuasti y un elenco conformado por Verónica Caissiols, Cristina Morán, Marcelo Ricci, Alessandra Moncalvo, Sergio Pereira, Hugo Blandamuro y Alvaro Pozzolo.

El 25 de abril se presenta en Chicago, en inglés y en español, con una importante parafernalia publicitaria detrás. "Nunca me imaginé que se haría en Montevideo. Yo la escribí para realizarla en Estados Unidos y así dar a conocer a la extraordinaria Delmira", señala.

Todo comenzó en España, en una clase de literatura latinoamericana, cuando un profesor dijo a sus alumnos (entre los que estaba Judy Veramendi) que ese día trabajarían en la poesía de Delmira Agustini, "la primera mujer que jamás escribió como mujer en la lengua castellana". Veramendi dejó entrever que ese comentario le sonaba machista y el profesor se enojó con ella. Para cuando terminó la clases, la estudiante norteamericana salía del aula con varios poemas de Delmira bajo el brazo. "Algunos me parecieron y me siguen pareciendo únicos —dice—, son universales, fuera de su tiempo. Creo que Delmira nació fuera de su tiempo y lugar, y por esa razón vivió una vida tan difícil. Era una mujer brillante, apasionada y una liberal, sofocada por la burguesía. Me identifiqué mucho con ella y pude imaginar como me habría sentido de haber vivido en su época".

No se trató de una pasión fugaz. Judy Veramendi se identificó tanto con la poetisa uruguaya que le dedicó su tesis, que a la vez fue dirigida por aquel profesor español del que se había mofado. "Me enamoré de la obra y me fascinó la vida de Delmira. Pero me atrajo también porque sentí que había un misterio a su alrededor que no tenía sentido. Por un lado se decía que Agustini había sido un genio intuitivo, que ella imaginó todo lo que escribió sobre erotismo y nunca había tenido experiencia sexual hasta que se casó. Yo leía sus poemas y sentía que todo eso no podía ser. Luego, recorrí los diarios que ella escribió, que se encuentran en la Biblioteca Nacional, y encontré la historia de su primer amor a los 20 años, además de muchos otros. También visité el sanatorio de Minas donde ella estuvo varias veces internada, y donde se decía que la trataron con opio".

Delmira Agustini no se detuvo. Como inspiración y mentora en algunos casos y como fantasma literario en otros, continuó rondando en los sueños de Judy Veramendi. "Quería traducir su poesía y darla a conocer en los Estados Unidos, porque lo que se había hecho hasta el momento era horrible. Pero eso me costó muchísimo: cada dos o tres años lo intentaba (por ejemplo con Tus manos) pero no me gustaba y lo guardaba. Mantuve la inquietud y finalmente hace unos siete años, una noche a las tres de la mañana, me desperté con la idea de cómo hacerlo. No realicé una traducción literal sino que dejé que la voz poética de Delmira lo haga a través de mi voz poética. Así lo hice, y se está publicando en estos días. Otras poetas latinoamericanas me han pedido que traduzca su obra porque les encantaron las de Delmira, pero yo les dije que no. Lo que pasa es que esta mujer, Delmira, me ha acaparado la vida", confiesa Veramendi entre risas.

Así como Agustini se salió de las normas machistas que regían su tiempo y creó algo realmente único y femenino que se refleja en su obra, también se convirtió en modelo para Veramendi y tantas otras escritoras del mundo. "Nos enseñó a no seguir las estructuras masculinas, como también lo hizo Virginia Woolf, otra mujer que fue muy rechazada en su tiempo y que luego marcó la historia de la literatura. Incluso ahora se hizo una película sobre ella".

TEATRO. Hace más de dos años, Judy Veramendi comenzó a trabajar en un texto teatral sobre la vida y obra de Delmira. Desde entonces la estadounidense tenía claro lo que quería expresar a través de una pieza de teatro: "no busqué reflejar el mito, sino al ser humano con problemas como tenemos todos, con sus lados oscuros y turbulentos, con la magia de su poesía. Fue una mujer que participó en muchas aventuras amorosas, no era una santa, y fue dueña de su propio destino, por supuesto que impactada y dañada por la sociedad y el ambiente de la época. Tampoco fue una víctima de su marido, ella lo volvió loco. Ese juego que mantuvo con su esposo de seguir viéndolo en encuentros sexuales fue muy peligroso. Pero fundamentalmente, Los cálices vacíos destaca las principales obras de Delmira. Para ella los cálices que están llenos de vino en las iglesias, para las mujeres están vacíos. Otros trabajos, que resaltan los aspectos melodramáticos únicamente, dejan de lado la parte más original. Todos los días un hombre mata a su mujer, es muy triste, pero no es extraordinario. Yo quería que mi pieza tuviera la voz de Delmira, como si ella le estuviera hablando a la gente y no se tratara de un narrador lejano".

Los cálices vacíos de Judy Veramendi rescata trozos de cartas, del diario y de la poesía de Delmira. La obra intenta mostrar el yo interior de la artista uruguaya y no únicamente el exterior que también se encuentra bien cuidado en la puesta en escena montevideana con los vestuarios de época, la escenografía que incluye un escritorio y un tintero y los accesorios entre los que se encuentra la famosa muñeca de Delmira, que sustituye en forma perfecta a la real que se encuentra en la Biblioteca Nacional. "Cuando vi los ensayos ayer en el Cervantes fue tan impactante que luego fui a cenar y no pude probar bocado. Me sentí como en el día de mi boda que solo pude tomar un vaso de leche. Me sentí llena de emoción, pero con paz y alegría. Soy la persona más dichosa de la tierra porque pude realizar mi sueño. He escrito 20 libros y también me han dado muchas satisfacciones. La diferencia es que puedes ver a tus personajes caminando por ahí y sentir la reacción de la gente".

Cada vez que Judy Veramendi ofrece una conferencia o presentación sobre Delmira Agustini no puede ocultar las lágrimas cuando llega a su trágico desenlace. "Murió demasiado joven y siento que es un pérdida demasiado grande para el mundo. Y si ella, una voz tan talentosa, mimada por sus padres y de una gran personalidad, no pudo vivir más que 27 años, ¿cuántas más mujeres no lograron compartir sus obras con el mundo? Es un gran dolor por ella y por todas las mujeres que no pueden expresar su voz", dice la autora de Los cálices vacíos.

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