Cuando los niños van a la guerra

| El director Luis Mandoki dejó Hollywood para internarse en una realidad terrible

Es de las películas latinoamericanas que mayor resonancia han conseguido en el último año: fue candidata al Oscar por México, consiguió tres premios Ariel (Oscar mexicano) el pasado martes, es apoyada por la Cruz Roja y Aministía Internacional y obtuvo una fuerte repercusión en la taquilla en los países donde fue estrenada. La acción de Voces inocentes, film mexicano dirigido por Luis Mandoki que el próximo viernes llega a Montevideo, se desarrolla sobre el fondo de los enfrentamientos entre el ejército y la guerrilla en El Salvador, a comienzos de la década del ’80 del pasado siglo. La historia se inspira en episodios reales de la infancia del guionista Oscar Torres. El protagonista Chava, de once años (Carlos Padilla) debe convertirse en "el hombre de la casa" cuando su padre abandona a su familia en plena guerra civil.

En esa época, las fuerzas armadas del gobierno reclutaban de manera forzosa niños de doce años, sacándolos de sus escuelas. Si el protagonista tiene suerte le queda un año de inocencia, un año antes de que también él sea enrolado y pueda verse involucrado en la lucha contra la guerrilla. Su vida se convierte en un juego de supervivencia, entre la violencia diaria, la necesidad de ayudar a su madre, el descubrimiento del primer amor y la disyuntiva de tener que unirse al ejército del gobierno o a los revolucionarios (aunque a cierta altura surgirá una tercera opción: la posibilidad de escapar a los Estados Unidos).

ORIGENES. Esa tercera opción fue la que llevó a la práctica el guionista Oscar Torres, que llegó a Los Angeles en 1984, con doce años de edad, y con el paso del tiempo llegó a convertirse en actor. A los veinte años, y mientras luchaba para abrirse paso en el mundo de la actuación, Torres comenzó a trabajar en el guión de lo que en definitiva, se convertiría en Voces inocentes.

Su primera aproximación al tema fue el intento de escribir la historia de la canción de protesta Casas de cartón, del grupo venezolano Los Guaraguaos, que solía oírse en las transmisiones de la radio pirata del Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí. Pero hubo gente que leyó el guión y le dijo: "La banda es buena, ¿pero qué pasó con el niño? Queremos saber más acerca de él". Torres comenzó a cambiar el guión, enfatizando la presencia del niño y dándole menos importancia a la canción.

En 2002, Torres trabajó en un comercial con el director Luis Mandoki (Gaby, una historia verdadera, Cuando un hombre ama a una mujer), le contó la idea y lo interesó en ella. Una semana después, Mandoki lo llamó para decirle que quería dirigirla. El director recuerda: "Me encantó que fuera una historia real, contada desde el punto de vista de un niño, y además con tanta honestidad. Hoy día los noticieros muestran imágenes de guerra siempre desde fuera, nunca podemos ver desde adentro de esas casas. Para mí, las historias universales suceden en un tiempo y un lugar específicos. Estas ocurrió en el salvador en los años ochenta, pero está sucediendo ahora mismo en Liberia, Irak y otros países".

El guión fue desarrollado por Torres tras largas conversaciones con Mandoki, quien lo llevó a confrontar los aspectos más dolorosos de la historia, que habían estado bloqueados por años. Hoy Torres afirma: "Parecía más una terapia que escribir el tratamiento de un guión. Lo que recordaba era lo que hacía con mis amigos, los juegos dentro de aquella pesadilla. O cuando tenía que hacer mi tarea pecho a tierra para no ser herido por las balas. La verdad es que cuando era niño no tenía miedo de que me mataran. Temía que mataran a mi mamá, y tenía más miedo de que me enrolaran en el ejército y que no pudiera ser un niño nunca más".

PRODUCCION. El mexicano Mandoki no había trabajado en su país natal como cineasta durante quince años hasta que volvió para hacer Voces inocentes. Desde que su producción norteamericana Gaby, una historia verdadera (1987), con Liv Ullmann y Norma Aleandro, obtuvo una repercusión internacional, Hollywood había sido su centro de operaciónes. Mandoki quería volver a filmar en México, y consideró que Voces inocentes era una buena oportunidad. Para ello contó con el apoyo del productor Alejandro Soberón Kuri, fundador y director de la Corporación Interamericana de Entretenimiento, a través de una de cuyas filiales, Altavista Films (productora también de Sin dejar huella de María Novaro, Todo el poder de Fernando Sariñana y Amores perros de Alejandro González Iñarritu) fue hecha Voces inocentes. Como coproductores se desempeñaron otra empresa mexicana, la Organización Santo Domingo, Movi Films de Puerto Rico y el norteamericano Lawrence Bender, productor habitual de Tarantino y (a veces) de Gus Van Sant.

Uno de los aspectos que más le interesó en el libreto de Torres fue que no quisiera imponer en su espectador una postura política. Como lo señala sensatamente: "Los niños de once años no tienen posición política. Quieren paz y quieren ser niños. La gente vivía en casas de cartón, así que las balas traspasaban los muros. Son pobres, pero la película no se basa en su pobreza. Se enfoca en el intento de mantener la niñez y una situación devastadora".

El film acaba de recibir tres premios Ariel de la Academia Mexicana del Cine, incluyendo uno para la actriz Ofelia Medina (la de Frida) como mejor actuación secundaria femenina.

Varios latinos detrás de la película

Además del director Mandoki, otros latinos triunfadores en Hollywood integran el equipo de Voces inocentes. La actriz chilena Leonor Varela, que encarna a la madre, ha hecho telenovelas en su país, y cine y televisión en Estados Unidos y Francia, incluyendo una Cleopatra en la que Billy Zane encarna a Marco Antonio. El director de fotografía es el hispano-norteamericano Juan Ruiz Anchía, y el ingeniero de sonido es el mexicano Fernando Cámara, quien trabajó aquí por primera vez en su país luego de hacerlo en Romeo y Julieta de Baz Luhrmann, Titanic de James Cameron y Capitán de mar y guerra de Peter Weir.

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