Cuando el tiempo pasa y deja huellas imborrables

Hay una enorme sabiduría cinematográfica pero también (y sobre todo) una profunda, entrañable comprensión de la naturaleza humana en esta película independiente norteamericana. El primer dato va a ser apreciado sobre todo por estudiantes de cine que sabrán valorar el cuidado con que el director Richard Linklater y sus colibretistas y actores Ethan Hawke y Julie Delpy han planificado su diálogo y su movimiento de cámara hasta obtener una apariencia de frescura y espontaneidad (subrayada incluso por el micrófono que se cuela por momentos en la imagen) que es sin embargo el resultado de un enorme cálculo y un formidable control de su material.

No era nada sencillo soltar por las calles de París a estos dos personajes que se reencuentran luego de nueve años, tras haber mantenido un fugaz romance que se contó en una película anterior (Antes del amanecer), y lograr su redescubrimiento mutuo (y también por parte del espectador) mediante un vagabundeo aparentemente casual, un diálogo que dice mucho y oculta más, un aire suelto que conduce empero hasta la secuencia final con la férrea rigurosidad de un decreto del destino.

Olvídense empero del alarde técnico, que puede agotarse en sí mismo, y solo debería preocupar a los aspirantes a camarógrafos. Si el film importa es porque su técnica está puesta al servicio de un tema, y ese tema es el de muchos o de todos: el amor perdido o reencontrado, las opciones irreversibles (o no) que hacen la felicidad o la infelicidad de la gente, la posibilidad de empezar de nuevo, el modo como lo que a uno ha le ha pasado en el tiempo transcurrido puede frustrar empero ese deseo.

Quienes hayan visto Antes del amanecer recuerdan sin duda que Hawke y Delpy se conocían durante un viaje en tren, iban y venían durante quince horas por las calles de Viena, y se despedían con una promesa de reencuentro seis meses después. Ese reencuentro no se produjo nunca, pero nueve años más tarde Hawke es un novelista prometedor que llega a París para promover su libro, que es justamente una ficción sobre su aventura vienesa. Es inevitable que su antigua y fugaz enamorada Delpy se cruce nuevamente en su camino, desencadenando la catarata de emociones que constituye la real sustancia de esta nueva película.

Durante la inicial conferencia de prensa en la que Hawke presenta el libro, y durante el inmediato reencuentro con la mujer, Linklater juega deliberadamente con un contrapunto de imágenes del pasado y el presente, de la película anterior y del aspecto actual de sus personajes. "Estás idéntica", le dice con verdad él a ella. "Tú también", miente la mujer, fingiendo no advertir los estragos que el paso del tiempo ha provocado en el rostro de él.

A partir de ahí se entiende cuál es el verdadero tema de Antes del atardecer, y la opción estética de su director Linklater de rodar casi todo su film en planos secuencia, largas tomas sin corte que registran el desplazamiento de sus personajes por calles parisinas o un viaje en barco por el Sena (río que el subtitulaje se empeña en rebautizar Siena). El elegante movimiento de la cámara acompaña sin subrayarla su idea básica acerca del paso del tiempo y lo que la hace a la gente, con una fluidez y un sentido de la continuidad rayanos en el asombro. Se ha citado a Jacques Rivette, en particular su film Céline y Julie navegan, (1974) como una de las claras influencias sobre Antes del atardecer. Hay sin embargo por lo menos otra referencia que surge casi inevitablemente en la mente del espectador: la del también francés Eric Rohmer, sobre todo su serie de los Cuentos de las cuatro estaciones, con sus personajes que dialogan abundantemente y se ocultan tras lo que dicen.

Una de las firmes cartas de triunfo del film radica en sus dos intérpretes centrales, que han entendido a sus personajes desde adentro y los vuelcan con una entrega que resulta igualmente infrecuente. La sutil emoción que genera Antes del atardecer no está solamente en su inteligente diálogo y en la evolución de la cámara detrás, delante o alrededor de sus agonistas, sino también en el juego de silencios y reticencias, el gesto de una mano que se detiene sin proporcionar la ansiada caricia, el aire de despreocupación en medio del cual estalla de pronto un dolor secreto. No hay solamente mucho cine visto y aprendido en el film. Hay también mucha vida vivida detrás de él.

critica | guillermo zapiola

ANTES DEL ATARDECER

Before Sunset

Director. Richard Linklater.

Libreto. Richard Linklater, Julie Delpy, Ethan Hawke.

Fotografía. Lev Daniel.

Montaje. Sandra Adair.

Música. Alex Worman.

Productora. Anne Walker McBay.

Elenco. Ethan Hawke, Julie Delpy, Vernon Doubtcheff, Louise Lemoine Torres, Rodolphe Pauly, Marianne Plasteig, Diabolo.

l Estados Unidos 2004.

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