Comedia dramática francesa sobre complicadas relaciones humanas

Estreno. La pareja Jaoui-Bacri reaparece en el film "Háblame de la lluvia"

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GUILLERMO ZAPIOLA

El cine francés sigue siendo una "rara avis" en la cartelera comercial, y el estreno (mañana) de "Háblame de la lluvia" de la pareja Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri justifica por ello algún destaque.

La directora y protagonista Jaoui, de quien el espectador uruguayo ha conocido ya El gusto de los otros y Como una imagen (donde, al igual que aquí, contó con la colaboración de su esposo y coestrella Bacri) interpreta en Háblame de la lluvia a una militante feminista metida en política que regresa a pasar unos días en su localidad natal acompañada de su pareja (Laurent Jarroir), y a quien dos cineastas (Jamel Debbouze, Bacri) intentan entrevistar para un documental sobre mujeres exitosas. Hay algunos otros enredos, amistosos y/o amorosos, entre algunos de esos personajes y otros integrantes del entorno de Jaoui.

Ha podido señalarse que el film se toma su tiempo para presentar a esos y otros agonistas (en principio, independientes uno de los otros) antes de anudar su trama y encaminarse hacia un tono de comedia ácida, con enredos, confusiones y varios comentarios sarcásticos acerca de las relaciones de poder, los sentimientos de inferioridad y el hecho de que muchas veces la gente no tiene idea de qué hacer con su vida.

Alguna crítica lo ha denominado el "efecto bola de nieve". Un episodio en principio inofensivo y mínimo se multiplica, tiene efectos secundarios o colaterales inesperados, y de pronto todo se despeña hacia el disparate y el absurdo. Esos mismos observadores han señalado que el film se instala a partir de ahí en esa frontera, tan francesa, entre la comedia y el drama, permeada por un toque de melancolía.

Se ha destacato igualmente que pasan cosas muy dramáticas y hasta muy terribles en la película (la sinopsis ofrecida aquí omite algunos datos de la anécdota), y sin embargo Jaoui y su equipo evitan el tono grave o el excesivo dramatismo. Prefieren que las cosas pasen mientras parece que no pasa nada, se ha dicho, colocando la pincelada de humor o el toque emotivo para evitar que el material aparezca demasiado "cargado". Hay que entender como un elogio que se señale que Jaoui y Bacri son capaces de tratar temas "serios" y "en profundidad" sin creerse en la obligación de incurrir en el sacudón o el golpe bajo. Utilizando una expresión vieja y clásica, habría que decir que en el film "la procesión corre por dentro" o, en términos más modernos, que el "subtexto" deja entrever cosas que no resultan evidentes en el texto con respecto a los personajes, sus motivos y comportamientos.

La película, se ha dicho también, consiste en una suerte de gran rompecabezas donde en los pocos días en los que transcurre la acción las relaciones entre los personajes se revelan como más complejas de lo que parecen. Y cada detalle menor (la elección de un lugar de grabación, por ejemplo) puede tener un significado mucho mayor del que aparece a primera vista.

Sobre el papel al menos, algunas de esas virtudes son de libreto, y vale la pena recordar que Jaoui escribe sus propios films con la colaboración de su marido y actor Bacri. De hecho, la actriz y directora tiene un número significativo de libretos escritos, sola o en colaboración, para otros directores antes de comenzar su obra propia.

Carrera como actriz, guionista y directora

La actriz y directora Agnés Jaoui proviene del teatro, y allí conoció (en 1987) a su marido, el también actor Jean-Pierre Bacri. En ese año participó en la adaptación de una obra de Chéjov firmada por Patrice Chéreau, Hôtel de France, junto a Vincent Perez, a la que siguieron televisivos antes de empezar a colaborar con su esposo (Cuisine et dépendances de Philippe Muyl, 1993) y escribir sus propios guiones (Un aire de familia, Cédric Kaplisch, 1996). A ese film siguieron colaboraciones para películas de Alain Resnais como Smoking/No smoking (1993) y Conozco la canción (1997), a las que siguieron el debut en la dirección con El gusto de los otros (1999). Más cerca, la pareja había hecho Como una imagen.

Además de su obra propia, Jaoui se ha labrado una carrera como actriz en películas como El soplón (Alain Corneau, 1997), 24 horas en la vida de una mujer (Laurent Bouhnik, 2002) y Le rôle de sa vie (Francois Favrat, 2004).

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