Crítica

Crítica de la película Thor: Ragnarok que se estrenó ayer

Si es cierto lo que decía Karl Marx, eso de que la historia se repite, primero como tragedia y después como una farsa, la máxima aplica a las sagas de superhéroes. Thor, por ejemplo.

Aunque estaba aliviado por algunos chistes que ya vienen con el protocolo del género, las dos primeras entregas de este Dios mayor para los países nórdicos pero superhéroe menor para el resto del mundo, tenían cierta trascendencia casi shakesperiana, Anthony Hopkins incluido.

Thor: Ragnarok va desde el comienzo por el lado de la comedia con su protagonista (Chris Hemsworth) tirando chistes en una situación bastante incómoda. A eso hay que agregar un tono autoparódico que se repite en pasos de comedia que citan referencias incluso del cine mudo.

Quizás ese sea el aporte que buscaban en el director neocelandés Taika Waititi, que viene de un par de comedias divertidas y ocurrentes como What We Do in the Shadows y Hunt for the Wilderpeople. Consigue conservar algo de ese espíritu burlón.

La historia, esta vez, implica a una hermana onda bruja malvada (Cate Blanchett) de Thor y Loki (Tom Hiddleston), que es como el Isidoro Cañones de la familia. Ella se quiere apoderar de algo que, por lo visto, va a hacer que el mundo sea horrible, mientras los otros dos (con Hulk que se les suma en determinado momento y una valquiria), quizás por razones bien diferentes, intentarán arrebatárselo. La historia es un poco entreverada e incluye a un Jeff Goldblum muy divertido como el conductor de un reality show que maneja un planeta, quizás una referencia a alguien similar aunque más contemporáneo. Lo de Goldblum es uno de los grandes hallazgos de la película; Blanchett está bien.

Poco importa todo eso. O que la película esté llena de referencias cinematográficas que van de Trampa 22, Mad Max, El señor de los anillos, Gladiador o algunos de esos universos coloridos, fantasiosos y hasta infantiles de Robert Rodríguez.

La referencia más explicita es la década de 1980 que siempre ayuda cuando se quiere ir por la parodia. Los colores fuertes, alguna tendencia en el vestuario y en los escenarios parecen una combinación de Xandu con Krull, una de caballeros del futuro con aspecto medieval.

Al tono de fábula ayuda bastante, el uso del 3D, un recurso que se está dejando pero acá funciona. Le da, así, una profundidad de libro de cuento (de aquellos que se abrían y se desplegaban los escenarios) que quizás haya sido intención de Waititi. La reconstrucción de parte de la historia en base a una obra teatral (con aparición estelar incluida) o los frescos de una iglesia, aportan a esa idea de una fantasía ya conocida, ya contada.

La exageración de los escenarios virtuales, complica un poco la compenetración con la historia aunque el arte tenga algo expresionista combinado con cierta estética a lo Kubrick. Pero el tono general es más camp que renacentista y el diseño de producción se divierte con armas de plástico que son más cómicas que amenazadoras.

Es que cuando Thor: Ragnarok funciona mejor es cuando apuesta todo a las escenas de humor. Allí la película transcurre fluidamente con los intercambios verbales y un par de buenos gags.

A algunos no les va a alcanzar, seguro, pero vista sin prejuicios, esta es una de las mejores películas del universo Marvel. En la lista habría que incluir la primera Iron Man, Spiderman: regreso a casa y Deadpool. Toma lo mejor de cada una de ellas.

Así, Thor: Ragnarok es un entrenimiento de matiné que gana en los momentos más impensados y se hace un poco monótona a la altura de la acción.

La tercera del Dios del trueno

Thor: Ragnarok [***]

DirectorTaika Waititi

Duración130 minutos

Estreno26 de octubre

Estados Unidos, 2017. Escrita por Eric Pearson y Craig Kyle y Christopher Yost basado en la historieta de Stan Lee y Larry Liebery Jack Kirby. Música: Mark Mothersbaugh. Fotografía: Javier Aguirresarobe. Con: Chris Hemsworth, Tom Hiddleston, Cate Blanchett, Idris Elba, Jeff Goldblum, Mark Rufalo, Anthony Hopkins.