La primera presentación en el país de la película La uruguaya rebasó las expectativas: el público ocupó las 500 butacas de la Sala Cantegril de Punta del Este este jueves y la función se inició con un pedido de los responsables de la cinta, directora y protagonistas incluidos, hacia los que ya habían visto el film: “Quienes quieran ceder el lugar a alguien que esté afuera, bienvenido sea. Nosotros también vamos a salir”, dijeron.
Así, esta primera exhibición pública en el marco del Festival de Cine de Punta del Este, se desarrolló con gran parte de los creadores de La uruguaya haciendo pic nic en las afueras de la Sala Cantegril. Eso incluye a varios de los llamados “socios coproductores”, orgullosos integrantes del proceso creativo y de gestión que compraron al menos un bono de 100 dólares y generaron los fondos de financiación de la película. Convocados por la plataforma de contenidos literarios (y ahora audiovisuales) Orsai, de Hernán Casciari, fueron 1961 los argentinos, uruguayos y de otras nacionalidades (en ese orden) que dieron su aporte económico y también en la toma de decisiones.
Aquí, en en el pasto de la vereda de la calle Prado de Punta del Este, Elena Otormín (librera montevideana y la más previsora del grupo) saca reposeras, una conservadora y maní para picar. Musicaliza la picada con temas de Sandro. Joaquín Marquez Bórchex, productor ejecutivo, Pedro Mairal (el autor de la novela en que se basa la película) y Sebastián Arzeno (actor protagonista) fueron por cervezas. En la rueda abundan las anécdotas del rodaje, desarrollado principalmente en Montevideo en 2021 y del que los socios coproductores no se perdieron detalle: muchos aparecen como extras.
Carlos Gómez conserva varios tesoros fetichistas: entre ellos lágrimas secas de Guerra (el personaje Fiorella Bottaioli) envueltas en una servilleta y un afiche firmado por todos el elenco. Es de los socios productores más activos: “Supe de la convocatoria de Casciari y compré de inmediato: para mí y también para mi hija. Fue su regalo de cumpleaños”, cuenta.
Silvia Oviedo y su esposo, montevideanos también, compraron cinco bonos. Algunas escenas de la película se rodaron en la cocina de su casa. Ellos, como otros socios coproductores, lucen en el pecho un pin en la camisa con el afiche amarillo de La uruguaya.
Antes de la convocatoria, los socios no se conocían: se generó la comunidad específicamente para la producción del film. Además de la participación económica, los 1.961 coproductores tomaron decisiones en el proceso creativo. A través de una aplicación, interactuaban con los responsables técnicos de la película. “La votación más importante fue la de elegir a la pareja protagonista, cuenta Silvia. Luego del casting abierto, la producción envío los videos de las parejas de actor y actriz finalistas y compulsa entre los socios inclinó la balanza por el argentino Arzeno y la uruguaya Fiorella Bottaioli. También fueron los primeros en leer el guion, el que se modificó con sus sugerencias.
“Nos salvó la pandemia”, comenta Elena Otormín. Se refiere a que semanalmente (por lo menos) los responsables de la película (dirección, arte, vestuario, fotografía...) emitían podcast con las novedades de la película. “Fue como hacer un curso de cine y al mismo tiempo ser todos parte”, lo resume Otormín. En la organización del rodaje también colaboraron los socios con sugerencias de locaciones o guiños montevideanos al guion.
La directora Ana García Blaya destaca la “contención” que tuvo para este proyecto en la “barra” de los socios. “Eran 2.000 personas empujando para que saliera bien”.
Cuando llegan las cervezas, se da el primer brindis. Los socios ya vieron la cinta en una función privada en Montevideo y están felices con el resultado. Aparecen listados al final en los créditos donde también hay un video en homenaje a ellos: al final de las jornadas de rodaje, grababan un baile coreográfico.
En lo económico, los socios ya recuperaron la inversión. “Nadie entró a este proyecto pensando en hacer dinero pero es importante saber que nadie perdió”, dice Silvia Oviedo en referencia a que La uruguaya ha sido vendida a una plataforma (todavía no se informó oficialmente a cuál) y con ese dinero, Orsai devolvió a lo invertido. A partir de ahora, habrá ganancias.
La uruguaya se llevó el premio del público del Festival de Punta del Este. Cuando terminó la función en la Sala Cantegril, algunos socios coproductores abordaron a los espectadores salientes para recoger sus sensaciones. “Todos quedaron encantados”, reporta Carlos Gómez, quien registró con su celular las impresiones de la salida.
Entre los espectadores estaba Ricardo Alarcón, expresidente de Nacional y vecino de Bottaioli. “La conocemos desde que era niña”, dice. Y se saca fotos con ella. Sebastián Fernández, ex jugador de Nacional y la selección, es uno de los socios de La uruguaya: adquirió 200 bonos, el máximo permitido. No vino a esta función en Punta del Este, pero sí acudieron varios de sus familiares.
Sonia Tabárez, de Maldonado, acudió a la sala porque supo que Luis Alberto Carballo tenía una participación, en una escena como librero. “Vine a ver a Carballo”, contó. El afecto colectivo por La uruguaya la transforman en una película que da sus primeros pasos con mucha compañía. El recorrido del film será el de seguir en festivales (ya obtuvo un premio en Mar del Plata) hasta que la plataforma que la compró decida sus tiempos de salidas en salas o en streaming.