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¿Por qué la "La peor persona del mundo" es hoy la mejor película del mundo?

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la peor persona del mundo

CRITICA

Tuvo dos nominaciones en los últimos Oscar y es la nueva de Joachim Trier; cuenta la historia de una muchacha lidiando con cumplir 30 entre otras tribulaciones.

la peor persona del mundo
La peor persona del mundo

¿Cómo descubrir al nuevo Ingmar Bergman, al nuevo Stanley Kubrick? ¿Cómo medir el grado de relevancia y aporte de los nuevos directores de cine si se los compara con los grandes maestros certificados por el paso del tiempo, sí, pero por un tiempo que ya no se parece a este?

Esa clase de inquietudes se hacen notar cuando uno ve La peor persona del mundo, la película del noruego Joachim Trier que tuvo dos nominaciones al Oscar (mejor guion y mejor película internacional), el premio a la mejor actriz en Cannes, y ahora está en cartel en cines locales. Y -de ahí la introducción retrospectiva- es una obra maestra.

Es el cierre de la llamada “Trilogía de Oslo” de Trier, el conjunto de películas que se inició con Reprise en 2006 y siguió con Oslo, 31 de agosto (2011). Las tres están interpretadas por Anders Danielsen Lie.

De hecho, el actor noruego esta en Bergman’s Island de Mia Hansen Love, con la que La peor persona del mundo podría sumarse a la “saga” The Souvenir de Joanna Hogg, para un involuntario triple programa sobre experiencias femeninas. La peor persona del mundo es la única dirigida por un hombre.

Dividida en un prólogo, 12 capítulos y un epílogo (que podría referir a la misma estructura de Vivir su vida de Godard), acompaña los cuatro años que rodean el cumpleaños número 30 de Julie (Renata Reinsve), una estudiante de Medicina, que luego es una psicóloga, que luego es una fotógrafa y que se siente un espectadora de la película de su vida. Hay una distancia paterna que la perjudica y, principalmente, un par de amoríos intensos. Es una comedia romántica.

Los intereses amorosos son Alesk (Danielsen Lie), un historietista undeground cuarentón y Elvin (Herbert Nodrum), empleado de cafetería algo infantil y cariñoso que la quiere bien. Es mutuo.

Julie, como todos nosotros, hace lo que puede con lo que tiene a mano. Eso implica inseguridades, miedos, pero también momentos divertidos, cierta calma trascendental. El contundente título no está demasiado explicado pero quizás tenga que ver con la percepción errónea que solemos tener de las cosas.

Como es su costumbre (el montaje inicial de Reprise, por ejemplo), Trier es un narrador imaginativo y los capítulos tienen su propio código visual. Eso incluye recursos como la animación o géneros como la comedia de enredos y el drama existencialista.

Está llena de ideas. Un par de montajes fotográficos genealógicos y femeninos armados a través de fotos antiguas revelan historias de mujeres que no vivieron más allá de los 35 o perdieron hijos en otras pestes. Enuncia, desde allí, una de las lecturas de la película. Uno de sus capítulos, además, se titula “Sexo oral en la era del #me Too” y hay un par de debates acalorados sobre el asunto.

En ese sentido, quizás haya una burla hacia la ecoactivista exnovia de Elvind (“carga con toda la culpa de Occidente”, dice) y Aksel debe sortear los embates de una caricaturizada feminista en un programa de radio.

Todo contado en un tono distendido que Trier (a partir de un guion propio y de Eskil Vogt, con quien escribió toda la trilogía) suele resaltar. Un viaje psicodélico con resultados a lo ¿Qué pasó ayer? conviven con un aspecto a lo Woody Allen, a través de Bergman.

En esas coordenadas, el prólogo es una pieza perfecta y todo transcurre en ambientes de una clase media alta intelectual y con buen gusto. Alguna escena está bañada con Billie Holiday, lo que hace innegable el diálogo con Allen. Nueva York es remplazada por una Oslo a la que parece imposible mostrar fea y que marca su presencia.

Además de eso y la imaginativa puesta en escena de Trier, la historia se apoya y se beneficia por la actuación de Reinsve, quien ganó un premio en el festival de Cannes. Lo que consigue es una transformación total de aquella inocente muchacha con ganas de descubrir el mundo, a la mujer que ha aprendido algunas lecciones duras, pero quién no. Habrá que seguir adelante. Es un gran personaje al que Reinsve le da profundidad y una de las caras más vivaces del cine reciente.

Presionada por la sociedad (a que sea madre, por ejemplo), Julie intenta lidiar con lo que se le aparezca, tomando decisiones de las que -le avisan e igual pasan- se va a terminar arrepintiendo. Pero en definitiva, quién no.

Trier, cuya carrera se completa con las inquietantes Thelma (un Carl Dreyer psicodélico) y la angloparlante Louder than Bombs en la que están Isabelle Hupert, Gabriel Byrne y Jesse Eisenberg, es, junto al griego Yorgos Larthimos, uno de los grandes directores europeos surgidos en este siglo.

Eso lo deja bien claro en La peor persona del mundo, un retrato generacional sobre una juventud al borde de un ataque de nervios. Lo hace desde un cine personal, de esos que lo acercan a los grandes maestros. Aquellos que, como Trier, supieron contar su mundo a través del cine. Y qué otra manera hay de hacerlo.

Ficha

La peor persona del mundo * * * * *

Noruega, 2021. Director: Joachim T rier. Guion: Joac him Trier y Eskil Vogt. Fotografía: Kasper Tuxen. Editor: Olivier Bugge Coutté. Música: Ola Fløttum. Con: Renate Reinsve, Anders Danielsen Lie, Herbert Nordrum, Hans Olav Brenner, Helene Bjørneby. Duración: 128 minutos. Estreno: 21 de junio, en cines.

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