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Una película de transición, donde no siempre más es mejor

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Guardias de la Galaxia. Foto: Difusión

Cuando conocimos por primera vez a esta pandilla, en 2014, salimos del cine con una sonrisa de oreja a oreja. James Gunn (el director) y su equipo habían logrado colocar en el subgénero "superheroico" una película con olor a las mejores comedias de acción de los años 80.

Esa película parecía inspirarse en los mejores momentos de Richard Donner, Robert Zemeckis, Frank Marshall, Martin Brest o John McTiernan, gente que sabía mezclar acción, humor y suspenso.

Además de la aprobación de gente que vive mirando cine, también el público en general salió satisfecho, lo cual siempre ayuda en la taquilla. La película costó 170 millones de dólares y no anda lejos de los 800 millones en cuanto a recaudación en el mundo.

Había en todo el asunto un encanto juvenil y algo inocente que estaba desprendido de lo más cínico o encorsetado de otras marcas cinematográfidas de Marvel, como Capitán América o Avengers.

Más allá de las competentes secuencias de acción con sus efectos especiales, esa película le sacaba jugo al diálogo entre lo retro (las canciones elegidas para la banda sonora, por ejemplo) y lo futurista, y a la dinámica intragrupal de los personajes que empezaban a conocerse.

Con esa impresión en la memoria, la segunda película centra mayor atención en el grupo que en las aventuras. Aunque se trate de matices —porque las aventuras nunca están lejos— estos importan en una producción como esta, donde hay tanto apostado: el prespuesto es de algo más de 230 millones de dólares.

Y ahí esta nueva película pierde en comparación con la primera. Los personajes, al empezar a desarrollarse, ya no generan tantas sonrisas, entre otras cosas porque pierden algunos de sus rasgos más punzantes y quedan los más benévolos y ñoños.

Rocket, la criatura que es como una cruza entre un zorro y un mapache, por ejemplo, muta en esta película a un personaje cuyo cinismo no resulta tan divertido como en la primera. Y el personaje de Quill (Chris Pratt), que en la primera era un bobo simpático, acá es un... bobo. Pero ahora con unos poderes que no conviene revelar acá para no "spoilear".

La exuberancia visual también complica. La primera película era una espléndida muestra de lo que es posible hacer con la tecnología y también con un sentido estético definido y controlado. Acá todo parece ser resultado de la frase "bigger is better", pero queda demostrado que no siempre es así.

A este segundo volumen de la franquicia lo salva que las más de dos horas fluyen bastante bien y que —como un buen y gran capítulo de una serie de televisión— consigue generar expectativa para lo que se viene: un enfrentamiento con Thanos, un villano con el cual va a ser muy difícil lidiar.

Guardianes de la Galaxia Vol. 2 [**]

Dirección y guión: James Gunn. Fotografía: Henry Braham. Música incidental: Tyler Bates. Diseño de producción: Scott Chambliss. Efectos especiales: Heidi Beers,

Shaun Friedberg. Elenco: Chris Pratt, Zoe Saldana, Dave Bautista, Bradley Cooper, Vin Diesel, Michael Rooker, Kurt Russell, Sylvester Stallone. Duración: 137 minutos.

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Guardias de la Galaxia. Foto: Difusión

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