Las ambigüedades del heroísmo

Es gracioso leer las opiniones más negativas de los usuarios del sitio web IMDB (Internet Movie Data) acerca de esta nueva película de Clint Eastwood.

La mitad de ellos la rechaza por ser “propaganda bélica”, “un llamado al enrolamiento” o “una justificación a la invasión de Irak”. La otra mitad la odia por ser “antibélica”, “pacifista”, y presentar un retrato turbio de su presunto héroe de guerra.

Naturalmente, no todas esas opiniones, que se anulan mutuamente, pueden ser correctas. Lo que sí es posible es que todas estén equivocadas. O más exactamente, que empiecen desde un punto de partida equivocado.

Es un error viejo como el mundo, o por lo menos como la narrativa de ficción, confundir el punto de vista del personaje de una historia con el del que cuenta la historia. Puede creerse que el soldado Chris Kyle, o al menos la versión de él que proporciona competentemente (aunque la candidatura al Oscar sea una exageración) Bradley Cooper, fuera un esquemático que contemplaba al mundo en términos de Bien y Mal, que estaba absolutamente convencido de que el suyo era el bando de los Buenos, y que nada hubiera podido hacerlo cambiar de posición. Eastwood es empero más complejo que él.

Todo lo que Kyle tiene de monocorde, Clint lo tiene en cambio de ambiguo. Parafraseando una broma famosa podría decirse que su película no es bélica ni antibélica, sino todo lo contrario. Cuando otro soldado expresa estar harto de la guerra y querer largarse, la cámara de Eastwood recoge la incomprensión del protagonista, pero también comprende al otro. Cuando la guerra interfiere cada vez más en la relación de pareja del protagonista, la película detalla ese deterioro sin editorializar. No hay conferencias de prensa para que los protagonistas expliquen a la cámara las razones (o falta de ellas) por las que están en el frente. No hay música extradiegética que otorgue algún vuelo épico a las escenas de batalla, cuya narración (Clint es un claro heredero del viejo Donald Siegel) es ceñida y directa, concentrada en la acción, sin eludir la crueldad y la muerte. Muy al principio, el protagonista dispara contra una mujer y un niño. Más adelante, se ve enfrentado a la posibilidad de tener que matar a otro chico. No hay propaganda allí: la guerra es un asco (Clint ya lo había dicho en La conquista del honor y Cartas de Iwo Ji-ma), aunque quien participa en ella crea estar defendiendo a su patria y se lo pinte sensatamente como un ser humano, y no como un mero monstruo.

Es una obviedad decir que la película está tersamente narrada, que la cámara está casi siempre en su sitio, que la edición es fluida y dinámica. Se le puede discutir a Eastwood la elección de su tema, pero no su solvencia para contarlo.

FRANCOTIRADOR (***)

EE.UU. 2014. Título original: American Sniper. Dirección: Clint Eastwood. Guión: Jason Hall, sobre libro de Chris Kyle, Scott McEwen y Jim DeFelice. Fotografía: Tom Stern. Montaje: Joel Cox, Gary Roach. Producción: Bradley Cooper, Clint Eastwood, Andrew Lazar, Robert Lorenz, Peter Morganj. Intérpretes: Bradley Cooper, Sienna Miller, Luke Grimes, Jake McDorman, Kyle Gallner, Keir O’Donnell, Eric Close, Sam Jaeger, Owain Yeoman, Brian Hallisay, Marnette Patterson, Cory Hardrict, Joel Lambert, Eric Ladin, Madeleine McGraw.

críticaGUILLERMO ZAPIOLA

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