"La Tregua", un clásico del cine rioplatense que desde hoy sale de gira por los barrios

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La Tregua

Reestreno

Dentro del ciclo "Cine en chancletas", hoy se exhibe en la Plaza Vidiella de Colón en versión restaurada al aire libre y gratis. Después irá a Capurro, Malvín y la explanada de la Intendencia

La Tregua no es solo una película, es una cápsula de tiempo. Está basada en una novela que Mario Benedetti escribió en 1960 y que fue de lo más parecido a un best seller (en ventas y en intenciones) que tuvo en su tiempo la literatura uruguaya. La dirige Sergio Renán, en una “versión libre” que adaptó Aída Bortnik y en la que también participó el propio Benedetti. El elenco es un seleccionado generacional: Héctor Alterio, Ana María Picchio, Luis Brandoni, Oscar Martínez, Norma Aleandro, Marilina Ross, Antonio Gasalla (jovencísimo), Lautaro Murúa, Cipe Lincovski, Hugo Arana, China Zorrilla, Walter Vidarte, Aldo Barbero y Juan José Camero. Fue la primera película argentina en estar nominada al Oscar; le ganó Amarcord, de Fellini.

Por eso, La tregua es una película importante para muchos: fue un tremendo éxito y por lo tanto se ha vuelto un recuerdo importante para los que eran jóvenes entonces. En Uruguay se estrenó el 7 de octubre de 1974 en el cine California.

Y desde hoy, dentro de los festejos oficiales por los 100 años del nacimiento de Mario Benedetti, La Tregua en versión restaurada sale de gira por varios barrios montevideanos. Es dentro del ciclo "Cine en chancletas" y es organizado por la Fundación Mario Benedetti y el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo.

Hoy a las 20.00 se inaugura el ciclo con la exhibición de la película, al aire libre y en pantalla gigante, en la Plaza Vidiella de Colón. El jueves 13 será en el Parque Capurro, el jueves 20 en la Plaza Eduardo Fabini de Malvín (ese día la actividad empieza a las 18.00 con sala de lectura) y el 27 en la Explanada de la intendencia. En caso de mal tiempo, las funciones quedan para el día siguiente con los mismos detalles.

Las actividades son gratuitas y, un consejo, llevese reposera. Todas las exhibiciones, además, estarán precedidas de una introducción a cargo del escritor y miembro de la Academia Uruguaya de Letras, Rafael Courtoisie.

La versión que se va a exhibir es una restaurada por la Academia del Cine argentina para el 40° aniversario de su estreno, en 2014. De acuerdo a su comunicado oficial, “los negativos de La tregua estaban bajo la custodia de la Filmoteca de Buenos Aires tras haber estado perdidos durante varios años. Los años transcurridos, las inclemencias del tiempo, el indefectible deterioro del material fílmico hicieron que una de las mayores complicaciones para la restauración fueran las manchas de humedad que se presentan en la imagen en forma de arañas de color verde, al igual que rayas verticales y parpadeos de la cinta que hacían que los colores oscilaran constantemente”. Desde ahí se hizo una restauración de imagen y sonido, cuyo resultado final fue exhibido y saludado en el festival Bafici de 2015.

Es la historia de amor entre Martín Santomé (Alterio) y Laura Avellaneda (Picchio), jefe y empleada de una oficina. Él es viudo y tiene pocas emociones. Ella es muchísimo más joven, vivaz y le da un poco de color al tranquilo Santomé, que debe lidiar con sus tres hijos intepretados por unos mozalbetes Martínez, Brandoni y Ross. El mundo de la oficina, con sus bromas, sus decepciones y sus escasos encantos, son una parte importante del escenario y un paisaje que Benedetti describía con conocimiento de causa.

Un encanto interesante de la película es, justamente, ver a tantos actores hoy famosos en el comienzo de su carrera. Deja definido además, cierta ampulosidad actoral muy de la época, pero que fue de mucha influencia en el cine argentino y hoy se ve pasada de moda.

Todo eso hace que La tregua pueda resultar un poco vieja a espectadores más modernos. Es una manera de hacer cine que ya no se hace, y habla, en muchos sentidos, de cómo ha avanzado el cine popular de los vecinos. Y también habla de un mundo que ya no existe.

Pero uno no se acerca a las cosas para ver cómo envejecieron, sino para recordar cómo eran. Y cómo éramos. Es una buena oportunidad de ver “en chancletas”, un clásico del cine y un pedazo de nuestras vidas.

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