Cecilia tal cual es

REBAR

Pocas veces he llorado tan emocionadamente, como el día en que se casaron Carlitos y Cecilita. ¡Qué despliegue de amor, Señor mío! Aquel piquito que se dieron a pedido de la nutrida y "seleta" concurrencia, fue el beso más conmovedor de la historia universal del ósculo. Con la boda, culminaba el flechazo surgido en un programa de televisión chilena, cuando una estrella de ese medio -Cecilia Bolocco- entrevistó al único presidente con apellido capicúa que pasó (y dejó el tendal) por la Casa Rosada: Menem. Las miradas que se cruzaron reportera y reporteado eran de fogata.

A partir de aquella ceremonia nupcial, la apasionada pareja conoció de todo, buenas y malas: lo mejor fue la noticia del embarazo de "Ceci" (un impacto grado 7 en la Escala Richter) que sorprendió al mundo científico y sacudió a la prensa internacional. En tiempo y forma, un varoncito hizo su debut en este planeta, fue... lo Máximo: la "Chechu" -como la llaman sus compatriotas- chocha por la dicha de la maternidad: Carlos Saúl, en cambio, chocho porque tuvo la sensación de haber recibido directamente a un nieto, saltando por sobre la etapa paternal.

La diferencia de edades se hizo notar, fundamentalmente, en la cantidad de viajes que hacía "Ceci" con pasajes de la Agencia Soledad la de Barracas, mientras el esposo permanecía en Argentina y alrededores bailando por un sueño: el de volver al legendario sillón donde Don Bernardino se sentó con todo su voluminoso talento.

Pero, más recientemente, un frustrado intento por recuperar el estrellato televisivo pareció anunciarle a la Bolocco, que los 40 iniciaban su acoso cronológico: de inmediato, ella misma se encargó de contrarrestar ese anuncio con un expresivo "el sexo es todo para mí", sin aclarar si en el fondo de esa confesión se mantenía -aunque estuviera ya un tanto borrosa- la imagen del ex primer mandatario como proveedor autorizado.

La cosa siguió. Hace unos días, al aproximarse el Festival de la Canción de Viña del Mar, Cecilia decidió presentar públicamente un rotundo desmentido a aquella agorería, exhibiéndose en la gala de lanzamiento del certamen tal cual la conocen sus íntimos muy íntimos: le llovieron aplausos y tarjetas de adhesión a tan desprendido gesto, y en este momento estudia la mejor fórmula de corresponder a tantas atenciones.

Mientras el hijo Máximo crece y el marido baja, la "Chechu" ha manifestado que todavía falta muchísimo para que se retire de la canchas. Dice que, aunque tarde, encontró su propia respuesta a una pregunta que se formuló repetidamente en los últimos tiempos: "¿Por qué no puedo disfrutar lo que tengo?"... contestándose a sí misma: "Pues, a empezar a disfrutarlo". ¡Bien "Chechu", bien!... ¡Suerte!

Hay que reconocerle a Cecilia que, con el modelito que estrenó en Viña del Mar, ha logrado que por fin, en el entorno de Menem, surgiera por vez primera algo... transparente.

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