Rebar
¡Cómo podía imaginarse Lula en sus días de obrero metalúrgico, cuando lideraba el zurdo Partido de los Trabajadores (PT) y encabezaba las manifestaciones de apoyo al Movimiento de los Sin Tierra (MST) que iba a llegar un día en que daría el Visto Bueno para que el Proyecto VC-X fuera adelante... o, mejor dicho, fuese para arriba!
Así se llamó el plan del Comando de la Aeronáutica del Brasil, que el Ministerio de Defensa de ese país concretó con la empresa Airbus, para que ésta entregue en diciembre próximo el nuevo avión presidencial a un costo de 56.713.976 dólares. En el futuro, Lula podrá viajar en esa modesta joyita, desde donde firmará el despacho presidencial mientras cumpla sus vuelos a los encuentros internacionales de alto vuelo que reclamen su presencia. En realidad, se trata de un puesto de comando en el aire, sin que esta definición vaya a sugerir, traviesamente, que en algún momento el gobierno de Lula pueda estar en el aire.
Para agilitar los trámites de la negociación, se prefirió evitar la licitación y hacer todo en familia: se argumentó que de esa manera se impedirían posibles filtraciones de secretos de construcción que, al trascender, pudieran poner en riesgo la protección del mandatario. Claro que, pedirle silencio absoluto sobre el tema a 12 tripulantes y 40 pasajeros y conseguirlo, no será fácil.
Habrá una suite presidencial con un sofá-cama matrimonial, para el descanso diurno y las clásicas agitaciones nocturnas. Como complemento indispensable, un baño-ducha para quienes sean duchos en bañarse en vuelo. Dos tomas eléctricas, reforzadas (porque Lula, en las alturas, tiene chispazos geniales e intensifica sus ideas luminosas, a las que a veces ayuda mandándose un "farol"): un friobar (por si aparece algún compadre que empine el codo así en la tierra como en el cielo); un televisor con pantalla plana (modelo Planalto) para no perderse los partidos del "scratch" y la telenovela de "O Globo"; y equipos de sonido para deleitarse con CD de homenaje a Vinicius de Moraes y Doryval Caimi.
Los economistas que rodean a Lula se devanaron los sesos, barajando fórmulas de financiación para pagar el avioncito: como no les fue aceptado el sistema de tarjetas de crédito, acordaron "garpar" en siete parcelas, debutando con la que ya se abonó en febrero ppdo.: U$S 16.200.000. Restan apenas U$S 40.513.976 y... mano a mano hemos quedado.
Hay dos cosas que no tienen nombre: ni el gasto, ni el avión. Algunos opinan que deberían bautizarlo "SAMBA", ya que Lula empezó a bailar entre sus propios correligionarios y sus amigos los "Sin Tierra": pero abundan los opositores a ese nombre, por entender que trae un tufillo a plagio de "TANGO".
Lula —que con su experiencia de la época metalúrgica parece estar blindado frente a las críticas— no se conmueve demasiado ante las protestas populares por el despilfarro. Para suavizar la situación, ha resuelto dirigirse a su pueblo explicándole las cosas en verso: sobre todo a los "Sin Tierra", que lo mirarán volar desde abajo pensando que los pasó por arriba. Les ha dicho:
"Muchachos: la vida rota/ gira constantemente/ ayer fue una, hoy es otra/ y otra mañana/ felizmente./ Si ayer vestí de "overol"/ y lo hice con pasión/ déjenme rozar el sol/ viajando hoy en mi avión/. Les digo desde lo más hondo/ que de un pasado de tuercas y bulones/ pasé a mirar desde el FONDO/ por poderosas razones/. Esto es peor que la guerra/ créanme, se los juro/ y les digo a los sin laburo/ y a los amigos sin tierra/ que deben sentir la alegría/ de verme volar tan alto/ pues sería peor que un día/ me volaran de "Planalto".