CARLOS REYES
Atilio Veronelli y Nazarena Vélez están desde mañana en el Metro con "El mundo ha vivido equivocado", un mano a mano sobre textos de Roberto Fontanarrosa que dirige el propio actor, quien habló con El País sobre éste y otros asuntos.
El espectáculo adapta dos cuentos del humorista rosarino (Uno nunca sabe y El mundo ha vivido equivocado), para ubicar al espectador en un bar donde la conversación gira sobre las mujeres y cómo conquistarlas. "Es una obra donde los personajes casi ni se mueven, podríamos decir que es una conversación de teatro de una mina y un tipo que están sentados en una mesa. Una conversación donde se ve reflejado el inconsciente colectivo masculino, acerca de lo que uno debe hacer para seducir, cuál es el rol de la mujer, y el punto de vista femenino, sobre qué elementales somos los hombres cuando lo único que estamos es calientes", cuenta con franqueza Veronelli.
El actor, también director y adaptador de la obra, considera que el show se basa en cierto despojamiento: "Hacemos como el juego primario del teatro, acá no hay escenografía, no hay música, no contamos chistes, conversamos, y es cuando el actor puede sacar afuera los recursos. Trabajamos sobre lo más elemental, como cuando en las cavernas, me imagino yo, venía uno y contaba cómo había sido el día de caza. Y hay párrafos memorables acerca de por qué el país está como está, donde se muestra toda la visión de un cuadrado de clase media normalito".
Si bien la obra se estrenó en el Teatro Premier de la calle Corrientes hace un mes y medio, Veronelli la venía haciendo desde hace cinco años en un sitio mucho más underground, llamado La Sodería. En el correr de las funciones, la obra fue tomando más de los actores que del autor, y en este momento tiene mucha mezcla de Fontanarrosa y los intérpretes.
"Fontanarrosa es un gran observador, y creo que yo le adapto mucho el absurdo, una cosa muy Monty Python, y funciona muy bien. Porque si no lo de Fontanarrosa da para una cosa tipo Polémica en el bar, se bandea para el lado de Sofovich, el chiste machista y la cosa grosera".
Según el actor, de Fontanarrosa queda el andamiaje, el esqueleto, que sería un 30 o 40% del espectáculo. "El resto es un delirio. Me acuerdo que cada vez que estrenábamos algo de Fontanarrosa, él me llevaba a un rincón y me decía, `está buenísima, pero aclará que yo no la escribí`".
Veronelli cuenta con una carrera como guionista paralela a la de actor, en la que ha trabajado para artistas tan importantes y distintos como Gasalla, Juanita Molina, Midachi, Moria Casán y Susana Giménez, entre otros. "En realidad como escritor soy un actor que improvisa y graba. No soy como los autores que nunca han sido actores, que les salen palabras más literarias. Yo escribo como me parece que la gente habla. Creo que más bien soy un imitador que tiene chapa de autor y director". Y recuerda experiencias ilustres: "Cuando hacés un guión para un actor te tenés que adaptar a él. Con Gasalla, me aprendí sus personajes y después lo único que hacés es dejar que corran solos. Porque los bichos, cuando están bien armados, hablan solos. Con Susana era otra cosa: era hacer lo que ella quería que se diga de ella, mostrarla como la mujer que es todos los días en su casa".
Con Molina le era mas fácil: "ella me contaba sobre el tipo que la atendía en el supermercado coreano, y ahí tenía ya medio armada la historia". Y sus escritos más conflictivos fueron para Mario Sapag: "Me tachaba los mejores chistes, porque no los entendía. Él me decía, poné que la mina se agacha...` y yo le decía que eso se había hecho ya mucho, y le trataba de escribir más tipo Les Luthiers".
Llegar a fin de mes, la mina y el fútbol
"El mundo ha vivido equivocado" cuenta la historia de un hombre enamorado de Marta, un personaje femenino imaginario al que Mario observa desde hace años sin animarse a abordarla. Nazarena, amiga de la pretendida, lo aconseja acerca de lo importante de definir de una vez por todas la situación. Y termina siendo ella misma quien encara a la imaginaria Marta, que rechaza de lleno la posibilidad de relacionarse con el tipo. Al saberlo, Mario se deprime, y para levantarle el ánimo, Naza imagina un día perfecto. Mario se mete en esa ficción, hasta que la cruel realidad los trae nuevamente al bar.
"Este tipo de humor trabaja sobre el habitante urbano medio, de la América blanca, inmigrante, que tiene tres preocupaciones: llegar a fin de mes, conseguirse una buena mina y que su equipo favorito gane en el fútbol", comenta Veronelli.
La obra va en el Teatro Metro (San José 1211) mañana y el sábado a las 21.30 horas, con localidades a $ 300, $ 400 y $ 500. Más información: tel. 9022017.