La ilustradora uruguaya Florencia Sityá fue premiada por el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, uno de los principales de la ciudad, en el marco del concurso “Versiona Thyssen”, que invita a reimaginar obras de su acervo.
La artista, cuyo seudónimo es Florsit y que fue parte del equipo de El País, trabajó con base en el óleo sobre lienzo El rapto de Europa, del francés Simon Vouet. “Me enteré del concurso a través de Instagram porque varios artistas que sigo se han postulado en ediciones anteriores”, comenta a El País la artista de 27 años. “Yo nunca había participado, pero esta vez me animé”.
De las seis obras que proponía el concurso, Florsit eligió El rapto de Europa porque le interesaron las expresiones faciales de los protagonistas, la mirada perversa del toro y el uso del color. “Me encantaron los contrastes entre el fondo oscuro y misterioso con los personajes iluminados”, dice.
Cuando conoció su trasfondo, Sityá se interesó aún más. “El mito cuenta que Júpiter se enamoró de una princesa llamada Europa y se convirtió en un toro blanco para seducirla”, describe. “Con su imagen de animal inocente, Europa se sube al lomo del toro y él aprovecha y se la lleva a una isla para enamorarla revelándole su verdadera identidad de Dios. Es una historia que representa el poder, la atracción, el engaño y el consentimiento, por lo que me pareció interesante poder representarla con elementos más actuales”.
En ese sentido, Florsit actualizó a El rapto de Europa con elementos de la cultura actual, como la ropa y los cortes de pelo de los protagonistas. “Casi siempre me centro en escenas que representan los vínculos, lo cotidiano, la amistad”, dice sobre los elementos que definen a estilo. “Además, suelo dibujar personajes con una anatomía que no representan las proporciones reales. En este caso quise que la obra respetara la misma composición y paleta de color, pero que se viera actual”.

Su propuesta fue una de las finalistas del concurso y recibió uno de los primeros premios en la categoría Amigos Jóvenes. Su trabajo, además, fue expuesto en la sala 6 del museo. “Ya había sido una emoción enorme enterarme que había quedado entre los finalistas, así que cuando me enteré que había ganado un premio fue una alegría tremenda”, comenta.
“Además, le había pedido a una amiga que vive en Madrid que fuera al evento —abrían el museo de noche especialmente para la exposición y además anunciaban a los ganadores— y me dijo en broma: ‘si ganás subo a buscar el premio’. Al ratito me mandó la foto arriba del escenario. Fue una locura”.