"Aprendí a cantar mis canciones"

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SEBASTIÁN AUYANET

Celebrando sus 35 años en la música, Perales se embarcó en una gira que ya recorrió varios escenarios latinoamericanos, y esta noche (21 horas) llega a nuestro Teatro de Verano del Parque Rodó. Con un formato nuevo, donde propone un encuentro en solitario con su público, repasará aquí muchos de los éxitos de su extensa discografía.

Sus canciones se nutren de historias y anécdotas cercanas, simples, que terminan siendo un motor para la creación. Así ha sido la carrera de Perales: un encuentro con el arte nada sencillo de contar cantando, de cantar contando. Y de esa cantera han surgido algunas piezas que se grabaron en ese costado íntimo, que alterna el tono romántico y el de la crónica, del repertorio popular.

Por qué te vas, Y cómo es él, Un velero llamado libertad, Me llamas, América, han circulado por radios y conciertos haciéndose parte del mapa hispanoamericano.

Él se define como un compositor. "Decidí que iba a ser compositor de canciones, pero nunca pensé que iba a dedicarme toda la vida a eso. Las canciones muchas veces están en el aire. Y parecía que me esperaban en ese refugio de Cuenca. Yo nunca hice canciones para hacer un disco, sino que hice un disco cada vez que hubo canciones", contó a El País unos días antes de arribar a Montevideo. En ese camino, asumiendo algunos riesgos al amparo que da la experiencia, se ha replanteado su faceta de intérprete. Para esta gira está revisando su repertorio en solitario (esto es, sin músico alguno). Y como fruto de un proceso de reencuentro y de volver a aprender para no estancarse, ha descubierto una forma diferente de comunicarse que hoy tendrá su prueba montevideana.

- Viene a hacer un show que señaló como "muy sencillo" en el que está solo frente al público. ¿Lo estresa llevar una banda detrás o tener que seleccionar a los músicos o el intento es para salir de lo previsible?

- Bueno, siempre he llevado un grupo detrás y me he encargado de elegir los músicos para un grupo que sigue los arreglos que ha creado un director que también he elegido. En este caso se dio el mismo proceso con la salvedad de que la banda no viene conmigo. Definimos todos los arreglos antes con la intención de que yo pueda cantar las canciones de otra forma distinta a la acostumbrada. Creo que tiene que ver con la curiosidad que para mí tenía hacer esto, por tomar ese riesgo de cambiar. Navegando por ti, mi último disco de estudio, tenía mucho de concepto jazzístico. Entonces, ahora me gustó esta idea más simplista y acústica. Además, los arreglos estaban quedando muy antiguos y esto renovó lo que va a ver la gente. Por suerte, ha sido un acierto, a la gente le ha encantado en todos los recitales, lo cual me pone muy contento.

- ¿Siente que en sus conciertos el éxito es incondicional? En la mayoría de sus recitales usted está condenado al aplauso, tome el riesgo que tome.

- Bueno, puede haber algo de eso, pero el riesgo se toma por otras cuestiones. Yo estaba muy cómodo con mi forma de cantar, mis arreglos, mi repertorio… Y llega un momento en que quieres cambiar y reaprender. De todo esto, lo mejor fue eso: aprendí a cantar mis canciones de nuevo. Es complicado encontrarse en nuevos espacios, nuevos silencios… a mí me daba un poco de miedo, pero el desafío ha estado bien.

- ¿Es una especie de aliciente para seguir en la ruta, entonces?

- Pues yo creo que sí. Algo de eso siempre hay. Yo siempre digo que la gira es la última, que no sé si vuelvo. Y luego me sucede que tengo canciones escritas en casa, que las quiero hacer, y que me quiero encontrar con otras más viejas. Pero lo que es claro es que la línea de un show o disco por venir nunca será la del que estoy haciendo ahora. Podrán venir otras canciones, otras condiciones, otros arregladores, otras letras…

- ¿Dónde se encuentran o se capturan las historias de esas canciones?

- Mira, es un mundo de sensaciones que a uno le sobrevienen y que intenta plasmar. Un día miré en una página de estudiantes del diario El Mundo los mensajes que los chicos escribían y me puse a preguntarme "¿Será que lo escriben aquí por timidez?" Y luego resulta que esas canciones se convierten en Gente maravillosa en el que prácticamente estoy pasando los mensajes que los estudiantes mandaban, en una crónica de eso. Luego la contemplación de un paisaje, algo que me sucede mucho cuando voy a mi refugio en Cuenca. Una vez encontré un pantano y una gente gritando y llorando, una escena tremenda. Se había ahogado un niño que había hecho un barquito, y terminó siendo la canción El pequeño marinero.

- ¿El soporte sigue siendo el mismo? ¿Lápiz y papel?

- Sí, aunque por lo general las sensaciones e imágenes me quedan en la mente hasta poder llegar a algún sitio y escribirlas a mano. Tengo el método construído desde hace muchísimos años.

- ¿Cómo se las arreglaba para escribir y componer cuando hacía el servicio militar?

- En la época de soldado escribí algunas pero no demasiadas. Tenía muchas ya prontas desde años antes. La primera vez que escribí una canción y logré escucharme tocando la guitarra y cantando fue una cosa increíble. Ahí decidí que iba a ser compositor de canciones, pero nunca pensé que iba a dedicarme toda la vida a eso. Las canciones muchas veces están en el aire. Y parecía que me esperaban en ese refugio de Cuenca. Nunca hice canciones para hacer un disco, sino que hice un disco cada vez que hubo un puñado de canciones.

- ¿Por qué nunca grabó un disco de dúos, como varias figuras de la canción en español?

- Nunca me vino esa intención. Creo que en muchos casos eso es algo muy prefabricado, que obedece a una necesidad comercial y muy pocas veces a una pulsión artística de afinidad. Los he hecho con muchos, y entiendo que un genio como Charles Aznavour lo intente con gente con la que tiene afinidad. En mi caso, no haría dúos simplemente por hacerlos.

- ¿Hay algún otro género o estilo que no sea el que usted cultiva que le guste escuchar?

- Me gusta la música en general, pero cuando quiero conmoverme pongo a María Callas. Me gusta muchísimo la ópera, me parece una maravilla. Pero también me considero una persona que escucha mucha radio y que está atento a todo lo que se escucha.

- ¿Qué tanto cambió la forma de escuchar música, ahora que estamos invadidos de audífonos y sitios en Internet?

- Bueno, en mí eso no se ve tanto porque soy muy malo con la tecnología. Con las computadoras y los teléfonos móviles me llevo fatal, no se cómo funcionan. No sé ni mandar mensajes. Luego que quien pueda acceder a esa música porque lo domina más me parece estupendo. Hace tres días di un concierto en La Rioja y fue mucha gente, que cuelga mis conciertos, se los baja, se entera de que toco allí, hay gente joven que me conoce, está muy bien. Yo creo que esto evita muchos intermediarios y eso hace que la música llegue a más personas.

"Ahora me gustó esta idea más simplista y acústica (...) a la gente le ha encantado".

"Me gusta la música en general, pero cuando quiero conmoverme pongo a María Callas".

La comodidad de un viaje liviano

Tantas décadas en la profesión, grabando discos y en giras, pueden conducir al cansancio, al desgaste. Es el tiempo y sus inevitables huellas. Pero, ¿qué pasa con Perales? ¿Es más pesado ahora que antes enfrentar un tour?

"Yo creo que nunca me he quemado mucho en giras, sino que las he hecho cuando realmente quería", confiesa sin dar muchos rodeos. "Entonces, venirse de viaje hasta aquí así de liviano, a reencontrarte con gente que canta tus canciones, es impagable. Y el tiempo libre es impagable".

Todo es una cuestión de actitud. "Ahora estoy en Comodoro Rivadavia, en un día completamente gris, de esos que usaría para escribir. Estoy de frente a un mar igual de gris, es muy bueno y no me aburre. Mi mujer me visitó unos días en el Caribe para que no extrañara tanto y ahora me queda el resto de esta gira, muy larga pero muy reconfortante.

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