Alfredo Goldstein estrena hoy en El Galpón "Maté a un tipo"

Teatro. Esta noche llega a la Sala Atahualpa un texto de Daniel Dalmaroni

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CARLOS REYES

Un crimen ocurrido en circunstancias casuales y sus efectos en el ámbito familiar. Sobre ese eje gira "Maté a un tipo", que hoy se estrena en El Galpón, con texto del argentino Daniel Dalmaroni dirigido por Alfredo Goldstein.

Esta comedia negra fue escrita en 2004, buscando trabajar sobre los conflictos familiares, tema que se repite en este escritor. Editada, y distribuida también en España, fue sumando versiones a uno y otro lado del Atlántico, hasta superar la veintena. También cosechó premios, como el Argentores-Estrella de Mar 2008. Paralelamente, el libro pasaba a manos de Goldstein gracias a la crítica argentina Ana Seoane.

"Me pareció muy atractivo el trabajo que el autor hace de la familia, trabajando sobre cómo un hecho aislado empieza a romper la cotidianidad", comentó el director a El País, agregando que en las obras de Dalmaroni suele haber un secreto, sobre el que corre la trama.

Un hombre mata a otro porque le sacó el turno en el cajero automático. Se lo va a contar a su esposa, quizá sin considerar la desproporción que hay entre esas dos formas de violar una norma social. "A partir de esa ruptura, se empieza a generar todo el conflicto ético en la familia, que aborda la impunidad pero también la complicidad familiar, y cuál es el límite de los sentimientos. Y esa primera muerte genera una serie de situaciones, en las que la muerte pasa a convertirse en una costumbre".

La mirada del autor complementa los conceptos de Goldstein: "Se habla mucho en estas últimas épocas de `familias disfuncionales`. En realidad, yo parto de una teoría propia (algo berreta, por cierto) de que toda familia es disfuncional por naturaleza, porque está sostenida por secretos, ocultamientos, mentiras, pero también en irracionales mecanismos de incondicionalidad. Todo esto con el solo objeto de sostener a la familia. Si esos secretos salieran a la luz, si no existiera esa incondicionalidad, probablemente esas familia se destruirían", comenta Dalmaroni.

El autor, que hoy llega a Montevideo para asistir al estreno, conversó con el director sobre el montaje, aunque aclara que jamás se mete en las decisiones artísticas de un elenco al que decido darle la autorización para montar un obra. "Doy libertad absoluta para que un director plasme su visión de mis materiales. Por otra parte, si hiciera lo contrario ¿quién dijo que yo soy quien mejor sabe cómo se dirige una obra mía? Confío plenamente en él y en el maravilloso elenco que tiene".

Echando mano a esa libertad de acción, Goldstein buscó evitar las exageraciones. "Esta es una obra que tiene el peligro de caer en la astracanada: se corre el riesgo de llevar al límite el estilo actoral, puesto que permite una serie de libertades que sacan a la obra del control que tiene que tener. Por eso hemos trabajado con la naturalidad máxima, para que el choque de lo que pasa sea efectivo".

El dramaturgo argentino, que utiliza muchas frases hechas y lugares comunes como parte de su estética, dio a Maté a un tipo una estructura de espejos que en alguna medida la puesta intentará reflejar. Escasos elementos escénicos, acentuados por colores fuertes, enmarcan este trabajo de dirección que tiene entre sus protagonistas al baterista Mario Semiglia, quien ejecuta en vivo la música de Fernando Ulivi.

"La batería le da, desde el punto de vista de la tensión, el voltaje de la obra, contribuyendo a la violencia que el texto tiene: es como si fueran rounds de una pelea. Es una forma de servir al actor de un modo diferente, y desde el punto de vista dramático, la música en vivo puede integrarse al espectáculo para apoyar cinematográficamente la obra. El aporte no está sólo en los intermedios, sino que sigue la evolución de la acción y la tensión de los diálogos", remata el director.

Interpretada por Héctor Guido, Alicia Alfonso, Arturo Fleitas y Victoria Césperes, con escenografía y vestuario de Hugo Millán, Maté a un tipo va de viernes y sábados a las 21 horas y domingo a las 20 horas.

El dramaturgo argentino Daniel Dalmaroni y su realismo delirante

Nació en La Plata en 1961, pero vive en Buenos Aires, donde sus obras fueron estrenadas por directores del prestigio de Villanueva Cosse y Lía Jelín. Daniel Dalmaroni es un dramaturgo, guionista y narrador que se considera huérfano de padres literarios, hecho que él atribuye a la dictadura argentina. "Mis referentes son autores de los años `60: tomé de ellos el realismo, pero me inscribo más en una zona que el crítico Jorge Monteleone define como `costumbrismo delirante`. Cuando mencionaba a los "abuelos", me refiero concretamente a Roberto Cossa, Tato Pavlovsky, Ricardo Monti, pero también a Copi".

Sobre el proceso de escritura, el autor confiesa que parte de una imagen. "Esa imagen no sólo es visual, sino auditiva, olfativa, tiene texturas. A partir de ella, inicio un proceso como de decantación. Recién cuando creo que esa imagen puede ser realmente generadora de un texto, me siento frente a la máquina a escribir. Escribo en cualquier momento. No tengo disciplina alguna, porque además, escribo distintos formatos (teatro, narrativa, televisión y radio) y algunos tienen términos contractuales y plazos y otros no. Los temas no aparecen. Aparecen imágenes. Descubro el tema una vez que la obra ya está casi terminada. A veces, incluso, mucho después".

También director teatral, este artista ha puesto en escena más de 20 obras, entre las cuales solamente hay una de su autoría. Sobre esa experiencia de dirigir un texto propio, Dalmaroni volverá próximamente, para estrenar en abril del año que viene, en el Teatro del Pueblo, su segundo montaje de una obra suya: El secuestro de Isabelita.

Sin embargo, como dramaturgo prefiere no mezclar los roles. "Cuando escribo no pienso en el escenario teatral. Pienso en escenarios naturales. Si la obra se desarrolla en una cocina, no pienso en "patas", practicables, escenografía. Pienso en una cocina real, verdadera. En la cocina de esa casa donde están esos personajes. El problema del escenario teatral se lo dejo para el director".

A partir de hoy el teatro de Dalmaroni queda incorporado a la cartelera montevideana, por medio de una compañía que él destaca especialmente. "Es para mí un orgullo que la obra la lleve adelante El Galpón. No tengo que decirle a los uruguayos lo que significa El Galpón y la figura legendaria de Atahualpa Del Cioppo no sólo en su país, sino en Latinoamérica".

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