FERNANDO MANFREDI
Jordi Savall es la gran figura de la música antigua a nivel mundial. Junto a su grupo Hesperion 21 se presentan hoy a partir de las 19.30 en el Solís dentro del ciclo 2008 del Centro Cultural de Música.
No es la primera vez que el músico catalán llega a nuestro país, pero quizá sea la primera en que viene precedido de una fama internacional que en los últimos años no ha hecho otra cosa que acrecentarse. En su primer recital aquí estuvo con su Hespérion, la formación que lo acompaña desde hace muchos años y en la que militan excepcionales intérpretes.
Desde 1965 Savall navega en el mar de la música antigua, "Ha sido una experiencia maravillosa. Desde que nos dimos cuenta de la importancia de rescatar este magnífico patrimonio, lo que más disfrutamos es que el público joven y el público en general se ha interesado vivamente en estas músicas que se han convertido en muy populares", refiere el estudioso al marcar el resultado de este trabajo de rescate.
No es para menos, muchas de estas piezas tienen esencialmente una gran vitalidad y una gran emoción, pero además el compositor en esas primeras épocas estaba muy cercano a la gente. Es más que notorio que el empleo de aires populares era una costumbre normal. Esto sucede hasta con la música sacra. "Es interesante el efecto", expresaba Savall a El País. "Se trataba de músicas nuevas pero que "parecían conocidas". Algo de eso podrá disfrutarse en el programa que el conjunto trae. Por ejemplo, se escucharán villancicos del siglo XVI, pero que suenan muy vigentes por la riqueza de sus improvisaciones y sus armonías.
Pero el aspecto más atractivo de la presentación de hoy es el de la interpretación. ¿Cómo se logra saber cómo se interpretaban estas obras? "Con trabajo, investigación y talento -responde el músico- pero si se pudieran marcar las medidas, si fuera en cinco partes, tres serían de trabajo y dos de talento". Dicen que sin conocimiento no hay libertad y la libertad con que Savall y los suyos abordan la música antigua está en función de lo profundo que conocen sus materiales. En la medida en que se conoce cómo esta música fue compuesta es posible aproximarse a las ideas del autor.
Otro elemento esencial en el espectáculo de Hesperion son los instrumentos que tocan. Savall desde un comienzo contó con instrumentos de época que fue restaurando y conservando, aunque en la actualidad, la movida provocada por sus trabajo ha posibilitado la existencia de artesanos que reproducen las técnicas de fabricación originales y así han salida violas da gamba, vihuelas y clavicémbalos. La consecuencia de todo esto es que se han cambiado las actitudes del público, al punto que la música antigua adquiere un carácter casi revolucionario, porque obliga al oyente a reflexionar sobre la historia, las personas y las épocas.
Esta recuperación de la memoria es vital, en particular cuando se habla del patrimonio hispanoamericano. "En especial -señala Savall- hemos conseguido que un repertorio que era aparentemente elitista, reservado para la nobleza haya llegado a todos sin excepción".
Sobre el hecho de que algunos grupos de música rock hayan empleado algunos aires de tiempos pretéritos, señala que "En cierta forma cuando interpretamos música de Juan del Encina, las chaconas u otras danzas, estamos haciendo la música rock de la época. Es imposible sustraerse al carácter popular de muchas de estas obras caracterizadas por su ritmo y vitalidad". Pero también muchos de estos trabajos aún hoy suenan muy vanguardistas para el momento en que fueron creados. Sobre este aspecto dice el intérprete: "Algo que tendemos a olvidar es que los creadores, desde la Edad Media hasta Mozart eran notables interpretes y además grandes improvisadores, lo que les permitía tener una capacidad de fantasía ilimitada".
Cuando el hijo de Antonio Garzón, que fue el organista y compositor más importante del renacimiento español, durante el reinado de Carlos V) editó sus partituras dijo: "estas páginas son como migajas que han caído de la mesa del gran improvisador".
El programa que esta noche ofrecerá el conjunto Hesperion XXI hace referencia al encuentro cultural que se dio entre la vieja España y el Nuevo Mundo. "Tratamos de hacer un puente musical -comenta- Recordemos que por entonces, la gente simple, los marineros por ejemplo, debían cantar y tocar un instrumento, sino no había quién les proporcionara música. Entonces es dable imaginarse que antes que lingüístico el diálogo entre las civilizaciones fue musical". Unos cincuenta años después que retornaron las carabelas de Colón, en España aparecen de improviso muchas arias y variaciones que no existían antes. Y en 1600, cuando Lope de Vega habla de la chacona dice "está tan amulatada de nos viene de la Indias... Desgraciadamente -concluye- los conquistadores estaban tan obsesionados por imponer su religión, que no se dieron cuenta de las cosas que estaban destruyendo. Es una pena que hasta el momento ninguna autoridad española haya pedido disculpas por ello".
Casi como una estrella de rock en la música antigua
De él han dicho que "es lo más parecido a las estrellas del rock que tiene la música antigua", aunque este término lo evita, toda vez que habla al acerca de este género musical. Tiene seguidores por todo el mundo. Desde hace más de 30 años es rescatador de la música histórica, como por ejemplo sucedió con la banda sonora del filme Todas las mañanas del mundo (Alain Corneau, 1991) que, recopilada e interpretada por Savall y sus músicos, sigue siendo un fenómeno de ventas. Fundador de tres formaciones musicales: Hespèrion XXI, La Capella Reial de Catalunya y Le Concert des Nations, su repertorio abarca desde la Edad Media al siglo XIX. Embajador excepcional de la música antigua, se le reconoce haber recuperado partituras del siglo XIII, redescubierto instrumentos olvidados y fomentado que los músicos del Mediterráneo beban sin miedo de sus propias raíces. Savall, además de musicólogo y director, es especialista en la viola de gamba, de la que es considerado por la crítica como un gran intérprete. Su discografía supera el centenar de grabaciones, por las cuales ha recibido más de cincuenta premios internacionales. Desde 1998 edita sus discos en su propio sello, Alia Vox.
Fiel a los textos pero a la vez firme defensor de la espontaneidad, su arrolladora personalidad le lleva a asumir riesgos, siempre desde el conocimiento profundo de lo que tiene entre manos. El objetivo es hacer revivir la música en el presente, no pretendiendo una mera reconstrucción del pasado. Además de Tous les matins du monde, intervino en la música de El pájaro de la felicidad, de Pilar Miró, Jeanne la Pucelle I y II: Les batailles, de Jacques Rivette, Hosszu alkony, de Attila Janisch, Marquise, de Vera Belmont y Secret defense, de Jacques Rivette.
La razón de un nombre que define un estilo de vida
Hesperia, la palabra sobre la que se bautizó a la agrupación que acompaña a Jordi Savall fue el nombre dado a las dos penínsulas más occidental de Europa: la italiana y la Ibérica (en griego `Hesperio` significa "de una de estas dos penínsulas"). Hesperio también fue el nombre del planeta Venus, cuando aparecía por el oeste en la noche. Unidos en un propósito común, el estudio y la interpretación de música antigua sobre la base de nuevas y actualizadas premisas y fascinado por la inmensa riqueza de los hispanos y europeos repertorio musical anterior a 1800, Savall, Montserrat Figueras, Lorenzo Alpert y Hopkinson Smith, crearon en 1974, el conjunto Hespèrion XXI. El espíritu que caracteriza al grupo hasta el día de hoy ha sido la forma ecléctica en la que han hecho sus elecciones artísticas. Esto les ha permitido interpretar un número importante de piezas medievales españolas, así como del renacimiento inglés, el barroco y la música cortesana. Piezas de Dowland, Tye, Coprario, y otros de autor anónimo, o más conocidos.