Creo, sin miedo a sonar cursi, que John Lasseter es un visionario. Es el Walt Disney de nuestros tiempos, un tipo que ve las cosas con los ojos de los niños", explica Dorothy McKim, veterana productora de la Disney y encargada de la nueva animación de la firma: Meet the Robinsons (La familia del futuro, en nuestro país). Pixar, empresa que Lasseter dirige en el área creativa y que está asociada a los estudios Disney, también está tras el proyecto. Para McKim, un aspecto saliente de esta nueva historia coproducida es que "salió del corazón" de Stephen Anderson, su director. "Fue muy excitante ver cómo la historia se fue desarrollando en nuestro equipo en un período de ocho meses. Stephen conectó inmediatamente con el espíritu de la historia ya que tiene muchas cosas en común con Lewis, el personaje principal". Una de las más importantes es que Anderson, al igual que el personaje, es huérfano. "Tenía la historia tan clara en su cabeza que fue muy sencillo para él manejar el equipo de producción. La razón por la que queríamos trabajar con él es la pasión que pone para hacer las cosas. Y John (Lasseter) le dio mucho espacio, como suele hacer siempre con los directores que trabajan con él. Los deja hacer SU película y no la de la compañía".
El film, estrenado el pasado 30 de marzo en nuestro país, nos sumerge en un mundo futurista pero siempre pensado desde los ojos de un niño. La historia comienza cuando Lewis, un chico de 13 años que se dedica a inventar cosas, crea el "Memory Scanner", que tiene la facultad de recuperar recuerdos perdidos y olvidados. Lo hace para conseguir los de su madre, a quien nunca conoció. Una vez que crea la máquina, el malvado Bowler Hat Guy , quien quiere arruinar la vida del niño por motivos no del todo claros, le roba la máquina en una feria de ciencia para adjudicarse su creación. Ahí es cuando Wilbur aparece de la nada y le propone un viaje al futuro. Allí conocerá a los particulares Robinson. "Esa familia es un grupo de personajes chiflados que piensan que debes hacer lo que te haga feliz. ¿Querés usar tu ropa al revés? Hacelo. ¿Querés dispararte desde un cañón? ¡Hacelo!", explica el propio Stephen Anderson. Y continúa: "La idea tras esta película era acercar una cuestión universal como lo es la de las adversidades y su superación a los más chicos en un lenguaje que fuera tan entendible como para un adulto".
las animaciones. Según Anderson, lo que se buscó a la hora de producir las animaciones fue un balance entre lo "real" y lo "dibujado" que tenía que ser cada personaje. Cada uno de los componentes de la historia pasó por ese proceso de discusión en el que se resolvían los matices hacia uno u otro lado. "Con personajes como Wilbur o los propios Robinson fuimos bastante más libres porque queríamos hacerlos más flexibles. Que fueran más `cartoons` que otros personajes, porque forman parte de ese mundo nuevo al que se mete Lewis. Incluso el villano de la película también fue trabajado más como `animado`. Para diseñarlo, pensamos en personajes de otras películas, como por ejemplo Mr. Bean (Rowan Atkinson), El Acertijo (Jim Carrey en Batman eternamente) o John Cleese en las series de Monty Python. Fue uno de los personajes con más desarrollo en ese sentido. No hay nada ligero en él. Si está feliz, realmente lo está: aplaude y su cara se hace verdaderamente grande. Si se enoja, las venas se le saltan del cuello. Todo es parte de la atmósfera que queríamos darle a la película: que te lleve a un lugar donde nunca estuviste".
Para la creación del mundo al que Lewis llega, la clave fue "mirar con ojos de niño", según el director. "Cuando uno es chico no se imagina el futuro en términos de grandes metrópolis atestadas de gente y edificios. El futuro se trata de grandes cielos azules y autos voladores que circulen allí... todo es un espacio abierto. Tenemos veredas que se mueven... el diseño de la ciudad es muy curvado, con formas únicas, gente viajando en burbujas... Quiero decir... ¿quién no querría estar viajando en una burbuja gigante, en vez de hacerlo en un auto ruidoso?".
Quizá Lasseter y los suyos estén ocupando el lugar vacante que dejó Disney, pero ¿le gustaría al propio Walt Disney la animación de hoy en día? McKim no lo duda: "Él fue un visionario y creo que este presente es algo que vislumbró en su época, de hecho muchas de las cosas inventadas por él aún siguen estando".