Luego de un año exitoso para él, donde cambió de banda y se reencontró con lo mejor de su música a través de su disco "Influencia", Charly comenzó el 2003 con todo. Fue glorificado en el Festival de Viña del Mar y poco después la industria de la música argentina lo catapultó como "Rey" por segundo año consecutivo, algo que no le importó mucho. Ahora volverá a ser protagonista, cuando el próximo martes en el Teatro de Verano ofrezca un show único junto a Ruben Rada y el trío Fattoruso.
En entrevista exclusiva con SABADO SHOW, y desde la comodidad de su hogar (ver recuadro), el hombre del bigote bicolor habló de todo: cómo será compartir escenario junto a la familia Fattoruso, el nuevo material y la posibilidad de que en él participe Keith Richards (legendario guitarrista de los Rolling Stone), su eterna condición de hombre de rock, la negación a "transar" con Mambrú en la entrega de los Premios Gardel y más.
—Los Shakers fueron un grupo que marcó parte de tu juventud, ¿te vas a emocionar cuando estés compartiendo escenario con los Fattoruso?
—Seguramente, sucede siempre mediante invitación de terceros, pero yo cuando fui a tocar allá también los invité. Creo que debe ser lindo y un poco incómodo tener que tocar y que sepan las canciones de mucho tiempo atrás. De todas maneras, cada vez que me cruzo con Fattoruso, que son poquísimas veces, siempre me pongo en el papel de admirador por esas cosas de la adolescencia que no se pierden nunca. Cuando uno es fan de alguien, lo es toda la vida. Hace un tiempo tocamos en Buenos Aires una improvisación de un tema de los Beatles y creo que tenemos muchísimas cosas en común, una musicalidad muy especial. Los Beatles, obviamente, son el punto de contacto porque fue la explosión que nos tocó a los dos en esa época, pero después, cada uno en lo suyo, seguimos caminos bastante parecidos.
—¿Te ves cantando una canción de los Beatles junto a ellos?
—En lo último que estoy haciendo agarré una canción de Los Beatles, que nunca salió por ellos sino por un dúo, e hice un temita con eso. Pero dejando un poco a Los Beatles de lado... para mí en la época los Shakers eran como los Beatles, eran uno de mis grupos favoritos a nivel internacional.
—Estás en plena grabación de tu nuevo trabajo...
—Hay una aproximación... yo nunca me separé de mi estudio portátil pero empecé a hacer algunas sesiones en algunos estudios analógicos para grabar con los chilenos como si fuera en vivo y después llevarme a casa esa cinta y transferirla a mi grabador y hacer los arreglos sobre eso. La verdad que estoy muy contento, empezó con todo. La primera canción son tres canciones enganchadas y tienen un clima muy especial, bastante de guerra, tienen algo de Irán, un hindú canta por ahí... están muy buenas. Estas primeras canciones hablan de gente que tiene rehenes, de rehenes, todas cosas que en un clima de guerra se ponen más actuales.
—¿Va a participar Keith Richards en el disco?
—Va a ser un logro mío seguramente, yo soy amigo de él, obviamente no lo llamo todos los días, pero lo más complicado sería el arreglo con los sellos y los contratos, todo eso. Todo va a salir bien... si no me dan ganas de sacar antes el disco, porque está bastante avanzado y cuando uno tiene algo que es actual lo quiere largar, pero creo que va a ser como yo lo quiero. Es una súper idea, Keith Richards es como una especie de doble mío o yo de él, creo que tenemos en común desde las manos dobladas por tocar tanto hasta el aguante y la disciplina. Aunque mucha gente nos vea como personas caóticas... el tipo nunca faltó a un show y yo tampoco. Creo que en su forma de cantar, aunque lo hace poco, tiene un inglés muy de New York, de negros, cosa que yo hago una analogía con el rock de acá que tanto le debe al tango y a la villa.
—¿Por qué no fuiste a la entrega de los premios Gardel?
—Porque yo soy rockero y desde siempre, por tradición y por convicción, el rock trató siempre de estar en contra de la música comercial, reclamando un poco más de honestidad... todo lo contrario de Mambrú, por ejemplo. Yo sabía que iba a estar todo ese entorno, la industria y todo eso y no es mi asunto. No quiero prestigiar yo con mi presencia una cosa que era muy Mambrú. Yo soy roquero, no transo.
—El dicho popular marca que cuando alguien se destaca en una actividad se le diga que "es Gardel". ¿Sos Gardel?
—No, yo soy Charly. Gardel lamentablemente está muerto. Si lo querés poner así como un elogio, bueno lo acepto de buen grado, pero tampoco me gusta ser otra persona. Por un lado siento que me lo merezco, pero le han dado el Gardel a tantos tipos que ni saben cantar que no sé si a Gardel le gustaría mucho estar asociado con Mambrú.
—¿Creés que el rock está desvanecido y que a toda la música se le otorga ese rótulo?
—La palabra pop ya está súper utilizada, pensá que en una época, pop eran los Beatles. Los argentinos ya carecen de originalidad, o sea, las palabras son cada vez más iguales. Por ejemplo, todo es genial pero cuando aparece algo realmente genial no saben qué decir. Igualmente en estos momentos estoy un poquito más preocupado por la guerra que por pelearme con mis colegas, o sea, una cosa es el chusmerío y nunca estuve de ese bando.
—Hace un año comenzaste una campaña para que tus fanáticos te donen un millón de dólares, en la que le pedís a cada uno de ellos que ponga un dólar en una cuenta a nombre tuyo...
—Están ahí en Uruguay, tengo ahí la cuenta (risas).
—¿Por qué tomaste esa decisión?
—Es un acto de terrorismo intelectual, o sea, a veces me siento un rehén en mi propio país y me parece que después que te han dado todos los premios que se te pueden dar también te podrían dar algo de plata (risas). Creo que durante mucho tiempo yo fui como un nene y todavía hay mucha gente que dice "se portó bien, se portó mal, es un genio, es un idiota". Sea lo que sea, cuando me embole mucho junto un palo verde y me voy.
—¿Te vas por la situación del país?
—No es la situación del país, lo hago un poco por mi situación personal y porque creo que no estoy cuidado lo suficientemente como debería. Cualquiera me hace un juicio, el mismo Estado me hace cosas, pago unas cuentas increíbles. No soy lo que se dice un economista, pero siento que se han abusado de mi nobleza y todo el mundo dice que di, di, di, bueno ahora quiero que me den algo. Realmente tengo total conciencia de quién soy y me parece que Maradona se tuvo que ir, yo no quisiera irme pero estoy avisando, estoy avisando que no todo es gratis en la vida. Si a vos te ponen en los colegios a la mañana, te usan como la bandera, de patriota, de esto y cuantas cosas más, bueno, quiero tener respuesta, o sea, para algunas cosas soy un patriota y para otras soy un loco. Es una cuestión de ubicación, soy muy famoso y pobre. Con esto no intento hacer un reality show ni nada parecido, son ideas que pueden llegar a ser realidad, más que nada son ideas y las comparto porque considero que es mejor tener una relación directa con la gente y no dar vueltas.
—Haciendo referencia a canciones tuyas, ¿se puede decir que te siguen pegando abajo los dinosaurios de siempre?
—No, la tiranía del anonimato con que a veces se maneja la masa puede ser tan jodida como la de tres tipos que tienen un comando militar. En lo social y en lo económico puede ser. Yo mismo, que se supone soy una súper estrella, tengo que hacer malavares para poder estar al día, imaginate la gente más pobre. Yo, gracias a Dios, toco el piano y consigo una Coca-Cola, pero creo que el problema es cuando uno realmente no hace nada. Hay gente que no se le dan las posibilidades y hay otra que no tiene ganas, y esa gente es la que me parece entorpece al resto del país. No solamente me parece que es una cuestión de votar a uno u otro, sino que es contra una mentalidad. El hartazgo que yo tengo es más que contra un uniforme o un político, es contra un estilo de vida, quizás la "viveza argentina" pueda ser un ejemplo. Hay otros tipos que salen con cacerolas a las calles, yo por lo menos me quedo en casa (risas).
—¿Te sentís más cerca de la muerte?
—Mmmmm... y obvio, pero según mis cálculos hay que meter una pildorita unos días antes que me muera y no me voy nunca (risas). No es algo súper lejano pero el tiempo es el tiempo.
Hola, ¿está Charly?
Los horarios de trabajo se trastocaron en pos de un solo objetivo: conseguir la entrevista con Charly García. Ninguna novedad es que Charly es un personaje un tanto difícil, complicado... en fin. A la hora de hacer la entrevista, él responde con total franqueza, como es su costumbre; sin embargo, lo más difícil es encontrarlo para poder hacerle las preguntas. SABADO SHOW estuvo una semana detrás de sus pasos sin encontrar respuesta. Los motivos fueron diversos.
Por razones que sólo obedecen a la "religión" Charly García, siempre debíamos llamar después de las 19 horas. La primera vez que intentamos el contacto, Charly estaba deprimido, por tanto, y por el bien de ambas partes, decidió no atendernos. Al otro día no tuvimos suerte dado que simplemente él no tenía ganas. Por tercera vez volvimos a intentarlo, pero Charly estaba durmiendo y nos cortó bruscamente el teléfono; cuando recuesta su cabeza sobre la almohada no hay quien se atreva a levantarlo. El hombre del bigote bicolor dedica sus horas nocturnas a grabar sus nuevos temas, mientras que durante gran parte del día reposa en su cama. Finalmente, a través de un intermediario, nos enteramos que en realidad no estaba durmiendo sino que ese día había "pegado" una canción nueva y cuando eso ocurre todo el mundo que rodea a Charly pasa a ser una simple anécdota.
Cuando finalmente logramos hablar con él nos pidió diez minutos ya que no estaba pronto. Una vez cumplido el plazo acordado lo volvimos a llamar pero no fue él quien nos atendió, sino su prima que nos explicó que Charly estaba encerrado en su cuarto con una chica. Nada podíamos hacer más allá de respetar el momento solemne de Charly. Cuando ya temíamos por el éxito de esta empresa, volvimos a intentarlo. Nuevamente nos atendió su prima, pero ahora decidió interrumpir a Charly, tocó su puerta y le explicó que era por la entrevista para Uruguay. Ahora sí está dispuesto, recostado sobre su cama atiende a SABADO SHOW. Es Charly, tómalo o déjalo.
Gerardo Minutti