La comunicadora argentina Romina Seferian con pasado en Polémica en el bar, Pasión de sábado y otros programas de la pantalla argentina, está radicada en Uruguay desde 2019. Un año antes, vivió un intenso (aunque breve) romance con Javier Milei, el economista liberal que asoma como candidato con chances de convertirse en presidente de Argentina.

“Me enamoró de él su inteligencia y sabiduría. Me quedé con ganas de conocerlo más. Era muy divertido también”, asegura. Agrega que tiene planes de trabajar en los medios de Uruguay, un país que le fascina. “Me encanta la energía positiva de los uruguayos”.

—¿Por qué eligiste Punta del Este para vivir?

—Por la paz, la tranquilidad. Punta del Este me parece el mejor lugar del mundo para vivir. Llegué hace cinco años y espero quedarme mucho tiempo más. Me encanta también la energía positiva de los uruguayos.

—Has trabajado como modelo y como comunicadora en varios medios en Argentina. En los últimos días cobró notoriedad tu historia de romance con Javier Milei, de hace unos cinco años. ¿Cómo lo conociste?

—Yo estaba trabajando en Polémica en el Bar y él había ido como invitado. También nos cruzamos en otros medios porque él era un economista que hablaba mucho de negocios, de emprendedores. Nos cruzábamos mucho. Él consiguió mi contacto y empezamos a hablar. Los dos teníamos mucho en común por el lado emprendedor. Soy diseñadora y tengo una marca, entonces teníamos cierta química por ese lado. Un día me fue a buscar a Polémica en el bar. Salimos y me invitó a tomar el té a un hotel boutique, que estaba en Palermo Soho. Había tipo cuatro confiterías cercanas y justo elige la del hotel boutique. Medio polémico de entrada.

—¿Cómo siguió el vínculo?

—Hablamos un montón e hicimos algunas cosas juntos. Él me ayudó con el tema de mi marca, que se hizo internacional y llegó a Estados Unidos. Por ese entonces, él estaba creando su partido y también yo le di una mano. Yo estaba con un tema mediático (un problema con Ricardo Darín) entonces iba mucho a los programas y a veces iba con él. Te diría que era más conocida que él en ese momento.

—¿Cuánto duró el romance?

—Tres meses. Me enamoró de él su inteligencia y sabiduría. Y te diré que me quedé con ganas de conocerlo más. Era muy divertido también.

—¿Por qué terminó? ¿Era muy intenso?

—Sí, muy intenso. Pero terminó porque después apareció en la TV bailando una canción con Daniela Mori. Después se lo vinculó incluso a Moria Casán. ¿Qué onda? No entendía mucho y dejamos. De todos modos, el vínculo siguió y cada tanto nos seguimos escribiendo.

—¿Cómo lo definirías como persona?

—Me parece súper recto, buena persona, inteligente. Pero cuando se enoja, arde Troya.

—¿Te sorprendió el nivel de votación que tuvo Milei en las PASO?

—Yo creo que ni él se imaginaba el nivel de votación que tuvo. Yo lo veía más como economista, con una visión interesante sobre los negocios. Nunca hablamos de la posibilidad de que sea presidente. Me sorprendió sí, al igual que todo el mundo. No lo anticiparon las encuestas.

—¿Crees que sería un buen presidente para este momento de Argentina?

—Sí. Creo que puede ser un buen presidente. Yo le daría una oportunidad para ver cómo se maneja. Creo que es muy sabio y que se va a manejar muy bien frente a la dificultad que conlleva llevar adelante un país, más con la complejidad de Argentina.

—¿Cuáles son tus planes?

—Estoy analizando algunas propuestas de trabajo, algunas más interesantes que otras. Me encantaría trabajar en los medios en Uruguay. Me gusta cómo son, los uruguayos. Aquí se vive con más calma. Pero bueno veremos. El hombre propone y Dios dispone.

—En tus redes sociales te definís como de “Jesús”. ¿Sos creyente?

—Sí, tengo una relación con Dios: oro, ayuno y trato de acercarme a esa espiritualidad. Me congrego en una iglesia evangélica en Punta del Este que se llama Manantial de vida y en Argentina soy parte de Rey de Reyes.

—¿Esa espiritualidad viene por el lado familiar o nació en ti?

—Fue más bien un camino propio. Mi abuela era católica y me llevaba a la Iglesia; fui al colegio armenio y me crié con la Biblia pero no me sentía en la Iglesia Católica que tenía una relación tan profunda con Dios. Un día acompañé a una amiga una iglesia evangélica y me enamoré de Jesús. Cuando me separé y estaba en Punta del Este, muy sola, encontré en la fe sentido en muchas cosas. En la soledad me acerqué mucho a Dios.

—¿Conociste al perro Milei, del que tanto habla?

—No, pero hablamos mucho del vínculo con las mascotas. Él tiene una relación más allá de lo físico con su perro Conan. Mi apreciación es que confía más en los perros que los seres humanos. Me encanta el amor que él tiene por los animales. Es una persona que tiene mucho corazón, porque también tuvo una vida un poco complicada.

—¿Era de abrirse y contar cosas de su vida?

—Algunas cosas me contó. Pero tampoco nos dio el tiempo para demasiado.

—Ahora trascendió un romance con Fátima Florez. ¿Qué opinás de esa relación?

—Yo no creo mucho. Me parece que es para tener más notoriedad.

—¿Cómo fueron tus comienzos en los medios?

—Empecé como modelo, vinculado a lo deportivo. Hacía sesiones de fotos, a veces con mucha piel. Fue una etapa. Ahora trato de ponerme límites y cuidarme porque sé que me encanta todo lo artístico, pero prefiero cultivar más la comunicación desde lo periodístico no desde tanto, desde el lugar de modelo. Fue todo muy rápido. En 2010 empecé con aquellas fotos y publicidades.

—¿Te gusta el fútbol?

—Sí, soy embajadora de Deportivo Armenio y en Uruguay soy hincha de Peñarol. Me parece el equipo que más representa a los uruguayos. Cuando estoy en Montevideo voy al estadio a verlo. Me encanta.

—¿Cómo definirías tu situación sentimental en la actualidad?

—Estoy conociendo a alguien. Es uruguayo. Es un hombre público, pero no político. Muy conocido.

—¿Qué diferencia a los hombres uruguayos de los argentinos?

—El uruguayo es más estructurado, lo que no está mal. El hombre de Argentina es más liberal.

—¿Tenés vínculos familiares con Uruguay?

—Sí, mi abuela nació en El Cerro. Tenía un almacén. Mi abuelo fue editor y librero y trabajó mucho en la región. Conoció a mi abuela en Montevideo y luego se fueron a Argentina y también vivieron un tiempo en Chile. De hecho, en Chile todos me conocen por mi abuelo y su editorial. Punta del Este lo conocí en 2019. Increíblemente, nunca había estado. Pero apenas pisé el lugar, me enamoré.