Quién es Matías Bottero, el youtuber sin filtro que hace humor con las tragedias de los famosos

El creador de contenido reúne un millón y medio de suscriptores en You Tube. Recibe celebridades en su ciclo de entrevistas "Entre dos Suculentas" y les hace preguntas sobre su vida repletas de humor negro.

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Matías Bottero en Montevideo.
Bottero llegó a Montevideo convocado por Jackson Bar.
Foto: Estefanía Leal

Matías Bottero, de 28 años, sienta a Federico Bal frente a él. Prende la cámara y le hace preguntas llenas de humor negro sobre el cáncer que superó, sus recurrentes infidelidades y los supuestos chats explícitos con Florencia De la V. El actor soporta con cara de circunstancia y se le escapa alguna sonrisa. Así es el formato de Entre dos Suculentas, la “peor entrevista de tu vida” que realiza el youtuber argentino y que supera el millón de reproducciones en cada video. Antes de incomodar famosos cara a cara, se burlaba de ellos en La Basura Semanal, un ácido resumen que lo convirtió en un fenómeno de redes, que le valió dos juicios (uno de More Rial y otro de Cintia Fernández) y que abandonó cuando su popularidad lo llevó a cruzarse en persona con las mismas celebridades de las que se burlaba en internet.

Llegó por primera vez a Montevideo semanas atrás convocado por Jackson Bar, donde realizó un acto de presencia. Fiel a su estilo irreverente se preguntó al otro día en Instagram si realmente el local creía que iba a sumar público por llevarlo a él. Además de asistir al boliche, el youtuber paseó con su novia por la Rambla y fue a pasar el día a Punta del Este. Bottero cuenta que es alguien que disfruta del tiempo en familia, con su novia, y que se "pone mal" cuando se entera que uno de sus chistes afectan a la víctima. Al momento de posar para una producción de fotos, confiesa que le cuesta sonreír. Sobre el fenómeno de sus entrevistas en internet y el camino que lo llevó a convertirse en uno de los youtubers más importante de Argentina, es que Matías Bottero habló con El País. "Hago humor y lo defiendo a muerte", dice.

-¿Qué condiciones hay que tener para hacer el contenido de humor negro con el que te hiciste popular en La Basura Semanal?

-Uno de los grandes flagelos de las redes en el último tiempo es estar muy pendiente de lo que dice la gente en Twitter e Instagram. Muchos le tienen miedo a la cancelación. A mí no me importa lo que pueda llegar a decir la gente y estoy convencido de lo que hago, que es el humor que a mí me gusta.

-Llegaste a hacer chistes sobre enfermedades, muertes y abusos, ¿nunca tuviste miedo de que te cancelen?

-Nunca. Siempre estuve tranquilo. Lo que hago es humor y lo defiendo a muerte.

-Pero sabés que del otro lado hay una víctima que se puede sentir herida, ¿qué te pasa con eso?

-Del otro lado siempre hay gente que se puede ofender y poner triste. Eso no me gusta y he pedido disculpas muchas veces. Lo entiendo, pero también sé que lo que hago no es con mala leche. Y no dejo de hacerlo porque a alguien le moleste. Sé desde qué lugar lo hago. Si tuviera que estar pendiente de que el famoso no se sienta afectado, entonces no podría hacer nada.

-¿Hoy dirías que podés sostener todos los chistes que hacías en La Basura Semanal?

-Seguramente si miro La Basura Semanal número 30 encuentro cosas sobre las que digo “acá estuve mal”. No hay un libro sobre cómo hacer comedia. Uno va aprendiendo. Yo prendí una cámara y arranqué. Al principio La Basura Semanal era amateur y seguro hay más de 100 chistes que hubiese estructurado de otra forma. Algunas veces me equivoqué, como con lo que decía de More Rial. El problema es que te festejan un video, al siguiente avanzás y como ves que nadie te cancela pensás que podés decir lo que quieras. Después te das cuenta de que no estuviste tan bien.

-More Rial y Cinthia Fernández te llevaron a la Justicia, ¿nadie te quiso pegar?

-No, ni siquiera me amenazaron. Antes no iba a ningún lado, no tenía vida social y no me los cruzaba. Ahora me los cruzo y no pasa nada. A mí me molesta mucho los que dicen algo medio polémico y después no se la bancan. No me gustan los pedidos de disculpas públicas que se pasan haciendo en streaming. Yo siempre pensé “el día que alguien me quiera cagar a trompadas me la tengo que bancar”. Tengo que poner la cara porque tal vez me lo merezca.

-¿Te cambió la perspectiva cuando empezaste a conocer en persona a los famosos de los que hablabas?

-Me pasó en los últimos años. Al principio me consumía solamente mi nicho. Me sentía más cómodo haciendo chistes cuando sabía que no le llegaban a los famosos y quedaban solo en mi comunidad, que podía ser de 800 mil pero no salían de ahí. Hubo un momento en el que los chistes de La Basura Semanal empezaron a llegarle a los famosos y no me sentí tan cómodo. Lo que hacía era derrapar solamente con los famosos a los que sabía que no les iba a importar porque están más allá de todo, como Marcelo Tinelli o Jorge Rial.

-¿Y con los otros?

-Con personas más cercanas me medía más y eso no me gustaba. Empecé a perder la libertad que tenía al principio. Me acuerdo que un día me empezó a seguir María Becerra en Instagram y me contestó una historia. A las dos semanas tuvo un show en el que desafinó y para mí fue durísimo tener que hacer chistes con eso. Eso me condicionaba y fue uno de los motivos por los que dejé de hacer La basura semanal. Por eso me encanta lo que estoy haciendo ahora, donde les digo todas las cosas en la cara y todo es diferente.

-Ahora los recibís en tus entrevistas de Entre dos suculentas, donde les hacés la “peor entrevista de su vida” y les decías de todo, ¿el público te pide redoblar la apuesta en cada nota?

-Sí. Me pasa que hago un video con Fede Bal y después otro con Pachu Peña, al que no le pasó nada polémico, entonces la gente dice “este fue aburrido”. Y no es que fue aburrido sino que no había nada picante como para decirle. Lo que más me afecta y lo más difícil es que la gente pida que uno se vaya a la mierda cada vez más y a veces el invitado no es el indicado o el contexto no se da.

-¿Pachu entendió de qué iba el formato?

-Creo que no le importó nada. Pensó “no me interesa este video”, “no me interesa seguirle el juego” y “no me importa estar acá“. Después dijo “fui porque me invitó una amiga”, que es una productora que trabaja conmigo. Ahí lo dijo todo: no tenía ganas de ir.

-El que no entendió y después de ir al programa te criticó fue el streamer Coscu.

-Es el único que realmente no entendió, o al menos el que peor se adaptó al juego. El espacio es un paso de comedia al que uno se suma de la forma que quiere, pero se tiene que sumar. Coscu no se sumó. Pensó que las preguntas eran en serio y contestaba de verdad cosas que no hacía falta responder. La gente después se lo hizo notar.

-En la televisión te criticaron por tomar con humor ciertos temas en estas notas, como el cáncer que enfrentó Fede Bal.

-Ahí todos me bardearon. Lo entiendo. No pretendo que entiendan el formato o el humor que hago.

Matías Bottero en Montevideo.
Matías Bottero en Montevideo.
Foto: Estefanía Leal

-¿Cómo fue el período de un año entre que terminaste de hacer La Basura Semanal y encontraste este nuevo formato de Entre dos suculentas?

-La pasé como el orto. Yo terminé La Basura Semanal sabiendo que quería hacer sketches, que se llamaron Mito o Realidad. Estaba seguro de que ese era el formato nuevo. Pero no se pudo sostener por los números de reproducciones y por un tema económico. Hoy lo veo como algo más lejano y me doy cuenta de que cometí muchos errores. Era un ritmo lento para You Tube y no lo adapté bien. Ese fracaso me golpeó, fue un baldazo de agua fría.

-¿Cómo lo procesaste?

-Los primeros meses fueron de enojo. Caí en el discurso soberbio de mierda que es el de “la gente es boluda y no valora el arte”, que es lo peor que se puede hacer. Después empecé a hacer autocrítica, y con el tiempo entré a una etapa motivacional de decir “y ahora qué“. Ahí surgió la idea de hacer Entre dos suculentas.

-¿Perdiste plata en todo ese proceso?

-Sí porque me cagaron. El que me conseguía el sponsor del casino no me pagó los últimos meses y después me enteré que me robó plata durante un año. Todos los meses me pagaban más que el anterior y yo no estaba enterado. Yo recibía una plata con la que estaba conforme, pero cuando me enteré de cuánto estaban pagando de verdad fue durísimo. El problema fue que hubo un intermediario que durante años me robó. Enterarme que quizás me hubiese podido comprar un departamento o hacer una inversión me hizo sentir como que se me había pasado el tren. Por suerte en Entre dos suculentas ya sé por dónde pasa el negocio y lo manejo todo yo.

-¿Te gustaría llevar el formato al teatro?

-Sí. Lo que me pasa es que soy muy exigente y muy cagón, pero tengo ganas de hacer Entre dos suculentas en el Gran Rex con un invitado groso.

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