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Petinatti sobre la negativa de figuras de izquierda para ir a su programa: "Quizás no quieren escuchar ciertas preguntas"

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Orlando Petinatti. Foto: Leo Mainé.

NOTA DE TAPA

El conductor comenzó el año 31 de Malos pensamientos en nuevos estudios. Azul FM se mudó al edificio del Grupo Magnolio, donde están integradas las emisoras Del Sol y El Espectador, entre otras.

Orlando Petinatti. Foto: Leo Mainé.
Orlando Petinatti. Foto: Leo Mainé.

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-Malos pensamientos viene un año intenso, luego de celebrar 30 años con programas especiales y el lanzamiento de un libro. ¿Con qué desafíos comenzó el año 31 del programa?

-Empezamos el 7 de marzo, junto con las clases y nos preparamos mucho durante enero y febrero. En esos dos meses trabajamos para crear secciones e imaginar cosas nuevas para el programa. Cumplir 30 años, con la audiencia que tiene, nunca lo hubiera imaginado. Por eso sacamos un libro que reflejó la historia del programa pero esa historia la seguimos escribiendo todos los días. Desde 1991, Malos pensamientos es la banda sonora de este país, primero lo fue de Montevideo y a partir de 2004, que armamos una cadena de radios en todo el territorio, es increíble lo que hemos generado.

-Después de batir muchos récords, ¿no se redobla la presión en el sentido de tener una vara de objetivos cada vez más altos?

-No siento presión. Nunca la sentí. Yo no vengo a hacer el programa presionado. Al contrario: yo armo mi día para las 3 de la tarde encontrarme con la audiencia para divertirme y divertrinos. No estoy en un lugar incómodo de buscar resultados. De los ratings, por ejemplo, nunca estuve pendiente. Ni ahora ni en el año 1991 cuando había 1.000 personas escuchándome.

-Azul FM se mudó de edificio y ahora está integrada a las demás radios del grupo Magnolio, como Del Sol FM y El Espectador, entre otras. ¿Esa mudanza implicó algún cambio a nivel operativo del programa?

-Yo trabajé en Azul FM dirigida por Alejandro Beisso durante 11 años y era una locación armada para una radio musical. Con el paso del tiempo fuimos armando un estudio mucho más actualizado en materia tecnológica y más amigable para el desarrollo del programa. Cuando empecé en Emisora del Palacio, hacía el programa en un estudio de 2X2 donde apenas entraba un silla. Y en El Dorado, en mis comienzos, hacía radio en un taburete. Hoy estamos en un estudio de última generación, con todas las condiciones que el programa y la radio necesitan y además, compartiendo espacio con las otras emisoras. Por más que la gente se arme historias, a mí esto me divierte y me potencia como comunicador. En todos lados ves gente laburando y y no hay nada que me entusiasme más.

-¿Notaste algún tipo de hostilidad hacia vos al llegar en función de que en las otras emisoras hay comunicadores que en el pasado te han criticado, con acidez en algunos casos? Y vos también han sido crítico...

-En el grupo hay muchos comunicadores, de diferentes estilos. Todos nos respetamos porque cada uno en lo suyo trata de dar lo mejor. Yo sé que en el pasado me han criticado, pero yo no a ellos. Al aire jamás he hablado de colegas y si lo hice, fue de forma simpática e irónica, sin ninguna maldad. Más allá de todo eso, desde que llegamos aquí no he sentido nada más que respeto. Eso también es un síntoma de adultez. Hay colegas que pueden discrepar conmigo porque no a todos les gusta Malos pensamientos, pero lo que yo siento acá es respeto ante un programa que marcó y marca a la radio en Uruguay.

-Más allá de los perfiles de cada uno de las radios y de los programas, ¿notás un espíritu de equipo en Magnolio?

-Pasan las dos cosas. Cada uno cultiva su perfil y hace lo mejor para su programa pero al mismo tiempo hay una fuerza de equipo porque todos somos Magnolio. Desde el momento en que llegué a este grupo, soy parte y todos tiramos para el mismo lado. Yo siempre me pongo la camiseta del lugar donde trabajo. Aquí nos abrieron las puertas de la mejor manera y nos cuidan y nos miman a la par de de las demás radios y comunicadores.

-Parecía un escenario impensado porque en los últimos años la competencia en la tarde está planteada entre Malos pensamientos y Océano primero y ahora Del Sol. ¿No es raro que tus antiguos competidores sean (también) compañeros?

-Yo nunca me enfoqué en la competencia para hacer el programa. En 30 años he tenido programas que se han puesto a la hora de Malos pensamientos y así como vinieron, se fueron. Otros duran más. Pero cuando armo el programa, yo no visualizo nada más que lo que vamos a hacer. Hoy convivimos dentro del grupo varias propuestas y eso nos beneficia a todos desde el punto de vista de audiencia y desde lo comercial. Yo no hubiese venido a este grupo si hubiese sentido competencia, rivalidades o cosas oscuras. Por el contrario, estoy muy agradecido a Iñaki (Abadie) con quien tengo una relación más que agradable. Me siento sorprendido de lo bien que nos llevamos. También con El Piñe (Jorge Piñeyrúa) tenemos un ida y vuelta muy natural: fue el tipo que vino al estudio el día en que empezamos, algo no muy común. Se lo agradezco. También con Rafa Cotelo tenemos una relación agradable cuando nos vemos. Lo mismo digo para la gente de Disney, de El Espectador... de todas las radios.

-En alguna oportunidad tuviste la posibilidad de asociarte e incluso comprar una radio. ¿Por qué no tomaste ese camino empresarial?

-Muchas veces me han ofrecido generar una radio o comprarla. Pero yo no creo que quien es exitoso frente a un micrófono obligatoriamente tenga que ser exitoso en el ámbito empresarial. Estuve cinco años gerenciando una radio desde el punto de vista artístico y me encantó: fue una hermosa experiencia la de Radio Futura, pero no lo repetiría. Comprar una radio sería quitarme horas de mi paz interior y del tiempo que tengo para mí y para mi hija. Hoy, a los 54 años, tengo claro que lo que uno debe buscar en la vida es paz interior y felicidad. No estoy dispuesto a perder horas de mi felicidad fuera de la radio para jugar al empresario.

-Un distintivo de Malos pensamientos en los últimos tiempos son las entrevistas, que tienen momentos punzantes y otros más relajados y divertidos. ¿Te gusta tu rol de entrevistador?

-Desde hace tres años venimos haciendo entrevistas. Fue una decisión que yo tomé cuando me di cuenta de que la televisión no me abría la puerta. Porque años atrás, en La tele está servida (Teledoce, 1999), todos los días teníamos un invitado. También en Noche de miércoles. Venían políticos, músicos, artistas internacionales... yo hice más de 500 entrevistas en aquel tiempo y las disfrutaba mucho. En la radio no nos habíamos animado a las entrevistas porque en un programa como Malos pensamientos, hacer una entrevista de dos horas como hacemos, en profundidad, implica suspender la comunicación con la gente, que es la principal característica del programa. Pero me tiré al agua y hoy ganamos la pulseada porque la audiencia entendió que la entrevista de Malos pensamientos es una entrevista que no escuchan en ningún otro lugar, donde la gente dice cosas que no dice en otro lado. Hoy en día me divierte y me siento orgulloso cuando me paran en la calle y más allá de felicitarme por el programa, me hablan de alguna de las entrevistas que hicimos.

-Han venido comunicadores, deportistas, dirigentes sindicales y políticos. Se supo que algunas figuras que rechazaron la invitación, como Carolina Cosse, Oscar Andrade, José Mujica, entre otros. ¿Qué te genera eso?

-Nosotros invitamos a muchas figuras políticas. La mayoría viene. Cuando se niegan, me genera pena. No solo porque dicen “no” a una entrevista conmigo, sino que rechazan la posibilidad de hablarle a miles y miles de oyentes. Quizás no quieren escuchar ciertas preguntas o no tienen respuestas convincentes. Porque yo puedo incomodar con una pregunta pero nunca falto el respeto y además, por más incómoda que sea la pregunta, imagino que ellos tienen la respuesta o deberían tenerla. Aquí ha venido Yamandú Orsi, Alejandro “Pacha” Sánchez, Rafael Michelini... y todos agradecieron el respeto con el que se los trató. Sobre los que no vinieron, la producción tiene orden de llamarlos todas las semanas. Quizás cambian de idea. Me encantaría que vinieran.

-En 2020 volviste a la TV, a través de Got talent y de ¿Quién quiere ser millonario? Hace unas semanas surgieron rumores de que la renovación del vínculo laboral con Canal 10 no estaba sencilla e incluso podría haber una desvinculación. ¿Qué hay de cierto en ello?

-Canal 10 llegó a mi vida en un momento inesperado con un formato inimaginable para Uruguay. Y dentro de ese formato, me toca el mejor papel del mundo para mí, como jurado de Got talent. Amo mi trabajo. Como dije antes, yo me pongo la camiseta de cada lugar donde trabajo. Próximamente comenzamos con las grabaciones de Got talent y estoy al aire con la segunda temporada de ¿Quién quiere ser millonario? Rumores siempre hubo sobre mí, porque tengo más de 30 años en los medios y se han dicho un montón de cosas que después, cuando la gente me conoce, se disipan. Este año nuevamente vamos a estar con Got talent así que no tengo más que agradecimiento para el canal.

-¿Pero hubo algún momento de tensión, de diferencias?

-Creo que ya respondí a esa pregunta.

-¿Qué tan pendiente estás de los ratings de TV, donde hay más información que en la radio?

-Me fijo, no estoy pendiente, pero es un indicador más. ¿Quién quiere ser millonario? lidera todos los jueves dentro de los programas de entretenimiento, lo que me pone contento y orgulloso. Pero de lo único que yo me tengo que preocupar es por entretener a la gente y al participante.

-El año pasado, en la última medición de rating del Buró de Radios, Malos pensamientos se mantuvo como líder en las tardes, pero con números algo inferiores a la medición anterior, de 2019. ¿Te preocuparon esos guarismos?

-No me preocupó. No me mueve la aguja un punto más o menos de rating y además fue una medición extraña, hecha en pandemia, donde muchas cosas de la vida cotidiana cambiaron. Mi verdadera medición se da cuando salgo a la calle y la gente se ríe, me saluda y me comenta cosas que escuchó en el programa. Siempre fue esa mi medición.

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