Pepe Vázquez se divierte cuando habla de su vida y el paso del tiempo. Dirá que "la memoria selecciona" y, al hacerlo, los momentos más gratos parecen ser los que tienen mayor peso, aunque también se deslice algún pasaje menos feliz.
A los 18 años decidió ser actor y la convicción fue más fuerte que la oposición de sus padres. Con esa misma convicción se fue a Cuba cuatro años, vivió en Costa Rica y Chile, y también con ella volvió a Uruguay: "Yo quería ser actor en mi país", explicará durante la entrevista.
Casado con Imilce Viñas desde principios de la década del `70, tiene una hija, María Clara, que también se dedica a las artes escénicas. También tiene un nieto, Guillermo. Ganó popularidad gracias a la televisión (Telecataplum, Plop, El año del dragón, Uruguayos campeones, Constructores) y en un año deberá dejar el elenco de la Comedia Nacional por edad, pero no es algo que lo inquiete ya que en su mente los proyectos todavía parecen encontrar su lugar.
-Colapsó el proyecto universitario conmigo y fue un lío. Fue muy difícil.
-¿Qué argumentos usaban tus padres para convencerte de que no fueras actor?
-Los argumentos de ellos eran el temor de la inestabilidad económica y qué iba a hacer. Por un lado eso, y por otro, creo yo, no era serio, el teatro nunca fue bien visto en ese sentido. Soñaban con m`hijo el doctor, que fuera universitario y tuviera una profesión con la chapa en la puerta.
-¿En qué momento cambia su postura?
-No cambió, tuvieron que aguantarlo. Bueno, mi papá falleció cuando yo empezaba y mi madre, fui el hijo menor, el único varón, entonces lo empezó a aceptar, ella no me dijo ni una palabra, pero lo notabas. Provocó revuelo porque eso vino junto con los cambios políticos que hubo en América a raíz de la revolución cubana, los movimientos grandes que acá hubo a nivel universitario por la ley orgánica de la universidad, que fueron movimientos universitarios fuertes, donde había enfrentamientos con la policía. Fue el momento previo a los `60. Después me fui a vivir a Cuba (…) Ahí fue cuando me hice actor profesional porque yo fui y me presenté, estaban llamando a gente para formar grupos de teatro de gente joven, unas brigadas de teatro que estuvieran dispuestas a salir a hacer teatro en el campo, en condiciones muy duras de trabajo, a la montaña, a la selva, y yo me enloquecí, tenía 19 años.
-¿Cómo tomás la decisión de retornar?
-Llega un momento en que me vuelvo porque yo quería ser actor en mi país. Tenía familia, era el gran auge del teatro independiente acá, entonces tomé la decisión de volver, me integré al Club de Teatro e hice montones de obras.
Al hablar de Club de Teatro, Pepe Vázquez menciona uno tras otro nombres que "son los veteranos de hoy", (Héctor Manuel Vidal, Jorge Denevi, Walter Rey, Roberto Yones): "Por otro lado, había toda una camada de gente que tenían sus grupos de teatro, El Galpón estaba en plena efervescencia, la salita de Mercedes y Roxlo, nacía el grupo de Teatro Uno con Restuccia y Cerminara, la Comedia Nacional hacía ese repertorio de teatro muy variado, Taco Larreta, uno de los motores del teatro..."
-Te enganchaste con una maquinaria que ya había tomado velocidad.
-Tenía una velocidad enorme. No me costó para nada. Club de Teatro había tenido un cambio, es decir, la generación que lo había fundado se había ido y había quedado en manos de gente joven. Éramos muy audaces, hacíamos de todo y buscábamos obras y títulos y experiencias que nos venían muy bien con nuestras edades.
-¿Cuándo entrás a la Comedia Nacional?
-Me invitaron hace cinco años. Estaba Héctor Manuel Vidal de director. Me llamó un día, yo pensé que era para hacer un papel, lo que menos me imaginé fue que a mis 65 años me tocara entrar en la Comedia.
-En todos estos años de profesión, ¿nunca concursaste para entrar?
-Hubo concurso cuando yo estaba afuera del país. Después, siempre pensé que me hubiera gustado entrar, pero durante años no hubo concurso. Cuando me llamaron se tomó como concurso toda mi vida, a los 65 años había hecho una carrera bastante desarrollada, con trabajos muy serios. Se armó un gran revuelo, pero yo no hubiera dado el concurso si me lo hubieran pedido.
-¿Considerabas que los méritos eran suficientes?
-Sí. Tengo algunos baches psicológicos, estoy haciendo terapia, pero en la zona de mi profesión estoy bien con mi ego, no estoy ni pasado de rosca, pero tampoco tengo un signo de menos.
-Aunque cada estreno es un exámen.
-Cada vez que estrenás estás arriesgando cosas.
-¿Y el momento del aplauso?
-Me sigue sorprendiendo porque nunca sabés... Cuando más sentís un buen aplauso es cuando hacés abiertamente una comedia, que es algo muy riesgoso porque si a los diez miutos no se empezaron a reír vos decís `Dios mío, ¿qué está pasando?`. Cuando hicimos La muerte de un viajante, una tragedia, durante la obra no volaba una mosca, sin embargo lo recuerdo como uno de los aplausos más esplendorosos de mi vida como actor.
-¿Queda un papel pendiente?
-No, no. El último unipersonal que hice fue el de Liscano, El informante. Ahora no tendría fuerzas para hacerlo. Tengo la memoria pero los unipersonales exigen una descarga de energía muy grande. Ahora en general, cuando pienso en los proyectos para cuando deje la Comedia, dentro de un año...
-¿Un año?
-Tengo que dejarla por la edad, pero pienso en cosas donde lo que me tiene que gustar es el proyecto, lo que se va a decir con ese espectáculo, ya no pienso en papeles. Hay una época en la que pensás en papeles. No lo pienso. No tengo complejo de actor importante (risas).
1956
Primera obra en la que actúa, en Treinta y Tres.
1971
Las sirvientas, "un shock importante de mi carrera".
1973
Ríase, señor. "Primer espectáculo de café concert que hicimos con Imilce. Habíamos perdido a nuestro primer hijo y fuimos a ver a un psiquiatra, que nos dijo `tienen que construir algo juntos`, e hicimos este espectáculo".
1975
Nacimiento de María Clara.
1977
Las brujas de Salem, con la Compañía Nacional de Teatro de Costa Rica. "Había soñado con ese papel desde que tenía 14 años". Ganó el premio a Mejor Actor en ese país.
2004
Nace de Guillermo y entra en la Comedia Nacional