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Nueve cracks

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El equipo de Por la camiseta en el cumpleaños de Cavani.

La idea estaba en pañales. El programa aún no existía, Canal 10 no lo había aprobado porque desconocía el proyecto, pero Rafa Cotelo ya le estaba mandando mensajes a los jugadores de la Selección, ‘bo, tengo esta propuesta, ¿me recibís en tu casa?’ “Si me decían que no, no había programa”.

Los nueve elegidos aceptaron sin reparos dejar de lado el fútbol para mostrar ante las cámaras su día a día en Europa, compartir almuerzos, cenas, paseos en auto, entrenamientos, la intimidad de su hogar y su familia. Incluso le ofrecieron que se hospedara en sus casas pero Rafa no quiso abusar de tal generosidad. La semana que viene se estrena Por la camiseta e irá una vez por semana a través de la pantalla de Saeta después de Las mil y una noches.  

Jorge Piñeyrúa le tiró la idea de armar una productora a Iñaki Abadie en el casamiento de Annasofía Facello. ‘Tenemos que meter un proyecto donde Rafa (Cotelo) viaje por Europa entrevistando a los jugadores, que tiene tremenda relación’, le dijo. Hacía tiempo que barajaba la posibilidad de "hacer alguna otra cosa más allá de salir en cámaras", pero nunca había podido concretarlo. Lanzarse como productores permite "abrir el abanico de posibilidades" e Iñaki confiesa que es "un poco por la inseguridad del Piñe de que algún día se nos puede terminar la carrera como conductores".

Más allá de la amistad, el Piñe vio ciertas cualidades en Iñaki: "es un buen loco, serio, laburante, creativo". Y ademas maneja mejor que él la tecnología. La productora se dio en llamar La Guitarrita en homenaje al bar que frecuentaba el Piñe mientras vivió en Buenos Aires con sus padres, "tenía cierta magia, estaba lleno de casacas de fútbol" y coincide que el primer emprendimiento será Por la camiseta. "El gancho acá es Rafa, era el único que lo podía hacer de la manera que queríamos, mostrar la intimidad, cómo viven, su casa, por la relación de confianza que tiene con los jugadores", opina Iñaki. A Rafa la propuesta se la acercó el Piñe en dos ocasiones bien informales. Primero en un casamiento y después en una charla de pasillo en Océano FM. "Cuando Iñaki agarró las riendas todo empezó a tomar un color más formal y los avances fueron impulsivos. El programa no existía y a los 20 días teníamos fecha de viaje confirmada. Había que resolver muchísimas cosas pero una vez resueltas dos o tres, lo demás se solucionó".

Se armó el equipo y el 6 de febrero se subieron al avión Álvaro Pintos (productor de campo), Fabricio Fernández (camarógrafo) y Rafa Cotelo (conductor). La primera escala fue Madrid para entrevistar a Diego Godín y José María Giménez, en Barcelona se encontraron con Luis Suárez, en París con Edinson Cavani, en Estambul con Fernando Muslera, en Italia agarraron a Martín Cáceres, el Tata González y el Cebolla Rodríguez y terminaron en Lisboa con Maxi Pereyra. En el medio se les cruzó Iniesta, Messi y Mascherano que también saldrán en Por la camiseta. En esta nota detalles y anécdotas de ese mes por Europa.

Amistad y confianza.

Rafa no logra descifrar en qué momento se generó ese vínculo tan cercano que tiene con los jugadores de la Selección uruguaya. Antes de Sudáfrica le tocó ir con Agarrate Catalina a cantar a la concentración Celeste pero no sucedió ahí. Se fue gestando allá por 2006, cuando comenzó a trabajar en La Rendonda. "Godín, Suárez, el Tata y alguno más jugaban acá en ese momento, eran de los más jóvenes y de los que más atención nos brindaban; eran simpáticos conmigo y yo con ellos, pero no sé cómo se generó la buena onda. Quizá perciben que no me voy a meter en nada que les pueda generar un problema".

La confianza llegó a tal punto que Rafa se convirtió en el vocero oficial de Suárez después del famoso episodio de la mordida en Brasil 2014. El hoy jugador del Barcelona se enteró de que en Carrasco había 10 mil personas esperándolo, entre ellos, el expresidente José Mujica, y él estaba varado en el aeropuerto de Natal sin saber a qué hora saldría su avión, "no podía comunicarse con Matías Faral y se le ocurrió escribirme para pedirme que yo publicara algo en Twitter. Fue una locura, nadie me creía porque no soy un periodista serio, entonces le dije, vamos a poner una especie de prueba y colgamos una conversación de Whatsapp: encima para tapar lo que venía arriba que no era en un tono políticamente correcto y no se podía leer, digamos, tuve que poner muchos puntitos y que Suárez abajo pusiera una especie de comunicado", rememora.

El contacto con los jugadores es fluido, pero Rafa intenta no molestarlos, no les escribe, salvo que ellos lo hagan. Solo una vez le pidió una camiseta al Pelado Cáceres y en el viaje le regalaron varias pero no porque las haya reclamado. Gracias a esa notable relación y por conocerlos tan bien, supo cómo manejarse de forma estratégica para lograr mostrar frente a cámara más al ser humano y menos al futbolista. "Les iba soltando de a poco, para no asustarlos. Sabía que con Muslera, Suárez, Cavani y Godín no iba a tener ningún drama; el Mono Pereyra es más tímido. Si de entrada le hubiera dicho, te voy a agarrar a conversar dos, tres horas en tu casa, vamos a comer ahí y después a una práctica, estoy seguro de que me hubiera dicho, ay, Rafa, perdoná pero no, me muero de vergüenza. Se lo fui largando estando mismo en Lisboa. Su única preocupación era de qué íbamos a hablar y yo les decía, te voy a hablar para la joda, nada que te pueda complicar o afectar".

No hubo límites ni reparos, solo le pidieron que pasaran por los filtros protocolares de los clubes "para evitarse una puteada. Lo correcto sería ir al club, nosotros hablábamos con el jugador directo, eso ya está mal". Pero por respeto, la producción de Por la camiseta mandó mails, llamó, intentó contactar a los jefes de prensa de los cuadros, pero no consiguieron respuesta, ni acreditaciones. "Si los jugadores no hubieran empujado, no conseguíamos nada". Aunque lo que lograron fue aún mayor que si hubieran accedido por la vía formal. Hablaron con Iniesta, Messi y Mascherano. Cuando el responsable de prensa del Barcelona (Lázaro) vio que aparecía este trío de estrellas juntos, les soltó, joder, tío, Al Yazira, que es la cadena más grande del mundo con toda la lana del mundo no ha conseguido esto, yo no sé quiénes son ustedes, pero esto no pasó nunca. Es por y gracias a Suárez, le explicaban Rafa y compañía. Pero ustedes no entienden, esto no se da nunca, insistía. "Ellos le estaban haciendo un favor a Suárez pero el tipo que trabaja todos los días ahí no entendía qué pasaba".

Hospitalarios.

Una vez en Europa, resultó más simple de lo que imaginaban. "Entrás a sus casas y es como una pequeña embajada de Uruguay, suena Larbanois & Carrero y Lucas Sugo". Rafa se encontró con "una barra de nueve gurises uruguayos que son muy exitosos en su trabajo y viven con una humildad casi desmedida". Y para demostrarlo cita un par de ejemplos que le llamaron la atención. En una charla con la esposa de uno de los futbolistas dijo, fuimos a tal supermercado a comprar tal cosa y ella acotó, ah, yo voy porque ahí la carne es más barata. Cavani, por ejemplo, los invitó a cenar, hizo pasta con salsa de verduras y mientras cocinaba dijo, vamos a echarle carne para hacerlo más polentón.

Los jugadores abrieron las puertas de sus casas para hacer las entrevistas e incluso les ofrecieron hospedarse ahí. El staff de Por la camiseta no aceptó porque eran tres y no quisieron abusar de la confianza pero se sorprendieron con el recibimiento que les dieron y sobró hospitalidad. Uno de ellos les dijo, pará, no se vayan, estoy sacando una pastafrola del horno para que se lleven, están todo el día trabajando en la calle y les preparó un tupper. Otro los convidó con los alfajorcitos de maicena que había hecho su esposa así tenían para desayunar al día siguiente. "O ponernos un guía para que nos acompañara en la ciudad. Todas las veces que fuimos a cenar con ellos nunca nos dejaron pagar y no era la idea porque íbamos con los viáticos de La Guitarrita. Una generosidad enorme". Y apela a otro recuerdo, un almuerzo en la casa del Cebolla Rodríguez junto a toda la familia, "estaban su madre, su hermana, su mujer, sus sobrinos, su cuñado. Y la madre hizo como 40 milanesas fritas con arroz con mayonesa y ensalada. Estuvo mortal, para mí fue impagable".

Rafa le contó a Cavani en qué fecha iba y el jugador le comentó, pah justo caes para mi cumpleaños. Cuando los invitó a la celebración, "me imaginé un salón cerrado, el Pocho Lavezzi, Ibrahimovic, mujeres... y la fiesta fue en su apartamento, divino, éramos nueve: su mamá, su novia, su hermano, sus hijos, el equipo de La Guitarrita y él. No cayeron con las manos vacías, le llevaron el mismo pote de dulce de leche que la marca auspiciante envío para cada jugador, "un chico pero qué le voy a regalar a Cavani, yo qué sé" y apenas se lo mostraron, "quedó fascinado, tenía uno en la heladera que le había llevado su madre pero le quedaba poquito".

Humanos.

Conocer más a la persona y menos al futbolista fue la principal meta que se fijó este equipo. "Hay un denominador común en ellos y muchos otros futbolistas y es la humildad y el sacrificio por el cual pasaron muchos años. Hoy son mega estrellas todos y siguen jugando por la camiseta, ahí el nombre del programa, porque podrían no jugar más o hacerlo sin esforzarse, sin molestarse por ganar, sin entrenar, y lo siguen haciendo básicamente por la gloria, el amor propio y el querer mostrarle a sus hijos que su padre se esfuerza por ser el mejor todos los días".

Planificaron más de una instancia de encuentro: una nota central que se hacía en la casa e insumía alrededor de tres horas, un paseo en auto cuyo tiempo dependía del trayecto y otra charla en algún punto de la ciudad para mostrar un poco el lugar, "la gracia era que estábamos allá, sino lo hacíamos en el Complejo Celeste". El armado periodístico de las entrevistas fue atípico. Álvaro Pintos aportaba información que Rafa después convertía en chistes y armaba una especie de biografía que les leía en broma. "Esa misma preparación me servía para pensar por dónde encarar la charla". Rafa explotó la generosidad que los nueve jugadores tuvieron con él, incluso más que el vínculo tan próximo. "Yo puedo tener la mejor onda y tratar de ser lo más entrador con todo el mundo, pero si te topás contra una pared, es imposible. La clave no está en que yo trate de ser buena onda, sino en que ellos me abran la puerta de su casa. Se dio por eso. Una vez que la abrieron, tratás de hacer tu trabajo lo mejor posible".

No les costó soltarse, no pusieron ningún límite y abarcaron una cantidad de asuntos en las charlas. "Todos tienen temas sensibles, con algunos los tocamos y se conmovieron". El diálogo con Luis Suárez resultó particularmente fuerte. "Estaba súper distendido y se ve que tenía muchas ganas de decir algunas cosas que nunca se las había escuchado contar. Sofía, su esposa, estuvo toda la entrevista con la voz quebrada porque tenía muy presente el esfuerzo y sacrificio que había hecho Luis para llegar al Mundial y lo mal que la pasó con la sanción, la expulsión del país, tener que explicarle a su hija que no se iban a Río, que se tenían que volver, cortarle la ilusión. Estuvieron horas encerrados en una pieza del aeropuerto como si fueran presos, los tipos te lo contaban emocionados y obviamente te conmovían a vos".

No hubo temas tabú pero Rafa eligió no hablar del dinero, aunque sí lo hizo off the record. "En varios momentos me planteé, ¿qué hago?, ¿les pregunto? Está clarísimo, es inocultable y ellos no ocultan que por suerte ganan bien, pero a mí realmente no me interesa exactamente cuánto, si es mucho, si deberían ganar más o menos. Y como también sé que el tema genera sensibilidades medio raras en la sociedad, preferí no preguntárselos".

El nivel de entrega con que todos ellos se manejan en la Selección es un hecho visible pero Rafa no dejó de asombrarse del compromiso que sienten por vestir la casaca Celeste. "Las ganas que tienen de que haya una fecha para venir a jugar, juntarse y se les iluminan los ojitos cuando les preguntás por sus compañeros".

Bonus track.

Lionel Messi y Javier Mascherano saludaron al equipo de Por la camiseta e incluso se presentaron, Leo, mucho gusto. "Llegaron juntos y para no molestarlos les dije, hacemos la nota con los dos y Messi dijo, no, hacele a Masche nomás, yo me quedo acá tranquilo esperando y se quedó detrás de cámara. Cuando vio que era en joda empezó a tirar cosas desde atrás, jodiendo. Es re tímido y callado pero un cra".

Rafa estaba como "un gurí chico" e hizo que Messi posara junto a la bandera de su cuadro, "no solo que entendió sino que le acerqué una propuesta económica para jugar en Cerro la segunda mitad del año y me dijo que la iba a estudiar, le movió cuando le dije, son 70 mil peso en la mano. Ha ganado mucha cosa, le falta ganar un Mundial, pero más le falta pelear un descenso acá jugando en el Capurro o en Jardines, lo quiero ver".

El eterno femenino de una imaginativa pintora
El equipo de Por la camiseta en el cumpleaños de Cavani.

Gurises celestes

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