Salió de Mar del Plata para brillar en el cine y en los principales teatros de Buenos Aires. Tuvo una fuerte historia familiar y estuvo exiliada en los años 70. Este martes, la icónica actriz y cantante argentina cumple 83 primaveras; a propósito de la fecha, cinco datos de su vida.
Cambió su nombre por dos motivos
Clotilde Acosta Badalucco es su nombre de bautismo, pero, ha contado, su madre siempre la llamó “Nacha”. Así, cuándo empezó su carrera, eligió su nombre artístico inspirada, por un lado, en aquel apodo de entrecasa, y por otro, para hacerle un homenaje a su padrastro y a Ernesto Che Guevara. La actriz y cantante reveló sus motivaciones en una entrevista televisiva de 2015 a Hola TV. “Mi madre, no sé por qué razón, nunca me llamó por mi nombre, que es Clotilde; me llamaban Nacha. Y el Guevara es una historia un poco más compleja. Es un homenaje mixto a mi padrastro, que se llamaba Guerrero, y a Ernesto Guevara, que yo admiraba”, contó.
Conoció su padre a los 46
Nacha Guevara ha contado en diversas oportunidades que tuvo una familia disfuncional. “Tuve una madre maltratadora, muy difícil, y tuve un padre abandonador que se fue cuando yo tenía seis meses. Se separaron y yo lo conocí recién a los 46 años”, compartió en el ciclo de entrevistas de Infobae Llegué hasta aquí, en 2021. En esa oportunidad también reveló que en 1986, dos años después de volver del exilio en España, decidió buscar a su padre biológico. “Fui a hacer un espectáculo en Mar del Plata durante el verano. Y mi padre era de Mar del Plata, entonces de alguna manera todas las noches mi fantasía infantil decía: ‘Esta noche va a aparecer’. Estaba tremendamente enojada con que ese hombre no se hubiera acercado a ver a su hija. Entonces llamé a mi hermana, que sí tenía alguna relación con él, y le dije: ‘Acompañame porque hoy lo voy a ir a ver’. Llegué, me enfrenté a él y le dije todo lo que tenía ganas de decirle. Me descargué de todo lo que él no había hecho. De cómo se había comportado”, reveló la diva.
Recibirá una millonaria indemnización
La actriz recibió amenazas de la Triple A durante el gobierno de Isabel Perón y tuvo que dejar el país. “Aparece una mañana en el periódico esa amenaza que nos daba 48 horas a Héctor Alterio, a Horacio Guaraní, a Luis Brandoni, a Norman Briski y a mí para salir del país”, detalló. Así, Nacha Guevara estuvo exiliada desde el 3 de enero de 1976 hasta el 28 de octubre de 1983. Por esos años, será indemnizada por el Estado argentino y recibirá 11.466.268,80 pesos argentinos. “Esa reparación se dará en un futuro. Imaginate que hace 22 años que apliqué (a la indemnización), el tiempo que puede pasar hasta recibirla es como entrar en dimensión desconocida”, argumentó en una entrevista a la revista Perfil.
Fue electa diputada y renunció
Cuando era chica se encandiló con Evita, la emblemática figura que interpretó en el cine y el teatro. Sus incursiones en la política estuvieron ligadas al justicialismo: coqueteó con la fórmula presidencial de Eduardo Duhalde y Palito Ortega en 1999, pero rechazó el ofrecimiento de un rol destacado en el Fondo Nacional de las Artes. El momento en que entró de lleno en la política partidaria ocurrió en 2009, cuando resultó electa diputada nacional en la provincia de Buenos Aires por el Frente para la Victoria. Sin embargo, renunció a su banca antes de asumir el cargo. “Estaba tan lejos mi proyecto de la clase política que no quise perder años de mi vida en algo que no iba a llegar a ningún lado”, reconoció en su momento.
Es vegetariana hace 50 años
“Siempre fui una chica rara. Cuando tenía 4 años ya era vegetariana, y me pegaban para que comiera carne”, confesó Nacha Guevara en una entrevista al ciclo radial argentino Agarrate Catalina en 2017. “Yo no quería comer carne y tuve la presencia de un abuelo elegido que era vegetariano, y era un hombre muy bondadoso, naturista. A él le gustaba hablar de la vida, y eso me influyó”, complementó.
Sin embargo la actriz, que hoy también da talleres sobre vegetarianismo, vida saludable y cocina ayurvédica, ha contado que la decisión de no comer carne hace medio siglo no era muy bien recibida por las personas en un país tan carnívoro como Argentina: “Era muy difícil sentarse en una mesa y decir que no comés carne, eras el marciano”, y agregó sobre el motivo que la mantiene firme en su elección: “Soy vegetariana por compasión, no es necesario ocasionar tanto daño para alimentarse bien”.