Comienza con un flashback gracias al cual nos enteramos de cómo el león Alex terminó en el zoológico de Nueva York. Luego salta al presente, en el que Alex, la hipopótamo Gloria, la cebra Marty y la jirafa Melman están logrando dejar Madagascar en un avión piloteado por los pingüinos.
Se les suma el mono Julien, que conocieron en esta isla. Pero las cosas no salen bien y el avión cae en medio del África. Allí, los amigos descubrirán que existe una vida salvaje muy tentadora y muchas criaturas similares a ellos que viven en comunidad.
Alex se reencuentra con su padre, líder del grupo, al que deberá demostrarle que es digno de su sangre. Gloria creerá enamorarse, lo que hará reaccionar a Melman, y Marty se dará cuenta de que se puede ser único aunque haya muchos que se le parezcan.
Éste y otros mensajes de amistad, amor y lucha por los sueños, están presentes en un film animado que divierte tanto como el primero pero al que le falta ese contagioso musical final que hizo bailar a más de uno.
Como es habitual, por estos lares nos perdemos la gracia adicional de escuchar a actores famosos siendo las voces de los protagonistas. Más allá de eso, la historia es de las que trae ingredientes para entretener a grandes y chicos.