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Luciana Acuña detrás de sus personajes: "Soy muy tímida con los hombres"

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Luciana Acuña. Foto: Ignacio Seijo. Make up: Lucía Pennino. Pelo: Diego Alfonso

COMEDIANTE EN AUGE

En entrevista íntima, la comediante del momento habla sobre su mejor momento profesional y reflexiona sobre su vida una vez que baja del escenario o se aleja del micrófono de Sarandí. "Soy de llorar mucho, no sé contener las lágrimas", revela.

-¿Qué evaluación hacés de estos últimos años que te han tenido como protagonista de una seguidilla de exitosas comedias teatrales?

-Diego (Sorondo, productor) ha trabajado mucho en eso de generar una continuidad entre las obras para que el público vaya más al teatro, y las obras resulten exitosas. Una sueña con que pase esto, pero cuando pasa no entiende qué está pasando. En el momento que empecé a trabajar en teatro lo hacía como hobby y por amor al arte, pero hoy gracias a estas obras puedo decir que vivo del teatro, que es lo que amo. Yo he trabajado en publicidad y en una editorial, que me encanta, pero no era lo que amaba. Hoy sí vivo de lo que amo y eso es un privilegio.

-La última obra fue La puerta de al lado este mes mano a mano con Maxi De la Cruz, ¿qué te dejó esa experiencia?

-Es una comedia francesa hermosa. Con Maxi me llevo muy bien y tengo mucha química. Yo había trabajado varias veces con él, y recuerdo especialmente cuando hicimos Sinvergüenza porque fue mi primera gran oportunidad en televisión y Maxi fue súper generoso conmigo. La puerta de al lado fue una linda oportunidad que me dio Diego Sorondo de la que me llevo un aprendizaje y una experiencia hermosa.

-¿Cuál creés que ha sido tu acierto o la clave para llegar a este momento profesional que estás atravesando?

-Los comerciales del 1122 ayudaron muchísimo. Me permitieron mostrar una variedad de personajes que hizo que la gente todavía me repita “qué problema más atroz”. En aquel momento yo estaba guionando Sonríe para le productora Zur y surgió Sinvergüenza. En ese momento me la jugué, dejé mis trabajos anteriores y me dediqué a eso. La clave estuvo en tomar ese riesgo.

-Empezaste en teatro independiente haciendo obras dramáticas, ¿te preocupa quedar encasillada en el humor?

-Hacer reír a la gente es algo maravilloso, pero puede pasar que te dejen solamente en ese lugar. Yo disfruto más haciendo humor que drama, así que no es algo que me preocupe. Lo malo es que cuando te encasillan en un lugar, la gente no ve que uno puede manejar otras líneas actorales. En el futuro me gustaría variar y mostrar otra faceta que mostré en el pasado y hoy el público desconoce.

-También estás haciendo las columnas de humor en Las cosas en su sitio (Sarandí), ¿cómo se ha dado la química con Ignacio Álvarez?

-Me siento súper cómoda trabajando ahí. La radio me parece un medio hermoso porque podés hacer mil personajes juntos sin necesidad de caracterizarse. Con el equipo me llevo alucinante y con Nacho la dinámica fluye muy naturalmente. Me río y lo disfruto muchísimo. Yo no lo conocía antea a él. Me llamó para decirme que quería sumar humor femenino al programa y me pareció buenísimo. Fui a ver qué pasaba porque yo nunca había hecho radio. Probamos unas salidas al aire, funcionó, y después quisimos seguir.

-Sumaste el desafío de tener que hacer humor de actualidad...

-Sí, eso me cuesta porque yo no soy de hacer humor de actualidad. Me gusta más el humor absurdo y de composición de personajes, pero entiendo que al hacer humor en radio hay que tener en cuenta lo que está hablando todo el mundo. Igualmente no me meto a fondo en los temas, voy por arriba en lo que me siento cómoda. El público percibe cuando una es auténtica y hace el humor que le gusta.

-¿Cómo te llevás con la televisión?

-La televisión me encanta. No trabajé demasiado, pero mis experiencias siempre fueron muy buenas. Me gustaría volver, pero no es algo que en lo que esté pensando. Además, si volviera tendría que ser para hacer humor, que es donde siento que puedo sumar algo. No siento ganas de volver para estar en televisión porque sí.

-¿Te arrepentiste de irte de Teledoce en su momento?

-No me arrepiento porque de todo se aprende. No sé, uno nunca sabe lo que hubiera pasado... De todas formas yo siento que el 12 es como mi casa. Cuando voy a notas conozco a todo el mundo, y es el lugar que me dio la gran oportunidad al principio con Sinvergüenza. Todo va y viene y uno nunca sabe.

-¿En tu vida cotidiana mantenés el sentido del humor?

-Sí, yo tengo mucho sentido del humor. Soy muy torpe y me río mucho de mí misma y de las cosas que me pasan. También tengo los momentos en los que me deprimo, estoy mal, y ahí no me hablen porque estoy triste en serio.

-¿En qué momentos?

-Soy bastante exigente conmigo a nivel laboral. Cuando no me sale algo me pongo nerviosa. Eso me genera mucho estrés y angustia. A veces pienso que debería bajar un poco la pelota. Además, soy bastante emotiva y expreso mucho los sentimientos...

-¿Llorás mucho?

-Sí, soy de llorar. Lloro enseguida, no sé contener las lágrimas. Me pasa con películas o con cosas de la vida en las que me siento tocada. A veces está bueno llorar...

-Tus personajes son de ir muy al frente con los hombres, ¿vos te parecés a ellos en ese sentido?

-No, los personajes en ese sentido son todo lo contrario a mí. Yo soy muy tímida en la vida y con los hombres también. Me gusta la libertad sin filtro que tengo cuando hago los personajes y ahí saco toda mi faceta desfachatada. Pelusa siempre anda buscando novio, le habla a gente del público, y yo a veces pienso “¿qué estoy diciendo?”.

-En una entrevista contaste que sos enamoradiza...

-Sí, pero en este momento no estoy enamorada... Lo que me está pasando es que me enamoro y me desenamoro fácilmente. No me engancho. Hay algo que pasa ahí, pierde el encanto y se termina. Me encantaría estar en pareja y tener una familia, pero no me quiero presionar para que pase. Si llega, llega, y si no, no. Yo espero que llegue.

-¿Usás Tinder o aplicaciones para conocer gente?

-No, yo sería muy mala en Tinder. Soy vergonzosa. Tengo amigas que tienen y yo me divierto con ellas: siempre les digo “¡poné superlike, poné superlike a todo!”. Tinder y las redes no son lo mío. Para conocer a alguien tiene que ser un amigo, o por medio de alguien que ya conozca de antes, o conocerlo yo en algún lado. Me cuesta eso de salir con alguien sobre el que no sé absolutamente nada. Tinder no tiene sentido para mí. Las redes no son el lugar para encontrar el amor.

-¿Y en un boliche, por ejemplo?

-Tampoco. Estoy cerrada, claramente por eso estoy soltera. Salgo poco porque ya tengo 39 años. Ya me cansa salir. Me divierte ir a algún bar a tomar algo con amigas, pero un baile es un lugar en el que ya no me siento cómoda. Salí muchísimo en su momento y siento que es una etapa que ya viví.

-¿Cómo te sentís con la proximidad al cambio de década..?

-¡Ni me digas 40 años (risas)! La edad no es algo que me preocupe, por eso puedo hacer chistes con ese tema. Capaz que no lo tengo asumido, ¡yo me siento de 25!

-¿Y si te comparás con el momento en el que tenías 25?

-Ahora me conozco mucho más. A los 25 no sé si tenía mucha idea sobre quién era. Creo que era más deshinibida. Ahora lo sigo siendo, pero la experiencia de darse varias veces contra la pared hace que una aprenda y sea más criteriosa a la hora de tomar decisiones.

-¿Y físicamente? Has destacado en algunas notas el cambio que te ha implicado una nueva rutina de ejercicios...

-Sí, empecé el gimnasio para estar un poco mejor. Voy al local de Alejandro Giacomino, y Gabriela Acosta es mi entrenadora. Yo antes había hecho todos los ejercicios y bailes posibles pero solo duraba tres meses. Ahora tengo un grupo con el que hago ejercicios y cuando no voy es como que me falta algo, me siento más estresada, me doy cuenta de que tengo el cuerpo más pesado. Además, aprendí a comer bien sin prohibirme de nada. Me siento más saludable y con más energía. Más allá de lo físico y lo estético, el ejercicio me liberó la cabeza. ¡Imaginate si hubiera descubierto esto a los 25!

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