ENTREVISTA
El empresario argentino habla de su trabajo en ESPN y Disney, cuenta de su pasión por el alpinismo y también habla de su emprendimiento vitivinícola

Buscando una vida más apacible, Leo Mclean y su esposa llegaron a Uruguay. Comenzaron a instalarse en 2014, pero no fue hasta 2019 que se quedaron definitivamente. Desde entonces el empresario, aventurero y emprendedor no ha descansado. Además de escalar los picos más altos de cada continente, comenzó un emprendimiento de vinos en Maldonado.
El empresario argentino que dice que hoy se siente uruguayo habló con Sábado Show sobre su trabajo en una multinacional como Disney, el trabajo para escalar los siete picos más altos de cada continente y su emprendimiento de vinos.
"Tengo 61 años y soy de Argentina", se presenta Leo Mclean, el empresario, aventurero y emprendedor que dejó su vida en Buenos Aires para instalarse en nuestro país.
"Con mi mujer decidimos, hace un tiempo atrás, hacer un cambio de vida. Estamos radicados desde 2014 pero definitivamente vinimos a vivir a fines de 2019", comenta Mclean, quien trabajó en ESPN, Disney, escaló los siete picos más altos de cada continente y actualmente tiene, con sus socios, un emprendimiento vitivinícola ubicado en Maldonado.

“Nos gusta mucho Uruguay, vivimos en Montevideo y salimos un poco de esa ‘locura’ que se estaba viviendo en los últimos años en Argentina. Así que vinimos a buscar una mejor calidad de vida”, señala.
—La vida laboral de hoy permite el trabajo remoto, así que no importa si está en Argentina o Uruguay para desempeñarlo.
—Sí, tal cual. Yo trabajé gran parte de mi vida, cerca de 30 años, para The Walt Disney Company comenzando en 1992 con el desarrollo de ESPN para latinoamérica. Después, cuando Disney absorbe ESPN paso a la planta de Disney con el canal para el desarrollo comercial en la región. Me demandó mucho viaje y estar en Argentina o Uruguay era algo parecido. En los últimos tiempos con el trabajo remoto, como decías, se pudo hacer.
—¿Cómo es trabajar para una empresa como Disney?
—Es muy demandante, también con grandes ilusiones porque tenés una marca, un producto, una estructura a disposición muy importante y te sentís muy cómodo en todo lo que es el proceso y desarrollo. Mi función particular fue ser el responsable del Multimedia sales, las ventas de distribución con presupuestos muy grandes, pero también contando con equipos y posibilidades de generación de estructuras en cada uno de los países que se fue dando. Eso fue muy entusiasmante y fueron un placer los 30 años en la compañía.
—Empezó a trabajar en el momento que comenzaban a surgir los canales sectorizados, ESPN en deportes, CNN en información y así. ¿Cómo fue imponer una marca en la región?
—Fue un trabajo de años. En lo que es entretenimientos hay dos pilares básicos: uno son las noticias y el otro los deportes. La gente consume deporte y lo que tuvimos que ir haciendo desde la primera señal que recibíamos toda en inglés, empezarle a hacer bajadas y la incorporación de deportes, noticias y actividades locales. Eso fue lo que hizo que la gente comenzara a consumir cada vez más. De tener un ESPN pasamos a ESPN2, ESPN+, ESPN3 con contenidos locales. Eso fue lo que le dio el éxito a la marca. Después fue una marca que la cuidamos, apoyados por los equipos de marketing locales y centrales en Estados Unidos para saber cómo era el tratamiento de la marca, cómo hacerla apetecible y no “bastardeada” por un mal uso.

—Desde que Disney compró la empresa seguramente se tomaron más recaudos de ese estilo.
—Sí, muchísima exigencia que a veces pareciera molesta pero que en el tiempo uno ve los aciertos del cuidado y prestigio de la marca.
—Una de sus pasiones es el alpinismo, ¿cómo fue escalar los siete picos continentales?
—Escalé las las montañas más altas de cada continente: el Aconcagua en Sudamérica, el Monte McKinley en Alaska, el Kilimanjaro en África, el Elbrus en Rusia, el Puncak Jaya en Indonesia y el Everest en Asia. La montaña es una pasión que la tengo de joven. Me tomé un tiempo para prepararme físicamente y pude hacerlo en paralelo a la compañía, porque más allá de las responsabilidades familiares que tenía, tengo una familia muy linda, las responsabilidades en Disney me permitieron a lo largo de unos 10 años llegar a ese objetivo que era escalar los picos más altos de cada continente. Fue mucho trabajo, esfuerzo, sacrificio porque tuve que dejar algunas cosas de lado para el entrenamiento, porque no solo era esa montaña sino que hacía dos o tres montañas altas por año para seguir el entrenamiento y gracias a Dios pude cumplir ese objetivo de estar en estos picos. Es estar en la inmensidad del mundo, en los puntos más remotos. En la Antártida son 1.500 kilómetros adentro de la masa continental, o en el Everest, estar en el pico más alto del mundo, un lugar extremadamente peligroso, pero te da una visión y una perspectiva del mundo muy linda.
—Imagino que tiene que ser la vista más espectacular del mundo.
—Sí. Hay muy pocas cosas que te pueden llegar a conformar después de haber visto y vivido todo eso.
—Dejó todo y se vino a Uruguay para hacer un emprendimiento de vitivinícola. ¿Cómo tomó esa decisión?
—Con mi esposa teníamos ganas de hacer un cambio de vida, más apacible. A los 60 años que es la edad donde normalmente las compañías te dan el visto bueno para que te retires y des paso a los jóvenes, me retiré muy bien de la compañía. Siempre me gustó el tema del vino, me gusta tomar vino, me gusta el buen vino, soy amigo de unos enólogos muy destacados que son argentinos, los Michelini. Con ellos nos planteamos hacer un emprendimiento de vinos en Uruguay, elegimos la zona pensando en el clima uruguayo que es de alta precipitación con suelos degradados y alta forestación. Nos hace recordar mucho a Galicia y buscamos en la zona de Garzón. Allí tenemos hoy un viñedo, la uva es blanca, Albariño y estamos vinificando en una bodega muy linda Compañía Uruguaya de vinos de Mar. Al estilo europeo tenemos una bodega boutique y allí hacemos el vino que hoy lo estamos vendiendo al mercado exterior. El Albariño es una uva que está teniendo mucha demanda, es un buen vino y el clima costero de Maldonado da unos vinos blancos extraordinarios.
—Llegaron antes del “éxodo dorado” de los argentinos en nuestro país.
—Sí, por mi trabajo tenía muchos conocidos en Uruguay de los cuales soy muy amigo y hoy nuestra relación social es con uruguayos y no con los argentinos que han venido. Hoy me siento uruguayo, quiero mucho a Uruguay más allá de las limitaciones que tienen todos los países agradezco mucho la calidad de vida, la calidad institucional y la forma de ser de los uruguayos.