Lavanda transmite felicidad

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Por: Mariel Varela

Llamaban la atención ya desde sus inicios en murga joven cuando andaban por los barrios con bombo, platillo y redoblante. "Bien chiquilinas", alentaba la gente. Es que Murga Ron tenía una peculiaridad: la mitad de su staff pertenecía al género femenino.

Ocho mujeres oriundas de ese equipo se cansaron de deambular por ese género y ampliaron sus horizontes artísticos. Se bautizaron Lavanda hace siete años mientras buscaban qué hacer, por dónde ir, cuál sería su identidad. Leyeron las propiedades de esta planta y advirtieron que compartían varias. "La calma, estar en grupo, las propiedades sanadoras, el perfume", cuenta Silvana Dalmás.

Las otras siete (Martina Bailón, Luciana Bibbó, Laura Curto, Melania D`Acosta, Magdalena Dos Santos, Leticia Ruibal y Macarena González) coinciden en que la murga les dejó una herencia: el humor, la puesta en escena, el contacto con públicos distintos.

Se abrieron hacia otro ángulo en una incesante búsqueda e investigación. Eligieron un repertorio para versionar, abrieron la puerta a nuevos ritmos donde predomina el folclore concebido en sus diversas culturas e idiomas. No logran enmarcarse en un género pero no pueden evitar que el público les pregunte qué son. "Tenés que vernos", asegura Martina.

La chance para empezar a aproximarse al juego que estas ocho féminas plantean arriba del escenario es este 12 de noviembre en la Sala Zitarrosa a las 21:00 horas. Lavanda presenta Felicidad bajo la dirección de Pablo "Pinocho" Routin, un viejo amigo de la época de murga joven que saldó la deuda de hacer algo junto a estas chicas y las guió en un proceso de auto conocimiento e investigación que se conjugó en un espectáculo donde mechan música, canto, ritmos, instrumentos (charango, guitarra, acordeón, flauta traversa) versiones de temas en camerunés, hindú, guaraní, composiciones propias, actuación, humor, exploración a nivel emocional, un componente audiovisual. Y un constante cambio de roles.

Dúctil. Trabajan en colectivo. Alguna compone un tema o trae una idea y se escucha, se trabaja, se canta para armar un puzzle con los distintos matices de voces y capacidades. Ese material en bruto pasa por miles de manos hasta evolucionar y llegar a un lugar que las emocione. "En un grupo hay individualidades pero las sabemos utilizar de forma positiva para la propuesta", asegura Melania.

Al momento de versionar, escuchan juntas el tema original y "empieza un trabajo de cocina donde cada una aporta su ingrediente". Se vuelve un asunto colectivo donde cualquiera puede probar donde se siente más cómoda. "No es una banda fija con guitarrista y bajista. Varía. De repente en un tema toca una la guitarra y en otro esa pasa a cantar o tocar el acordeón", ejemplifica Magda.

Jugar con los ritmos es otra consigna. "De repente metemos una percusión de soul, de repente hay ritmos que son funk o rock y no lo asociamos. Agarramos la canción, empezamos a tocar y ahí vamos moldeando eso de generar un estilo propio usando música de todo el mundo", complementa Melania.

Conviven como amigas y todo fluye de forma natural. Incluso la identidad femenina surgió a raíz de la reacción del público que se los hizo notar. "Somos muy cuidadosas con esto de que porque somos mujeres tenemos que hacer las cosas desde ahí. No, naturalmente surge. No creemos necesario sacar la bandera", sostiene Leticia.

emoción. Se coló un varón y junto a él encontraron una sensibilidad común. "Pinocho es muy sensible. Jorobando dice, `soy casi una mujercita", se ríe Silvana. Les encomendó escribir un guión y no quiso "meter la cuchara". Las dejó libres para sentir y crear. Confió en lo que podían llegar a dar como artistas y les marcó una rutina: investiguen sobre Violeta Parra.

Su obra plástica, su música, su vida sirvieron de inspiración y permitieron dar a luz Felicidad. El hilo conductor es la vida: estados, ciclos, etapas. La intención del show es transitar por distintos momentos y emociones. Incluso la selección de canciones se hizo desde lo afectivo.

Ningún espectador queda ajeno al sentimiento. "Estoy segura de que va a pasar mucho por la piel", dice Martina. Porque fue justamente lo que les pasó a ellas en el proceso. "La forma de trabajar fue primero ir para adentro para ser consciente de qué voy a sacar y poner en escena. Nos atravesó la vida", agrega.

"Es la forma que elegimos para Felicidad: todo pasa por adentro para después salir, conjugarlo a nivel grupal y luego mostrarlo, compartirlo y desnudarlo", redondea Magda.

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