Las tres Danielas

Bailarina, actriz y psicóloga, Marotta actúa en la película La despedida" y recuerda con "agradecimiento" su pasaje por TV.

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Por: Mariel Varela

Por 18 años estuvo al lado de Cacho de la Cruz en las distintas versiones de El Show del mediodía, una época que recuerda con alegría y que hasta hoy le genera gestos de popularidad: la gente la reconoce en las calles, la saluda, pregunta. Pero antes y después de ese pasaje por TV, Daniela Marotta siguió su andar como bailarina y actriz en distintos espectáculos teatrales hasta que las cámaras volvieron sobre ella en 2010: esta vez para debutar en cine con un papel en la comedia uruguaya La despedida, donde interpreta a la parturienta esposa de uno los muchachos (Paul Fernández) que se organizan la accidentada despedida de soltero.

En la cartelera teatral de hoy, Marotta es una de las protagonistas de la comedia Evangélicas, divorciadas y vegetarianas que va en el Teatro La Candela. El resto del tiempo lo reparte con el ejercicio de su otra profesión: es psicóloga desde hace una década y media. Para hablar de sus múltiples facetas, de la primera vez en cine, del pasado y el futuro, Sábado Show entrevistó a la actriz de 41 años, que pisa las tablas desde que tiene memoria.

Historia de paz y de amor, es el título de la obra que le dio la bienvenida al mundo de las tablas con apenas cinco años. Aunque le cueste recordar el parlamento del pollito que interpretó en 1974, Daniela Marotta mantiene viva esa primera imagen y alega que nunca dejó de subirse a un escenario: "Las tablas me pueden". La puerta de entrada al arte fue el ballet. Sus padres la mandaron a aprender danza por recomendación médica a los tres años: "Era súper tímida y me costaba relacionarme", relata Daniela... la niña creció, estudió, ensayó y a los 16 cumplió "el sueño" de entrar al Sodre. "Era un sueño para mí, pero la exigencia de mantener el peso acabó por hacerme crac en la cabeza y dije: "esto no lo puedo sostener. Voy a estudiar. Además, sentía que intelectualmente necesitaba darme un espacio. Se ve que, de alguna manera, me quedó eso de `pobrecita, no le da la cabeza, no va a poder estudiar". Pero estudió: en 1995 se recibió de psicóloga, una profesión que vincula mucho con el teatro. "En psicología también existen técnicas psicodramáticas donde el teatro me ayuda en un montón de cosas. Creo que son profesiones que se complementan".

La "cuarta" profesión de Marotta es coreógrafa. Encontró en esa labor una alternativa para no alejarse de la danza, porque ya no se siente bailarina. La historia comenzó allá por 1988 con Los Carlitos, con quienes realizó tres temporadas. Debió encarar a un grupo de 20 hombres "con tablas arriba" que le hacían frente: "Te decían, `yo en segunda fila no bailo`, pero la técnica era yo". Volvió al ruedo en 2002, y otra vez se paró ante un conjunto "pesado" (Colombina Che), que ya había dejado atrás a varios escenógrafos. No fue su caso, y acompañada por Marcelo Galli, lograron una unión "súper interesante". La murga alcanzó su punto máximo al conquistar el segundo premio del concurso y Daniela aprendió sobre el trabajo en equipo: "Eso se lo debo a mi formación como psicóloga", indica. El 2010 fue sabático en el rubro carnavalero, pero no descarta regresar.

LA DESPEDIDA. Disfruta de los retos, y la propuesta de sumarse al elenco de La despedida supuso uno interesante. No sólo era su primera vez en la pantalla grande, sino también una apuesta para el cine nacional que incursionaba en el género comedia: "Aún está en pañales. Fue un poco experimental", dice al respecto. Y agrega que no dudaría en repetir la experiencia porque le encanta todo cuanto implica un desafío en su carrera.

Es consciente de que el film tiene varias cuestiones para mejorar, pero no está de acuerdo con los ataques injustificados: "Me molestaron las críticas por qué sí. Si vienen con buena onda, está bueno, porque uno aprende. Pero escuché periodistas decir que no la habían visto pero sabían que no les gustaba. Que se tomen el tiempo de ir a verla y después critiquen bien. Siento que los uruguayos todavía no hemos podido sacarnos la carga de "pseudo intelectualoides". Es más, los argentinos tienen ese concepto nuestro: "a los uruguayos no les vendés cualquier cosa". Mentira. Viene Florencia de la V, Iliana Calabró y llenan. Rascás un poco el espectáculo y decís: ¿qué había?", se pregunta.

Marotta hizo temporada en Carlos Paz con la revista Boom y recuerda que el público la esperaba en la puerta del teatro para sacarse fotos, y a ella le costaba comprender la situación: "Acá hacía años que trabajaba y nunca me había pasado. Pero es un reconocimiento necesario, ya que todos los artistas trabajamos con nuestro ego y el que niegue eso, estaría bueno que fuera a una terapia. Si no tenés un poco de ego, no te subís a un escenario", dice la actriz y psicóloga. Y complementa que, para ella, hace falta ser "más generosos" con los artistas nacionales.

PRO Y CONTRA. Había un casting para bailarinas y Daniela se anotó. Tenía 18 años y así empezó el ciclo televisivo al lado de Cacho de la Cruz y Laura Martínez. Hoy, no tiene relación con ellos porque "el vínculo era laboral pero les tengo mucho cariño, afecto y agradecimiento", asegura.

Sólo encuentra palabras de halago para quien le enseñó acerca de tiempos televisivos y de comedia. Y además le "dio una mano" cuando se encontró desempleada y su padre recién había fallecido. "Gracias a ese trabajo pude desarrollar mi carrera".

El medio televisivo ofició de "trampolín", le facilitó el acceso al teatro por volver su imagen masiva. Pero, por otro lado, debió romper con los prejuicios que ello le acarreaba, y tuvo que probar que tenía otras habilidades, más allá de ser "un florero".

Hoy Y MAÑANA. Una oración energética es el ritual que el trío de Evangélicas, divorciadas y vegetarianas realiza antes de salir a escena. "El día que deje de sentir nervios, se terminó la magia", asegura. Daniela encarna a la mujer con carácter fuerte, que no come carne, seducida y abandonada. El guión no es más que un "pretexto" para que Myriam Castro, Cristina Cabrera y Daniela Marotta se den el lujo de divertirse en cada espectáculo.

Para el futuro, será cuestión de probar, y el stand up es un género al que no le teme. "Es más, tengo un proyecto", afirma. Pero aún no está pronta para hacer públicos sus monólogos: "Hace años que escribo pero lo guardo. Todavía no estoy para entregar eso".

Como comediante está "cómoda". Pero es tiempo de cambios y su veta actoral le reclama encarar un papel cargado de escenas dramáticas y comprometedoras. Disfruta el teatro del absurdo, las vanguardias europeas, y los textos oscuros, donde se trabaja la sensibilidad del personaje. Aunque reconoce que de esos guiones "llegan pocos". Y la economía no es cosa menor y pesa bastante: "Uno tiene que vivir, eso es real. Hay cosas que uno tiene que hacer por dinero", confirma.

¿Volverías? La respuesta es incierta: "No puedo decir de esta agua no he de beber, pero con las producciones que me habían ofrecido, no". Se refiere a trabajar en Argentina. Su paso por el país vecino fue fugaz. Daniela no se arrepiente de haber rechazado propuestas: "Es un medio muy competitivo, como una picadora de carne".

¿Y a la TV? "Sí, volvería. No sé a hacer qué. Tengo ganas de algún desafío más, algún personaje. Hacer una ficción me encantaría. O desde el lugar de psicóloga, poder volcar lo que uno sabe. Ir desde otro lugar".

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