Las cirugías de los divos

por Luis Ventura

Las estrellas están en el cielo y en las marquesinas, los divos están en la pantalla y en los escenarios, y a ellos se les perdona todo. Lo instaló Mirtha y Zully Moreno hace décadas en los años de oro del cine rioplatense y lo alimentaron llegando hasta nuestro tiempo. Lo reestañó Susana cuando despegó del rebaño tras enamorarse de Monzón y su fama millonaria de potro indomable que ganó en Europa con Ursula Andress y Natalie Delon. Teléfonos blancos, misterios invulnerables, edades escondidas y lo que más, pero más importante, cirugías inconfesables. La fama no envejece ni tiene documentos. Por eso no hay arrugas y si las hay las hacen desaparecer con photoshop (un pincel retocador en el pasado, un programa de computación en la actualidad), con un filtro de televisión o con un bisturí en el quirófano que sepa guardar el secreto como si fuera un tesoro.

Moria Casán, aunque a ella no le guste que le digan diva porque huele a papiro, fue la única que hizo de las siliconas y las cirugías un tema folklórico en la farándula. Fue la primera que blanqueó sus operaciones, incluso colmó de pergaminos y jerarquía al artesano quirúrgico del doctor José Juri.

Pero a Mirtha le cuesta tanto como que le pregunten cuántos años tiene. Hablar de su paso por algún quirófano es pecado mortal. A Nacha Guevara no se le mueve un pelo cuando declara que la lozanía de su piel se la debe al agua mineral y ni que hablar de Susana Giménez que le tiene pánico a la edad, a la vejez y a que se le noten los años y los kilos. La cara se la supo esculpir y cinelar el doctor Juan Carlos Pintos Barbieri que se enojó con ella porque nunca le reconoció las maravillas que había hecho en su rostro. Después fue Cristina Zeaiter y su hermano, que en una clínica escondida de la calle Cazadores la hicieron toda nueva. El ex novio de ella, el "Corcho" Rodríguez sólo la veía unas pocas horas por día, y dos o tres veces por semana, porque Susana misma no quería que la vieran inflamada, con hematomas y con grotescos armatostes de vendas.

Ahora, Susana se operó con el doctor Cristian Pérez Latorre. Una refrescada de rostro a fondo, mejores lolas y lipoaspiraciones en brazos y entrepiernas... Pero consultada la diva, su rejuvenecimiento mágico no fue obra de la cirugía, "si apenas me hice un ‘peeling’ en la cara y una ‘lipito’ en la panza". Así surgió la nueva "Su", sin cortes, costuras, ni bisturíes... los divos no saben de estas cosas. Las cirugías para usted señora, para vos señor y para mí, si es que podemos pagarlas sin canjes. Chau, hasta el SÁBADO SHOW.

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