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Jaime Clara celebra 20 años de Sábado Sarandí: “La cultura también se escucha”

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Jaime Clara. Foto: Estefanía Leal

ENTREVISTA

Escritor, caricaturista y “aguantador de mostradores”, el periodista celebra las dos décadas del programa radial más instalado en las mañanas de sábado en el dial.

Jaime Clara. Foto: Estefanía Leal
Jaime Clara. Foto: Estefanía Leal

Sábado Sarandí está celebrando desde diciembre 20 años en el aire. Su creador y conductor, Jaime Clara, no tiene muy claro si el programa cultural más escuchado de la radio, configura algún tipo de récord estadístico.

Lo seguro es que representa un récord personal en la carrera de este periodista polifuncional de 55 años y nacido en San José. “En los comienzos nadie daba dos pesos por el programa. Ni siquiera yo mismo”, comenta.

Todo empezó a cuenta de su propia iniciativa en el año 2001. Había regresado a la emisora como productor en momentos en que la nueva dirección hizo una renovación total de Sarandí. En ese año, por ejemplo, Las cosas en su sitio debutaban en la 690 AM con la conducción de Ignacio Álvarez.

El espacio de los sábados de mañana se dedicaba a programación grabada. No había nada en vivo. Entonces Jaime Clara, siempre propenso al periodismo cultural, propuso a la directora de entonces, Ligia Almitrán, un programa con información y notas a los exponentes de la cultura. “Hacelo pero no te vamos a aumentar el sueldo, ni te damos productor, ni nada”, fue la cruda respuesta que recibió Clara. El periodista también aportó el nombre: Sábado Sarandí.

El horario ha cambiado poco a lo largo de los años. En la actualidad comienza a las 6:00, con una pausa entre las 7:00 y las 9.00 para Informativo Sarandí (también conducido por Clara) y luego la cultura retoma la posta hasta las 13:00 horas.

Si bien este ciclo cultural es el más identificado con el perfil de comunicador de Jaime Clara, en la emisora el periodista desempeña muchas otras funciones. Coconduce con Sergio Puglia Al pan, pan desde hace 15 años y ha sido parte de Hora de cierre. Además, es el “aguantador oficial de mostradores”, lo que significa suplencias en Las cosas en su sitio y en otros programas.

En TV también tiene su recorrido. Fue parte de Desayunos informales, Por amor al arte (NSTV), El Observador TV y en la actualidad es el reemplazante natural de Victoria Rodríguez en Esta boca es mía.

Narrador, poeta y caricaturista, Jaime Clara se encuentra por estos días en fase de producción de un nuevo libro de relatos, a cinco años de la publicación de La terrible presión de la nada, su libro de cuentos. Dirige también junto a su esposa Alva Sueiras el portal Delicatessen.uy con artículos de cultura, gastronomía y viajes.

Jaime Clara. Foto: Estefanía Leal
Jaime Clara. Foto: Estefanía Leal

-¿Coincidís con la idea de que los contenidos culturales son cada vez más “de nicho” y menos de difusión masiva?

-A priori, ser de nicho no es peyorativo en sí mismo. ¿Quienes siguen el básquetbol no forman parte de un público objetivo al que le gusta el básquetbol? ¿Y los que miran los partidos de Nacional? Creo que tenemos que cambiar "de nicho" por público objetivo. Se trata de un segmento de público con determinadas características. Así que el concepto de universo de oyentes con interés específico, no me molesta. El tema es si es mucho o es poco y ahí entramos en otra discusión. ¿Qué es lo que se pretende? ¿Calidad o cantidad?

-¿Qué importa en tu caso?

-Las dos cosas. Tengo claro que en 20 años de Sábado Sarandí los oyentes forman parte de un público interesado en determinadas temáticas vinculadas al arte y la cultura, un universo muy variado de por sí. Lo siguiente que tengo claro es que los números de audiencia son buenos, lo que desmiente la idea de que a los programas culturales no los escucha nadie. La cultura se escucha, aunque lamentablemente, hay otras propuestas culturales que no tienen ese nivel de audiencia.

-¿Cuál sería el diferencial?

-Entramos en el terreno de las hipótesis, pero diría que hay tono de los sábados. Hay también amplitud en los contenidos y la búsqueda de la sorpresa. Trato de buscar cosas diferentes. El sábado pasado, por ejemplo, le hice una nota a un autor español que hizo un libro sobre el carnaval de Cádiz que habla de Uruguay. Hablé con la traductora al turco de Mario Benedetti o hace quince días hablamos del “Gardel ruso”. El ambiente cultural uruguayo y montevideano en particular es bastante reducido. Entonces corremos el riesgo de que César Troncoso, en la semana en que estrena algo, vaya a cuatro programas de la radio. Yo trato de que no sea así. Busco ser creativo.

-En el caso de la literatura, se trata de uno de los programas principales de difusión de autores y obras...

-Sí. En ese aspecto he hecho un gran esfuerzo en el sentido de leer los libros cuando entrevisto a los autores. Me tiene asustado la cantidad de programas, y lo he sufrido como escritor, que no leen los libros antes de hacer una nota. Con suerte, leen la solapa. Un día recuerdo que fui a una radio y se pusieron a discutir la periodista y el productor sobre dónde habían dejado el libro, por lo que quedó claro que ninguno lo leyó. En mi caso, que me gusta mucho la literatura, trato de que haya una presencia respetuosa para los autores y los oyentes. Claro que no soy el único que lee los libros. Lo que estoy diciendo es que el lugar que le doy al lector y al escritor intento que sea lo más respetuoso posible.

-¿Cómo dirías que nació tu inclinación por los temas culturales?

-En un cuento me refiero a lo importante en mi vida que fue mi tía Etna, quien me llevaba al cementerio a la tumba de Paco Espínola. Ella fue una referencia fundamental para los libros. También mis padres, ambos maestros, me generaron siempre inquietud por la lectura. Lo siguiente fue acudir desde los 8 años a la radio de San José (CW41) donde fui un niño rodeado de popes de la ciudad en una época increíble. Luego vine a Montevideo y hacía notas de la movida cultural que pasaba después en la radio de San José los fines de semana, donde tenía un programa. Naturalmente fui cultivando ese perfil que es lo que me gusta y me identifica en la actualidad.

-¿El de periodista cultural es un oficio específico?

-No. Cuando me tocó dar clases de periodismo, siempre he dicho que el periodismo es uno solo. Las herramientas son las mismas para quienes trabajan en deportes, en agro, ciencia o cultura. Por eso me siento muy cómodo haciendo Hora de cierre o Al pan, pan o cuando hago las suplencias en Las cosas en su sitio o Esta boca es mía.

-¿Cuál es tu visión sobre la afinidad entre muchos actores culturales y la izquierda? ¿Crees que una identificación partidaria puede haber afectado o afecta al ambiente cultural?

-Las afinidades se dan en todos los círculos. Que hay mayores vínculos de la izquierda con los temas culturales, es histórico. O quizás tiene más visibilidad. Lo que yo he tratado desde mi lugar es no entrar en ese juego. El programa ha demostrado que es posible mantener distancia de cualquier círculo de afinidad, sea político, artístico, estético o filosófico. La cultura está por encima de todo eso. En Sábado Sarandí conviven con una diferencia de dos minutos de tanda Rodolfo Fattoruso y Mauricio Rosencof. Y ninguno de los tres nos despeinamos.

-¿El ambiente cultural se maneja en círculos?

-A veces se peca de las chacras y los grupetes. Si no pertenecés a determinado núcleo de amigos reunidos por motivos políticos, estéticos o generacionales, no existís o sos menos. Eso no lo acepto y no me gusta. Siento que el deber del programa es convocarlos a todos de la misma manera y con el mismo respeto.

-¿Te sorprendió la salida de Nacho Álvarez de Sarandí?

-Sí, claro, como a todos. Me llamaron el domingo de tarde para hacer la suplencia.

-¿Cómo fue hacer ese primer programa sin él?

-Yo comuniqué la noticia de su desvinculación al final del programa. Lo dije en 23 segundos. Pero en realidad, a lo largo de la mañana fue un programa normal. Salvo cuando empezó a circular el rumor, después de las 11:00, a nadie le extrañó que yo estuviera. Mi relación con los oyentes de Las cosas en su sitio siempre ha sido muy buena y natural.

-En TV sos el reemplazante de Victoria Rodríguez, ¿cómo te sentís en ese rol?

-Me siento raro. No es el medio en el que nací pero me gusta mucho hacerlo. Porque cuando se me convoca a Esta boca es mía o a Desayunos informales en su momento, se me ha convocado por el perfil periodístico que he cultivado. Soy un periodista que me adapto a diferentes formatos. Al mismo tiempo, es notorio mi interés por el periodismo cultural y que no aspiro a ocupar el lugar de nadie. Ni Victoria Rodríguez ni Nacho Álvarez en su momento seguramente hubieran aceptado que los supliera alguien con intenciones de ocupar esos lugares. En mi caso, soy "inofensivo".

-Junto a tu esposa Alva Sueiras están detrás del portal Delicatessen.uy sobre cultura, viajes y gastronomía. ¿Internet es el futuro?

-Sí. Esto empezó como un hobbie donde pretendíamos publicar artículos cada tanto y fue generándose un espacio donde aparecieron firmas reconocidas. Hemos logrado un buen vínculo con el exterior y gente que nos autoriza a publicar sus textos, quienes colaboraban honorariamente. Estamos buscando la sustentabilidad. Yo creo que la potencialidad que tiene Internet es muy grande en el mundo y en Uruguay todavía no se le ha encontrado la fórmula de balance entre el público y el autor. Junto con el consumidor de contenidos digitales, tenemos que encontrar una relación costo / beneficio justa para ambos.

-Tu hermana Mercedes Clara no aceptó la invitación a ser compañera de fórmula de Daniel Martínez en las elecciones pasadas. ¿De aceptar, te hubiera complicado la vida?

-Me hubiera complicado si el resultado electoral hubiera sido otro. Habría que suponer también eso, cuánto hubiera cambiado la historia si ella era la compañera de fórmula. Con el diario de hoy, lo que puedo decir es que estoy orgulloso de mi hermana. Creo que puede hacer una maravillosa gestión en lo suyo por el compromiso social que tiene. Su mirada está por encima de lo político partidario. Fue la enseñanza que recibimos. Yo lo aplico también con el periodismo cultural.

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