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Fernanda Kosak: La periodista revelación

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Fernanda Kosak. Foto: Darwin Borrelli

ENTREVISTA

La flamante incorporación de Santo y Seña se prepara para su segunda temporada en el ciclo. Se declara soltera y explica el tatuaje existencialista que se realizó en el brazo durante el verano.

Con apenas 24 años, Fernanda Kosak es una de las más jóvenes del periodismo televisivo y la última incorporación de Santo y Seña. Estudió comunicación, trabajó para el diario El País y está por comenzar su segundo año en el programa periodístico de mayor audiencia.

En diálogo con Sábado Show, revela los entretelones de su incursión televisiva: cómo es Ignacio Álvarez como jefe, las dificultades por ser la aprendiz del grupo y recuerda el día que vio cara a cara a una mujer que estaba presa tras una investigación que ella había realizado. Además, se declara soltera y detalla cómo son las salidas nocturnas con sus amigas. 

-¿Qué balance hacés del primer año de tu experiencia televisiva en Santo y Seña?

-Me encantó. Aprendí mucho del formato televisivo. A mí me gusta escribir y nunca me había imaginado en televisión. Nacho (Álvarez) no solo me convenció de que aceptara sino que hizo que nunca me arrepintiera.

-¿Con cuáles dificultades te enfrentaste en el día a día al asumir este desafío?

-Lo complicado es estar pendiente de las imágenes y otras cosas que cuando una escribe no le presta atención. Me ha pasado que me digan “en el informe hablan de una casa, pero no la filmaron”. Me tuve que ir acostumbrando a eso. Igualmente siempre tenemos la ayuda del cámara, el editor o el asistente de producción. La cadena funciona muy bien.

-¿Cómo es Ignacio Álvarez como jefe?

-Excelente. Desde el inicio, yo le aclaré que llevaba menos de un año ejerciendo el periodismo y que se la bancara si había cosas que no sabía. Nunca me hizo sentir mal por no saber algo. Es muy mentor, me llama antes de cada nota para ver cuáles preguntas tengo y darme consejos. Me acuerdo de esta frase que me dijo la primera vez que entrevisté al pastor chanta de Remar: “Nos estás sola, sos vos y tres millones que quieren que le hagas la pregunta”.

-Sos muy activa en redes con posiciones contrarias a las que muchas veces expresa él. ¿Se generan debates entre ustedes?

-Él no está mucho en el canal, entonces no surgen muchas charlas de boliche como para intercambiar opiniones. A veces lo jodemos y le preguntamos qué necesidad tiene de meterse en todas las polémicas para hacerse putear. Yo me agarro la cabeza cuando dice alguna cosa a propósito para joder a las feministas, por ejemplo. Se quiere hacer el polémico, pero yo sé que está súper embanderado con causas como las de los femicidios.

-Vas a estar por segundo año en el programa ocupando una silla que tuvo varias dueñas anteriores, ¿te gustaba cómo desempeñaban su rol?

-Con Ana (Matyszczyk) nunca tuve diálogo, creo que es buena periodista. A Catalina Weiss le conocí la cara esta semana porque estaba revisando informes viejos. No sé nada de ella. Con Patricia Madrid, en cambio, tengo más diálogo y buena onda. Me parece una crack como periodista. Cuando no sabía si entrar a Santo y Seña o no, la llamé a ella sin conocerla para pedirle referencias. Me dio para adelante, me dijo que todo el equipo era bárbaro. Me aclaró que “capaz que era un poco chica para tirarme a la piscina”. Me pareció un buen consejo. Yo voy aprendiendo sobre la marcha.

Fernanda Kosak. Foto: Darwin Borrelli
Además de su trabajo en televisión, Kosak está al frente del podcast "Finjan Demencia". Foto: Darwin Borrelli

-Varios de tus informes han incluido denuncias fuertes, ¿has sufrido alguna represalia o te has llevado algún susto?

-No, pero hace poco me pasó algo muy fuerte. Yo había hecho un informe sobre una escribana que había estafado a mucha gente, y la metieron presa días antes de que saliera al aire. Y hace unas semanas me la encontré en la cárcel, cuando fui a hacer una entrevista por otra nota. Ella estaba toda golpeada: le habían pegado porque había salido en televisión que había hecho estafas por miles de dólares, entonces sabían que tenía plata. Ella me vio y me reconoció, porque cuando yo había hecho la investigación la había ido a buscar a la casa. Cuando me vio en la cárcel me dijo: “no hables más de mi caso”. Yo bajé la cabeza. No te puedo explicar la culpa que me dio. Yo hablé con gente a la que le arruinó la vida, pero verla ahí y pensar que tiene hijos chicos no es fácil. Sé que no es mi culpa, pero no puedo evitar pensar en eso.

-¿Qué hiciste en verano, alejada de la rutina del programa?

-Me fui de viaje a Ecuador sola. Recorrí la selva, hice deportes extremos y fui a fiestas en la playa. Cuando volví, agarré la segunda quincena de lluvia que no daban ganas de salir.

-El año pasado trascendió que estabas en pareja con Pablo Fernández, tu compañero de elenco. ¿Qué pasó después?

-No funcionamos. No estábamos felices y nos separamos.

-¿Le recomendarías a una amiga que evite trabajar con su pareja?

-Sí, por muchas razones. Si se termina la pareja, obviamente es incómodo, pero en el transcurso de la relación también se generan situaciones de incomodidad. Si el otro tiene un problema con alguien, uno ya queda en una posición incómoda con esa persona. También puede pasar que si en el trabajo la pareja tiene una postura diferente entre sí, enseguida se lleva a lo personal. Hay gente a la que le va bárbaro trabajando con su pareja, pero creo que es mejor separar las cosas.

-¿Cómo sos como ex?, ¿sos de estar un poco pendiente de lo que hace el otro?

-Cómo soy yo como ex habría que preguntárselo a algún ex mío (risas). Por salud yo no estoy pendiente.

-¿Salís más a boliches que antes?

-No soy muy salidora, pero estoy saliendo un poco más. Justo cuatro amigas dejaron con sus parejas al mismo tiempo, entonces revivió el grupo y estamos todas más salidoras.

-¿Cómo son tus salidas?, ¿son como las de cualquier otra chica de 24 años, o tenés un perfil más bajo?

-Ir a bailar no me gusta tanto. Prefiero ir a tomar cerveza artesanal, que me encanta. Disfruto de ir a un lugar, después a otro y terminar a las tres. No estoy para irme de un baile a las siete de la mañana...

-Te tatuaste un reloj de arena en el brazo, ¿qué significa?

-Es un tatuaje muy existencialista que me hice en febrero. El paso del tiempo es una idea que me obsesiona bastante. Yo soy atea, creo que vamos a morir y ahí se termina todo, entonces pienso mucho en cómo aprovechar el tiempo de mi vida. Por ejemplo, si me dicen que hacer tal cosa me ayuda a vivir más años, pero no la disfruto, prefiero no hacerla porque si me muero en poco tiempo habría desaprovechado mi vida. Me gusta exprimir cada instante.

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