Redacción El País.
Feliz domingo para la juventud, conocido simplemente como Feliz domingo, fue uno de los programas más emblemáticos de la televisión argentina. Emitido desde 1970 hasta principios de los años 2000, logró sostenerse en pantalla durante tres décadas. En Uruguay, se emitió por Canal 10, principalmente en los años ‘80.
La propuesta era sencilla pero efectiva: se convocaba a grupos de estudiantes argentinos de los últimos años del secundario para competir en juegos, trivias y desafíos que premiaban la destreza, el conocimiento y el trabajo en equipo. El premio final, que se activaba, al abrir el “Cofre de la Felicidad” con la llave adecuado, era un viaje grupal a Bariloche.
El programa fue conducido en sus primeros años por Orlando Marconi y luego consolidado por Silvio Soldán, quien se convirtió en el rostro inconfundible de Feliz domingo. Con su estilo campechano, cercano y lleno de frases que quedaron en la memoria popular, Soldán supo darle identidad al ciclo y transformarse en una figura inseparable de su historia. La escenografía, con grandes tribunas repletas de estudiantes de colegios que agitaban banderas, bombos y cánticos, convertía cada emisión en una fiesta. Se estima que en 30 años pasaron unos 500.000 jóvenes por los estudios de Canal 9 Libertad y de ello, unos 45.000 viajaron a Bariloche gracias al programa.
Feliz domingo fue un clásico programa ómnibus de su época. Llegó a extenderse por 12 horas en la programación del 9, por lo que tuvo varios conductores secundarios, entre ellos Jorge Formento, Leonardo Simons, Jorge Rossi, entre otros, quienes se iban pasando la posta hasta el cierre con Soldán.
El escribano Prato Murphy y el panel del jurado del programa, integrado entre otros por el periodista uruguayo Rodolfo Tálice, también fueron personajes clave del exitoso programa.
Con el paso de los años, sin embargo, la televisión cambió, y con ella los hábitos de la audiencia. La llegada de nuevas formas de entretenimiento y la fragmentación de los públicos fueron debilitando la vigencia del ciclo, que finalmente dejó de emitirse en los primeros años del siglo XXI.
Hubo momentos críticos para el programa, como una censura durante la dictadura militar a finales de los ‘70. Además, la desgracia enlutó una de las ediciones dominicales por el fallecimiento del padre de uno de los participantes. Todo era en vivo.
El cierre se convirtió en un clásico con el gran salto de Silvio Soldán. una vez que el Cofre de la Felicidad fue abierto. Le seguía un pogo generalizado en el estudio para cerrar un domingo más, de cuando éramos felices.
El domingo que no tuvo nada de feliz: "Fue la desgracia más grande"
En Feliz domingo reinaba la efervescencia: 10 o 12 horas en vivo con cientos de jóvenes en el estudio, repletos de hormonas. El Día del Padre de 1984 fue el peor, según el conductor Silvio Soldán. Un padre que acudió a una prueba se descompuso en el estudio y falleció. Había preparado su personaje pese a su timidez. En plena actuación cayó al piso y debieron asistirlo. La transmisión en vivo se cortó para incertidumbre de los espectadores.
“Fue la desgracia más grande. Algo horrible que hubiésemos querido no vivir”, recordó Soldán.
El programa no volvió ese día y Alejandro Romay, entonces director del canal, salió al aire a explicar las razones del luto.