Dos asesinos a sueldo irlandeses (Brendan Gleeson y Colin Farrell) son enviados por su jefe (Ralph Fiennes) a tomarse un descanso a Brujas luego de un trabajo con una consecuencia trágica. Mientras el primero disfruta de toda la belleza medieval y cargada de historia de la ciudad belga, el segundo no hace más que criticarla y buscar formas de diversión más acordes a un matón. La cosa se complicará cuando el jefe resuelva aparecerse para cumplir por mano propia una orden bastante desagradable. El film dirigido y escrito por Martin McDonagh está nominado al Oscar por Guión Original, nominación que merece porque conjuga con habilidad el thriller con la comedia de humor negro para contar una historia de rumbo bastante imprevisible y que, por tal razón, atrapa al espectador. Redondea el producto tres grandes actuaciones, con un Farrell que viene de ganar el Globo de Oro por este papel. Entre su personaje y el de Gleeson se entabla una relación de amistad que humaniza a dos seres que se dedican a una actividad despreciable y los hace receptores de la simpatía del público. Una comedia que vale la pena ver.