Redacción El País.
La historia de Yiya Murano, la primera asesina en serie de Argentina y conocida como la “envenenadora de Monserrat”, vuelve a la pantalla con una serie de Flow: la plataforma entrenó la propuesta de cinco capítulos en los últimos días. Con Julieta Zylberberg en el rol protagónico, la miniserie recrea con lujo de detalles e impecable ambientación de época, la oscuridad de un personaje que se convirtió de estafadora en asesina (aunque inconfesa) de tres amigas a las que invitó a tomar el té. Se estima que el cianuro estaba en las masitas dulces.
Yiya, tal el título de la serie, quedó disponible on demand de la plataforma y es una coproducción de Flow, Kuarzo e Idealismo Contenidos. Además de Zylberberg, el elenco está compuesto por Cristina Banegas (que interpreta a Yiya en los últimos años de su vida), Pablo Rago, Mónica Antonopulos, Cecilia Dopazo, Diego Cremonesi y Carlos Portalupi, entre otros actores.
La miniserie aborda el punto de quiebre en la historia de Murano, considerada la primera asesina en serie argentina, que fue condenada a cadena perpetua por envenenar a tres amigas en 1979. Aunque nunca confesó, se reunieron pruebas e indicios para su condena: a las tres víctimas había estafado con anterioridad pidiéndoles dinero que, prometía, iba a invertir. Yiya Murano fue una de las primeras creadoras de una estafa piramidal en su país. Cuando no pudo devolver el dinero, la mujer resolvió asesinar a sus acreedoras, entre ellas a su cuñada.
Murano se benefició del ahorro de pena y salió en libertad en los años ‘90. Dio entrevistas y se convirtió en un personaje mediático: incluso fue invitada al programa de Mirtha Legrand, donde se presentó con una bandeja de masitas, generando uno de los momentos televisivos más memorables de la TV de la región.
Más allá de reconocerse como una “estafadora” o “usurera”, nunca confesó la autoría de los asesinatos, dejando un halo de misterio sobre su figura. Falleció en 2013 en un residencial en Buenos Aires.
La serie Yiya revela los oscuros secretos detrás de la vida de la asesina y estafadora. Con una impecable recreación de época, desde lo estético y lo cultural, los creadores muestran todas las caras de la criminal. La dirección corresponde a Mariano Hueter, los guiones son de Marcos Carnevale, con producción de Martín Kweller y producción ejecutiva de Maru Mosca.
La nueva serie cuenta con un total de cinco episodios de 30 minutos de duración cada uno, y además, como parte del estreno habrá un especial en formato documental.
“Queríamos ir más allá de la crónica y meternos en su mente. Entender qué la llevó a cruzar ese límite”, declaró en la avant premiere Marcos Carnevale, el guionista de Yiya. Para él, se trata de un caso muy especial porque fue también el autor del capítulo de Mujeres asesinas (2008) que abordó la historia de Yiya Murano, en ese caso interpretada por Nacha Guevara.
Con Murano en vida, ella aceptó aquella adaptación de la historia, pero puso como condición dar un testimonio al final. “Nos pidió una cámara y así, al final del capítulo, aparece ella diciendo que es inocente”, comentó Carnevale en el lanzamiento de Yiya desarrollado el pasado 4 de noviembre en Buenos Aires.
Para Antonio Álvarez, responsable de la estrategia de Flow, Yiya levanta la vara en calidad de casting y contenido. “Es una de las producciones más importantes de la plataforma”, que ya suma más de 60 coproducciones.
El encanto de los papeles de villana
Julieta Zylberberg no dudó en aceptar cuando le llegó la propuesta de Yiya. “Es un personaje que tenemos aprendido y sabido, bien atractivo para hacer porque es un personaje muy siniestro, pero muy pintoresco también”, comenta la actriz en diálogo con Sábado Show.
Zylberberg añade que revisó todo el material de notas que dio en vida Yiya, incluida su visita a Mirtha Legrand pero también le puso su impronta a la caracterización del personaje.
Cristina Banegas interpreta a Yiya en el final de su vida. En diálogo con un periodista (interpretado por Pablo Rago), la mujer aparece esquiva respecto a una confesión pero aporta elementos sobre sus andanzas en la juventud.
“El perfil de villano es más atractivo para un actor o actriz. Me ha tocado hacer unas cuantas”, reconoce la Banegas.
Zylberberg aporta que los papeles de héroes o heroína son retratados casi sin contradicción, son menos complejos. En cambio los villanos siempre tienen una faceta muy controversiales, lo que los hace mucho más desafiantes para los actores.
En este caso, la vida libertina y arriesgada de Yiya, una mujer de mundo en un contexto opresivo para las mujeres (es 1979), la hace atractiva.
En Yiya, los personajes fuman mucho (en realidad cigarrillos de savia para el rodaje) y la recreación desde el vestuario y la ambientación transportan al espectador a aquellos años de Buenos Aires.
Pablo Rago confiesa que le tocó uno de los personajes “más fáciles” de la serie. “Ya había trabajado con Mariano (Hueter), que es el director, nos entendemos muy bien. Después, fue sentarme con la señora Cristina Banegas a hacerle preguntas. Empezamos a hacer las escenas y salieron una tras otra”, dice a Sábado Show.
Para Cecilia Dopazo y Laura Novoa, quienes interpretan a dos de las víctimas de Yiya, el guión fue fundamental para sumarse a la propuesta. “Está muy bien escrito, porque no hay mucho que decir para dar información sobre cómo es la situación, sobre cómo es la historia, sino simplemente estar en situación y decir las cosas como están escritas. Los diálogos están muy bien hechos y todas las relaciones se entiende perfecto”, asegura Cecila Dopazo.
“No hacá falta más que ponernos el vestuario, maquillarnos, ponernos esas uñas gigantes y ya estábamos en personaje”, acota Laura Novoa.
Las dos valoran la recreación de época como uno de los puntos altos de Yiya. “Es una ficción de mucha calidad y a nosotros nos gusta mucho trabajar como actores. El personaje de ella (por Novoa) solía estar vestida de rosado y cuando llegaba al set, las tasas, el mantel, todo estaba en combinación”, dice Dopazo.
Laura Novoa coincide en que los looks (peinados con ondas, lentes grandes) eran parte de la diversión cotidiana del rodaje.
La actriz también valora el desafío de interpretar a las víctimas de Yiya. “Eran mujeres en un mundo totalmente machista y no tenían un espacio más allá de lo doméstico. Yiya les ofreció hacer una inversión y ellas lo ven como una aventura de salir de su círculo cotidiano y hacer unos pesos”, dice.
Dopazo y Novoa coinciden en que los personajes no sospechan de la estafa y menos del asesinato hasta el final. “Son muy crédulas y se mantuvieron siempre en la ilusión envolvente de Yiya”, complementa la actriz.
Novoa y Dopazo celebran este tipo de producciones, a cargo de Flow, Kuarzo e Idealismo en el marco de la actualidad para la industria audiovisual argentina.
“No estamos en un buen momento”, dice Novoa y asegura que para las actrices mayores de 50 no abundan los papeles. “Para nosotras es muy difícil trabajar hoy en día porque no solo se ha achicado a nivel general la posibilidad de trabajo, sino que también los personajes de nuestra edad. Los hombres sí tienen 50, pero las mujeres parece que no”, complementa.
Cecilia Dopazo coincide en la celebración de esta serie y destaca que se trata de una historia “100% argentina y real”. “A todos nos interesa. Desde que empezó la campaña, con los posters con nuestras caras, o los trailers, mucha gente me pregunta. Es atractiva la historia”, dice.
Si bien la serie Yiya se permite ficcionar algunos aspectos de la historia real, el estreno ha renovado el interés por el emblemático caso de la crónica criminal argentina.