ENTREVISTA
El escritor argentino "El Pela" Gonzalo Romero habla de su presente, el hashtag Basta de amores de mierda y de su show en Teatro del Notariado

Le bastó un mensaje en las redes sociales para convertirse en una celebridad de la noche a la mañana. “El Pela” Gonzalo Romero es uno de los escritores emergentes más leídos de la región y regresa a Uruguay para presentar su unipersonal #BastaDeAmoresDeMierda donde cuenta, con humor y reflexión cómo detectar, evitar o salir de relaciones tóxicas. En esta entrevista con Sábado Show, Romero habla de su crecimiento, cuenta sus anhelos antes de convertirse en una celebridad en las redes, explica los motivos para mantener su privacidad y se atreve a decir las diferencias entre uruguayos y argentinos.
—Venís a hacer una presentación en el Teatro del Notariado, pero antes que nada sos escritor, ¿no es así?
—Mirá, primero que nada soy músico. La carrera de escritor me cayó del cielo, pero mi vocación es la música. Mis comienzos fueron en la música escribiendo canciones y probé con varias bandas aunque ninguna se hizo conocida. Compuse temas para algunos artistas pero nunca pude ser frontman. Después de ser padre renegué un poco el sueño de la música por ponerme a trabajar y siempre me gustó esto de escribir como si fuera una catarsis. A falta de dinero para pagar un psicólogo, usé las redes sociales de modo catártico y un día se hizo viral un texto que hice. Se compartió casi 12 millones de veces en un mismo día y fue una explosión terrible. Y a los textos que tenía escritos de antes, le empezaron a poner Me gusta y se volvió viral todo el contenido, literal, de un día para el otro.
—¿Y cómo llegás al libro?
—La gente me decía que tenía que hacer un libro. No tenía ni idea de cómo sacar uno y se me ocurrió ir a buscar al manager del actor que más admiro que es Martín Bossi. Me dije: voy a probar con un productor serio, y si me dice que no él, para abajo tengo un montón de gente para elegir. Le escribí por Instagram y no demoró ni una hora en contestarme. Por suerte estamos trabajando juntos hace casi cuatro años y hoy es mi manager y socio.

—Ya llevás cuatro libros editados de la serie “Basta de amores de mierda”...
—Es mucho y estamos en la parte final del quinto libro que con suerte va a salir en abril del año que viene. Estoy sorprendido con todas las cosas que he logrado porque hace más de 30 meses que Basta de amores de mierda es el libro más vendido de sudamérica y es best seller en Argentina desde el primer mes que salió. Es rarísimo lo que está pasando con los libros.
—¿Y cómo surge llevar el libro al teatro?
—El trasladarlo al escenario es simplemente despuntar el vicio del contacto con la gente. Siempre fui muy caradura y me gusta subirme al escenario. No tiene nada de stand up porque si bien tiene un hilo conductor, no es un monólogo. Me pongo a hablar con la gente, literalemente, y pueden levantar la mano en cualquier parte de la charla y preguntar lo que quieran. La gente también usa las funciones como una especie de catársis porque vienen a preguntar o contar sus problemas.
—Ya con el título de los libros se entiende que es un vení a desahogarte.
—Sí, el Basta de amores de mierda es un hashtag que tuvo mucha repercusión. Me está costando pensar un hashtag diferente porque es muy fuerte y se lo asocia conmigo inmediatamente. Entonces hay gente que no sabe mi nombre pero me dice: vos sos el que escribe los libros. Por suerte la temática está por delante del artista y eso es algo que me enorgullece mucho, sobre todo porque es complicado para mí pasar de ser un desconocido a que la gente me reconozca en la calle. Me genera cierto pudor, entonces es mejor que me reconozcan por los libros y no tanto por el rostro. Eso me da cierta tranquilidad para andar por la calle.

—Con tanta fama, ¿no has querido estar en televisión?
—No, trato de evitar la presencia en la televisión. Si hay algo que disfruto mucho es la privacidad de tener una vida privada, valga la redundancia. No me gustan los problemas ni los chimentos; y en redes soy conocido porque tengo casi tres millones y medio de seguidores. Es inevitable que la gente te reconozca, ya sea en Carlos Paz como en Montevideo. Alguien siempre te reconoce y me sorprende que lo hagan en Uruguay. Tengo la alegría que Uruguay haya sido el primer país que conocí saliendo de Argentina. Fue mi primer viaje internacional y nunca pensé la repercusión que tienen mis libros ahí, y que me reconozcan y me traten como a un uruguayo más, es inexplicable el confort que me causa. En estos años que llevo recorriendo me hice varios amigos en Uruguay y llegar para hacer las últimas funciones del año será una alegría más. Tengo la suerte que cada vez que fui, ya van cuatro veces, tuvimos que agregar fechas y se agotan las localidades, lo que me pone muy feliz.
—Ese éxito fuera de fronteras, ¿puede ser por lo universal del tema? Seguramente todos hayamos pasado, o conozcamos a alguien que tuvo un amor de mierda.
—Sin dudas. Creo que hay factores que son determinantes a la hora que el mensaje haya cruzado la frontera. El primero y principal es el que comentabas, ya tengas 15 años o 60, ¿quién no tuvo un amor de mierda? Bienvenidos sean esos amores que nos hacen crecer y salir de esa zona de confort; porque si uno no aprende nada teniendo un amor de mierda, seguís siendo la misma persona permisiva que te deja maltratar. Uno en algún momento se harta de este tipo de relaciones y aprendés de ahí, desde el fondo del pozo. Pero también tiene que ver con la facilidad del lenguaje. Yo escribo de una manera muy de barrio, sencilla, fácil de leer. Lo escribo como si fuera una charla de amigos, entonces lejos de querer hacerme el Mario Benedetti que estaría muy lejos y no llegaría nunca porque no tengo ese talento, es el escritor que más admiro; la simplicidad del mensaje hace que la gente se identifique bastante.

—En las redes sociales sí estás creciendo mucho.
—Tengo la suerte de tener entre 500 y 1.000 seguidores por día, lo que es muchísimo, y la alegría de saber que son orgánicos, porque esto es de boca en boca, tiene doble mérito. Porque uno no sale a buscarlos, es la gente la que viene porque le interesa el contenido y lo que tengo para decir. Eso me genera una alegría y pocas veces puedo explicar con palabras lo que me sucede cada vez que me presento en algún lugar o la gente me demuestra su cariño.
—Decías que Uruguay fue el primer país al que saliste. ¿En las relaciones nos vinculamos igual, o hay diferencias?
—En cuanto a problemáticas en el amor no noto diferencias con el público argentino. Sufren las mismas cosas y la misma toxicidad. Lo que sí noto y me hago cargo de esto, el pueblo uruguayo me parece una versión mejorada del pueblo argentino. Son pasionales como nosotros, son solidarios igual que nosotros, pero son mucho más respetuosos que nosotros. En Argentina el respeto se fue perdiendo mucho con el correr de los años y en Uruguay hay más respeto para la gente entre sí y para con los artistas. El argentino es más atrevido en el lenguaje, en el cántico, a la hora de manejar, en las relaciones, mientras que el uruguayo es un poco más educado, más formado que el argentino.