Los programas que mirábamos de chicos son insuperables. Uno de ellos -para los que rondamos poco más de veinte años- fue El mundo de Beakman, que hacía hincapié en los conocimientos científicos y demostraba cómo puede ser entretenido saber de ciencia.
El conductor era un científico excéntrico (Paul Zaloom es su verdadero nombre) que hacía experimentos, además de responder preguntas que los televidentes le enviaban. Para hacerlos, tenía una ayudante (la actriz fue cambiando varias veces) además de una rata de laboratorio, llamada Lester. Entre tanda y tanda, dos pingüinos tenían su propio espacio de humor. En Uruguay, la serie -originaria de Estados Unidos- fue emitida por Canal 10 a mediados de los `90, pero llegó a trasmitirse a 90 países en total. Inolvidable, aunque no alcanzara la fama de Hanna Montana.