El diputado de la cultura: Luis Marcelo Pérez deja los medios públicos para incorporarse como legislador

El escritor y comunicador abandona su ciclo "El Mural" luego de 27 años. Fue electo como diputado (suplente) por el Partido Colorado. "Quiero enfocarme en esta tarea y dar lo mejor de mí", asegura.

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Luis Marcelo Pérez.
Foto: Estefanía Leal.

Redacción El País.
El comunicador y escritor Luis Marcelo Pérez cierra su ciclo en los medios públicos, donde dirigía el programa de difusión cultural “El mural”, con una trayectoria de 27 temporadas en Radio Uruguay. Asumirá como diputado suplente por el Partido Colorado, agrupación en la que milita desde hace más de 30 años.

-El Mural ha sido un programa de referencia de las letras y la cultura en general. ¿Cuál fue su génesis y cómo podrías definir su trayectoria de 27 años en los medios públicos?

-El Mural nació como un gesto comprometido con la cultura, con el objetivo de visibilizar voces diversas y construir ciudadanía crítica desde los medios públicos. A lo largo de sus casi tres décadas, se consolidó como un espacio de referencia en el periodismo cultural uruguayo, defendiendo la palabra más allá de la reflexiva, la historia colectiva de la república, la memoria simbólica y el derecho universal al acceso a la cultura.

-Cierras el ciclo luego de tres décadas en las radios públicas para asumir como diputado (s). ¿Cuánto costó tomar la decisión?

-Cerrar este ciclo de 30 años de periodismo en la radio pública fue una decisión profundamente sentida, muy emotiva, pero tomada con convicción y en libertad. Asumir como diputado suplente implica otro tipo de compromiso con lo público, pero con la misma raíz ética y cultural, ya que quiero enfocarme en esta tarea y dar lo mejor de mí.

-¿Desde cuándo y cómo comenzó tu militancia política en concreto en el Partido Colorado?

-Mi interés por la política, viene desde siempre por historia familiar, por ascendencia materna estamos cumpliendo en muy poco, tres siglos, sobre este suelo, algunos de mis ascendientes ocuparon cargos de relevancia en el Cabildo de Montevideo en 1738 y otros siendo parte de la independencia y construcción de esta patria. En cuanto a mi militancia política en el Partido Colorado comenzó en mi juventud, hace 35 años, impulsada por una profunda admiración por el legado batllista y su visión de justicia social, laicidad, educación y cultura como ejes de ciudadanía. A lo largo de estos años, fui consolidando ese compromiso desde la acción cultural y comunicacional, convencido de que la política también se construye desde el pensamiento, el debate y el servicio público.

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Luis Marcelo Pérez.
Foto: Estefanía Leal.

-¿Cuáles esperas que sean tus principales aportes en el ámbito legislativo?

-Espero aportar una mirada humanista y crítica, que ponga en el centro la cultura como derecho, la educación como transformación y la palabra como herramienta política. Llevaré al Parlamento la sensibilidad construida en años de trabajo cultural, apostando a las propuestas de políticas públicas inclusivas, democráticas y profundamente comprometidas con lo social. Muchas de las cuales, ya fueron parte de la base programática de “Cultura Batllista” en las pasadas elecciones, agrupación a la cual pertenezco dentro Partido Colorado.

-Vas a ser el “diputado de la cultura”. ¿Cuáles te parecen son los principales desafíos del sector y que desde la legislación se pueden encarar?

-El gran desafío es entender a la cultura no como adorno ni gasto, sino como pilar del desarrollo democrático, la cohesión social y la identidad histórica colectiva. Desde el Parlamento, se puede legislar para garantizar financiamiento equitativo, descentralización real, protección del patrimonio, reimpulso de la red de bibliotecas multimodal, derechos laborales para trabajadores culturales y una política sostenida que articule educación, arte y ciudadanía activa, con una mirada integral que abarque otras áreas importantes para su amplitud y fortalecimiento en todo el país.

-Trabajaste en los medios públicos bajo diferentes administraciones. ¿Cuál ha sido la clave para “sobrevivir” en una radio del Estado con los cambios de signo de los sucesivos gobiernos?

-La clave fue siempre mantener una línea ética y objetiva, apostar al contenido con profundidad y defender la autonomía del trabajo cultural, sin caer en oficialismos ni oportunismos. El Mural sobrevivió porque se sostuvo en la coherencia, respeto a la audiencia y una concepción del periodismo como instrumento de servicio público, más allá de los vaivenes políticos.

-Se ha dicho que la “izquierda domina la cultura”, con muchos exponentes que se manifestaron más o menos explícitamente en favor de ideologías de ese espectro político. ¿Cuál es tu visión sobre este fenómeno? ¿Te consideras minoría en el ambiente artístico?

-La cultura no se domina; se construye en diálogo, en conflicto y en diversidad. Quienes trabajamos desde una perspectiva crítica solemos ser etiquetados ideológicamente, pero lo esencial es si defendemos o no la justicia sin excepciones, la memoria y los derechos colectivos. No me considero una minoría, sino parte de una tradición cultural que cree en la transformación social desde la sensibilidad que se debe reafirmar, desde el pensamiento y la palabra comprometida. Donde todos podemos contribuir en un marco de respeto, teniendo como primicia la capacidad de dialogo constructivo, ya que considero que no existen dueños de los temas que aportan a una mejor sociedad.

-A tu juicio, ¿qué hicieron mal los partidos tradicionales o el Batllismo en concreto para “perder” la batalla cultural?

-El error de los partidos fundacionales, y del Batllismo en particular, fue descuidar progresivamente el terreno simbólico, la inversión sostenida en políticas culturales profundas y subestimar el poder de la cultura como motor de ciudadanía. Al relegarla a un segundo plano, dejaron un vacío que otros proyectos ocuparon con mayor convicción y estrategia. Ahora, por otro lado, siento que no se ha perdido ninguna batalla cultural, es un discurso mal instalado, donde la educación es clave para desmitificarlo y tarde o temprano se caerá por sí solo.

-¿Cómo se puede conseguir una cultura “descontaminada” de lo político?

-No se puede -ni se debe- aspirar a una cultura “descontaminada” de lo político, porque toda expresión cultural es, en algún sentido, una forma de tomar posición frente al mundo. Lo importante no es negar lo político, sino evitar su instrumentalización partidaria, garantizando libertad crítica, pluralismo real y compromiso con el bien común desde el arte, el pensamiento y la creación.

-¿Qué extrañarás de tu labor en los medios de comunicación?

-Extrañaré la cercanía con las voces creadoras, la intimidad del estudio radial que te da esa conexión única con los invitados, el ritmo reflexivo de las entrevistas y el ejercicio cotidiano de estar pensando en el país desde la cultura. Pero me llevo todos esos años de aprendizaje como base para construir, ahora desde lo legislativo, nuevos puentes entre la palabra y la acción.

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