POR ANALÍA FILOSI
"Estoy feliz y muy concentrada, las locaciones son impactantes, la naturaleza preselvática…". Así describía Roxana Blanco sus días de rodaje en Villa Nougués, provincia de Tucumán, escenario de El sexo de las madres, la película argentina que protagoniza con Victoria Carreras. La actriz uruguaya encarna a Laura, una mujer de 40 años que fue golpeada y violada cuando era joven, ante la mirada impotente de su gran amiga Ana (Carreras). Desde ese trágico hecho, cada una siguió su camino. Laura se convirtió en una médica obstetra y vive en Buenos Aires con su hijo Juan, de 17 años. Ana es una adicta que viene de perder la tenencia de sus dos hijos más chicos y sólo le queda Roberta, su hija de 15 años, con la que vive en una hostería abandonada en un pueblo ubicado entre sierras. Una llamada desesperada de Ana y la reaparición del violador harán que estas "hermanas de la vida" se reencuentren en el pueblo que las vio crecer.
"La historia de la peli es ficción. Sin embargo, creo que tuvo mucho que ver mi experiencia durante la adolescencia", cuenta a Sábado Show, Alejandra Marino, tanto directora como guionista de este drama de suspenso. "He visto y sentido que la violencia queda inscripta en el cuerpo de las mujeres. La amistad entre las protagonistas está llena de códigos, les vuelve en el reencuentro ese aire adolescente, ese vestigio de sus momentos de completa libertad y también la violencia que las marcó. Por eso en la peli aparece el humor cuando ellas lo necesitan para curarse las heridas y también las emociones extremas. Es difícil contar cosas de la peli porque tiene un clima de thriller", agrega.
"Mi personaje pasa por todos los tormentos: violación, aborto mal hecho… por suerte le tocan esas escenas a la actriz joven que hace de mí", apunta por su parte Roxana, en un mail que manda acompañado de fotos del rodaje en la que se la ve tan feliz como dice estar. "La directora quiso que la naturaleza contrastara con la historia dramática, que la vida alrededor se impusiera", señala sobre la locación elegida.
En cuanto a la elección de las actrices, Marino conoció a Blanco en Matar a todos, película de la que fue coguionista. "Me pasó de ver la peli y encontrarme con que el personaje de Julia era exactamente como la había imaginado desde el guión. En uno de los estrenos le dije a Roxana que me gustaría dirigirla. Y cuando llegó el momento de preproducir El sexo de las madres, yo estaba muy preocupada porque no encontraba un rostro para el personaje de Laura. Entonces mi hijo me recordó lo que le había dicho a Roxana. La llamé y le mandé el libro justo cuando estaba por estrenar una obra de teatro. Le gustó el guión, así que fue un muy buen primer paso. A Victoria Carreras le mandé el libro ¡hace 5 años! Fue el comienzo de una relación laboral fructífera, porque desde entonces la dirigí en teatro y en otra película (Franzie)", cuenta la directora.
DETRÁS DE CÁMARAS. El sexo de las madres es el cuarto largometraje de Marino en cinco años. Financiado por el INCAA, se rodó con elenco y equipo de producción que mezcló gente de Buenos Aires con gente de Tucumán. "En principio iba a filmar en San Luis, pero no se dieron las condiciones. Cuando conocí Tucumán me enamoré, fue así. La vegetación parece que contiene a los personajes. Es un lugar precioso y resulta muy dramático para la peli. Los actores tienen una gran tradición teatral, y es un placer trabajar con ellos. Además, hay técnicos formados que se integraron al equipo", explica la realizadora sobre las cinco semanas de rodaje que insumió el film cuyo estreno se daría a fines de este año.
LA NATURALEZA. "Guerrilla de agua con mi hijo. En el frío de Villa Nougués ponerse a jugar con agua y descalzos no es fácil, y menos cuando las tomas se repiten y se repiten y el frío te cala los huesos. Pero la calidez de la directora todo lo compensa", dice Roxana sobre una de sus escenas con Tahiel Arévalo, el actor que interpreta a su hijo Juan. Él la acompaña en ese supuesto descanso que Laura decide tomarse en su pueblo natal, un lugar rodeado de paisaje selvático que otrora fuera un centro de vacaciones alrededor del único río. Ahora sólo se encuentran unos pocos lugareños que sobreviven criando cabritos. Marino eligió la casa de Pío Fagalde, construida en 1902, como set de filmación.
"Muchos ríos, muchas aguas. Me meto en las rocas y me salva el forzudo Miguelón de caerme al río. Todo el tiempo tengo a mis espaldas guardaespaldas para las escenas de riesgo", continúa la actriz como si estuviera escribiendo un diario de rodaje. Parece el desahogo necesario para quien interpreta un personaje que carga mucho dolor sobre sus espaldas. Una mujer que al volver a aquel pueblo de su infancia estará nuevamente frente a frente con Ramiro, el hombre que la violó. Ahora es un viejo y respetado abogado que parece inofensivo. Lo están visitando su hija y sus nietas, en la casa que comparte con Marina, su empleada doméstica y encargada de atender la casa.
"Manejo por montañas. El auto debe verse desde lejos, así que no hay doble ni grip posibles. Me pongo el cinturón, me siento al lado de mi hijo de ficción y trato de darle seguridad entre los precipicios, seguridad que yo no alcanzo. Me muero del miedo, del pánico, pero la adrenalina lo puede todo y es un motor demasiado potente, más que el del corsa que en cada curva con subida amenaza caerse hacia atrás", escribe Roxana, atrapada entre la fascinación y el temor que le provoca el paisaje.
¿Es esa naturaleza tan amenazadora lo que le imprime suspenso a El sexo de las madres? No, se trata de un asesinato. Un crimen que ronda las cabezas de Ana y Laura, y que no se agota en ellas, también involucra a Roberta, a Juan, a Marina, a su madre Eva… Además, hay un secreto del pasado que las amigas han guardado como un pacto de amor y sangre. El film tiene mucho para atrapar.
EL GRUPO. "Un equipo tucumano entrañable y una directora y guionista que vela por sus dos actrices. Me siento extremadamente cuidada y contenida", destaca la protagonista de ese equipo detrás de cámaras con el que venía conviviendo desde hacía un tiempo. Las fotos la muestran, por momentos, como una adolescente en un viaje de egresados; por otros, con esa actitud de actriz que ha llegado a la madurez de su carrera y que sabe muy bien lo que hace y cómo disfrutar de eso. Por eso mismo es que no sólo la convocan de Uruguay, la quieren para películas de Colombia, de Argentina, quizás de España. Roxana Blanco hace rato que es una actriz de exportación.
LA CABEZA. Alejandra Marino tiene muy buenos recuerdos de su trabajo en la película uruguaya Matar a todos. Esteban Schroeder -director- la convocó para reescribir el guión desde la perspectiva del personaje de Julia (Blanco). "Fue un placer y un orgullo haber participado en la película", destaca. Cuenta además que ahora está trabajando en un documental llamado Las muchachas, "sobre las mujeres que fueron convocadas por Eva Perón para trabajar con ella. Ya hice la mayor parte de las entrevistas, son unas jovencitas que andan por los 90 años y tienen mucho para contar. Además, este año gané el fondo de desarrollo de Ibermedia con un proyecto que quiero coproducir con Uruguay. Así que seguramente pronto andaré por allá", anuncia.
SE TERMINA. La última escena de El sexo de las madres se filmó a mediados de abril. Hora de regresar para Roxana, aunque decidió quedarse unos días más por si hacía falta rodar alguna otra cosa. "Fue un rodaje inolvidable, una película fuerte, una historia intensa", concluye como si fuera la última línea de ese imaginario diario de filmación. Y deja la intriga, la que sólo podremos revelar cuando la película nos atrape de igual forma desde alguna sala de cine.