Daniela Busqué: Entre la belleza y la salud

Daniela Busqué.

ESTILISTA

La estilista Daniela Busqué (52 años) está al frente de Evasión soluciones capilares. Atiende a varios famosos.

Daniela Busqué.
Daniela Busqué.

-¿Cómo fueron tus inicios en el estilismo?

-Yo digo que siempre fue estilista. Con 5 años me disfrazaba y los pelos eran lo mío. Mi mamá tenía un cabello muy largo, muy lindo y negro. Ella era mi modelo. En el patio de la casa había malvones y con los pétalos me hacía uñas. Esas cosas fueron marcando una vocación. Cuando crecí y hubo que decidir por una carrera, hice primero diseño gráfico. Si bien me iba bien, no sentía que fuera lo mío. Me madre me dijo entonces: “Daniela, toda la vida te gustó la peluquería, hacé un curso”. Desde los 15 años le cortaba el pelo a mis hermanos y a ella misma. Averigüé en la UTU y arranqué. Ese fue el comienzo. Después tenés que ir profesionalizando y luego abrí el salón.

-En los últimos años te especializaste en prótesis capilares. ¿Cómo surgió ese interés?

-Siempre había tenido la inquietud de fabricar pelucas. Inclusive averigüé de hacer un curso en Argentina. Pero ya tenía mi salón y se hacía difícil dejarlo para viajar al curso. Hasta que un día, hace unos 10 años, una clienta vino con una idea. Había estado en un congreso de oncología en Buenos Aires y se encontró con un stand de prótesis capitales. Se dio cuenta de que era algo diferente a las pelucas. La persona que atendía el stand le dijo que estaba interesado en contactar a un profesional en Uruguay para vender el producto. La clienta vino a mí con esa novedad y así empezó el contacto. Si bien, el acuerdo no lo hice con esa marca, porque no me daba las garantías que yo buscaba, me metí en el mundo las prótesis para no dejarlo nunca más.

-¿A quiénes está dirigida la prótesis capilar?

-Contra tipo de alopecia. Tenemos clientes que tuvieron una cirugía y quedaron con faltante de pelo o quienes tuvieron un accidente y le quedó la cicatriz. También la falta de cabello por la quimioterapia o la calvicie directamente.

-¿Cuál es la diferencia entre la prótesis y la peluca?

-La confección es lo más notorio. En su mayoría las prótesis se hacen mano y se personalizan en cada cabeza. Recibimos distintos colores y diferentes tipos de base y las transformamos según la identidad de la persona. Todos estos detalles de implantación son fundamentales. Te podés poner una silicona mamaria, pero los resultados dependen del cirujano. La base de una prótesis es bien distinta a la de una peluca. Es más liviana, indetectable, con frontales delgados, que en la mayoría de los casos van pegados.

Aldo Martínez.
Aldo Martínez.

-Aldo Martínez es uno de tus clientes.

-Es más que eso. Él es nuestra cara para el producto. Él llegó a nosotros por conocidos en común. Lo incentivaron a que se hiciera un cambio de look. Le enviaron videos nuestros. Empezó a investigar y vino a una entrevista. Le mostramos el producto y le contamos cómo funciona, en especial por el cambio que puede significar en lo emocional y en la autoestima. Hay chicos jóvenes que duermen de gorro porque no aceptan su calvicie. Es muy fuerte.

-¿Lo concebís como un trabajo enfocado en la salud?

-Sí. Creo que esa es la esencia de trabajar con prótesis capilares: siento que hace 10 años vamos tomados de la mano con la medicina, sanando cabezas. Realmente eso siento, desde que nos embarcamos, porque somos un equipo de trabajo en esto, que trabajar con prótesis capilares fue encontrarnos con un mundo que existía pero que estaba necesitando un cambio y asumimos el gran compromiso. Digo siempre a quienes vienen: gracias por confiarnos tu cabeza en nuestras manos. Hace poco me pasó con una chica porque las mujeres sufren de alopecia también. Ella tenía problema de autoestima y comenzó a ir a psicólogo. Pero fue ponerse la prótesis y ya se sentía mejor. “Me di cuenta que mi problema era el pelo”, me dijo.

-¿Los hombres son más reacios?

-Creo que tienen más prejuicios. El primero de ellos, económico. Piensan que es muy caro y en realidad, si hacen las cuentas, es completamente accesible. Después tienen más temor al “qué dirán”, lo que en realidad no tiene justificación. Porque la implantación de la prótesis, si está bien hecha, es indetectable.

-Bueno, pero están los que ya lo conocían sin pelo...

-Claro. Ahí es donde juegan su papel las gastadas y bromas. A Aldo (Martínez) lo gastaron hasta que un día lo dejaron de gastar y empezaron a elogiarlo. Hasta el hijo le decía antes de ponerse la prótesis: “papá, no te pongas ese gato”. Pero él siguió para adelante y ahora están todos adaptados. Me contó que hubo un amigo, de los que más bromas le hacía, que un día le dijo: “En serio, Aldo, te queda genial”. Se lo dijo sinceramente.

-¿Cómo es Aldo como modelo?

-Muy bueno. Le duran muy bien las prótesis. No le da picazón. Le agarró la mano. Las bases se le funden perfectamente con su piel. Después está todo el plus que le da la personalidad de Aldo, que con su histrionismo, sabe llevar todo lo que se pone. Para Carnaval le hicimos una prótesis nueva para su personaje de Guasón. Fue increíble la aceptación que tuvo el personaje.

-¿Y en las mujeres cómo es la reacción?

-Totalmente contraria a lo del hombre. Todos los miedos del hombre son seguridades en la mujer. A la mujer no le importa el qué dirán porque sabe que, en todo caso, ese “qué dirán” va ser positivo. La mujer va en busca de la solución cuando tiene un problema de este tipo.

-Una vez que hay un interesado, ¿cómo es el proceso?

-Fijamos una entrevista con el cliente. Lo asesoramos y hacemos una ficha para determinar la densidad del cabello, color, cantidad de canas, el tipo de corte al que aspira. A partir de ahí adaptamos la prótesis a su identidad. Muchas veces de la misma entrevista ya se llevan la prótesis.

-En el caso de Aldo Martínez, ¿cómo fue? ¿Lo pensó mucho?

-Después de la entrevista, me quedé pensando y lo llamé para proponerle que fuera nuestra cara. Pero le dije que la propuesta era válida si partía desde la verdad y de que él realmente sea la imagen de un producto que probó y que lo conformó. Nos pusimos de acuerdo enseguida. Él usaba gorros, bandanas, pañuelos y el cambio fue brutal.

-¿Qué durabilidad tienen las prótesis?

-Depende. Con el mantenimiento adecuado puede durar uno o dos años.

-También te dedicas al salón de belleza. Si tuvieras que elegir entre el salón y las prótesis, ¿qué optarías?

-Las prótesis engloban todo lo que soy profesionalmente. Porque hay que saber de color, de cortes y de tendencias. Así que si tuviera que elegir, iría por ese lado.

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