Por hoy vamos a dejar tranquilo a Bush, que tiene más problemas que Garisto.
Hoy quiero contarles de un original concurso que se ha organizado para elegir la palabra más hermosa del idioma español.
Como todas esas cosas, se les ha ocurrido a los españoles. Siendo una forma inofensiva y hasta simpática de sublimar las nostalgias imperiales, me ha parecido oportuno llevarles el apunte.
Claro que es una idea que da para todo. Algunos de los participantes "notables", como se puede ver en el sitio web www.escueladeescritores.com, se la han tomado para el churrete.
Como el fulano que ha elegido la palabra ORNITORRINCO. U otro que ha seleccionado el muy científico ANTIFLOGISTICO.
Otros, como el presidente Zapatero, la han agarrado para el lado de la trascendencia. El jefe del gobierno español ha elegido la palabra GENEROSIDAD, que la verdad sea dicha, suena como la mona. Otra persona ha elegido VERDAD, que la verdad...
No ha faltado, quien ponga la palabra MADRE. Y no se trata de un autor de letras de tango, curiosamente.
LIBERTAD, finalmente, también tuvo sus proponentes.
Yo, no la veo.
Otros, finalmente, han agarrado para el lado de los tomates. Como uno que ha elegido la palabra COÑO.
Aparte de Zapatero, uno de los pocos "notables" que se nota fuera de España es el escritor Pérez Reverte. El propone la palabra ULTRAMARINO. No está mal, y me hace acordar de esos viejos almacenes con olor a especias, bacalao y dátiles.
Hay palabras, como DESASOSIEGO, que no suenan especialmente bien, pero cuyo sonido parece traducir fielmente su significado de inquietud y cierta angustia. También podría ser el caso de NAUSEABUNDO.
O NADA. Según yo, nada puede sonar más a nada que nada. NADIE es otro buen ejemplo del ninguneo fonético.
Otras palabras suenan bellamente a pesar de su significado o el objeto que describen. Se me ocurre, por ejemplo, la palabra LETRINA. Parece describir una letra chiquita y redonda, muy armoniosa. Todo lo opuesto a RETRETE.
Pasando del tualé al jardín, les cuento que entre los participantes hay una cierta preferencia por vocablos de marcado origen árabe, como AZAHAR, JOFAINA, CALIFA, CARAVANA y ALBAHACA. Yo contribuyo con el dulce ALFAJOR.
Alguien puso la palabra JARRO. Suena como prepotente JJJJJARRRO. Se me ocurre que debe ser alguien con mucho carácter, secote, impositivo, nada diplomático y no dado a ternuras.
La parte sarcástica, Rodríguez, de mi personalidad, me incita a proponer la palabra BURLETE. Je-je.
También están los masoquistas, de la lengua y de la vida, como una que puso la palabra DESPERTADOR.
¡RIIIIIIING!
Un desubicado puso la palabra ZAMBRA, y otro el vocablo ACAZAN, que fuera de España... muchas gracias.
Así que yo les he replicado con FARABUTE, CATRERA, MISTONGA y QUILOMBO.
Un verbo que suena impresionante es ACAMALAR, como en el tango, "el bacán que te ACAMALA".
O la palabra MARANFIO, que está casi borrada, pero significa morfe. O BUSARDA, que no me van a negar, suena fenómeno. Y muchos de mis lectores no me perdonarían la exclusión de términos como CAMBA y FORNEGA.
Personalmente, me tira bastante la palabra BRONCA. O AMANTE, que es cálida y suculenta. Pero de última me quedaría con CANYENGUE. Me encanta como suena y además acabo de enterarme de que en la lengua del Congo CANYENGUE significa fundirse con la música. Justito, justito.
Sin embargo, hay como 480 millones de hispano-hablantes que no parlan y ni siquiera junan el lunfardo.
Así que me quedo con ALCAUCIL. Suena bárbaro, redondo, aterciopelado, hasta ecológico. Y mucho mejor que ALCACHOFA, por cierto.
A ver, repitan conmigo: AL-CAU-CIL