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Christian Font: "Hasta hoy no entiendo el final de Buen Día Uruguay"

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Christian Font. Foto: Leo Mainé.

ENTREVISTA

El conductor afronta un 2021 como copiloto en La pecera, el programa de Ignacio Álvarez en Azul FM. Allí coconduce, guiona segmentos de humor y está al frente de espacios sobre cultura y tiempo libre.

Christian Font. Foto: Leo Mainé.
Christian Font. Foto: Leo Mainé.

-¿Cómo se gestó tu participación en La pecera (Azul FM)?

-Estoy desde el día 0. Cuando Nacho (Álvarez) se desvinculó de Radio Sarandí, me llamó esa misma tarde y tuvimos una conversación. “¿Te enteraste?”, me preguntó. Le dije que sí y luego me comentó que ya tenía dos almuerzos coordinados con dos ofertas. “Quería pedirte permiso para manejar tu nombre”, me dijo. Y por supuesto que le dije que sí y que me sentía honrado con la invitación.

-O sea que él ya te tenía en sus planes, digamos...

-Totalmente. En algunas ocasiones que había ido a Las cosas en su sitio como invitado me había manifestado su deseo de hacer radio juntos en algún momento. Eso quedó entonces latente y una vez que prosperó la negociación entre Nacho y Magnolio, comenzamos a intensificar las reuniones y a darle forma al programa. Salimos al aire en 2021 pero teníamos varios meses de trabajo previo.

-¿Qué se habló respecto a tu rol en el programa?

-Nacho fue muy sincero y me dijo: “Voy a explotar absolutamente todas tus facetas, desde la conducción pero también el rol de guionista y actor, el entretenimiento o la crítica de cine y música”. Y aquí estamos. Creo que ya terminó la época del comunicador unidimensional. El periodista no deja de ser riguroso por hacer humor. Así que soy guionista, hago comedia, hago crítica de cine y hago la coconducción de La pecera. Es un trabajo demandante.

Christian Font. Foto: Leo Mainé.
Christian Font. Foto: Leo Mainé.

-¿Es difícil trabajar con Ignacio Álvarez, como se dice?

-Es cierto que tiene un nivel de exigencia muy alto pero yo laburo cómodo con niveles de exigencia. No tengo problema con eso. Además, es buen jugador de equipo. Antes de hacer el programa no éramos amigos y hoy probablemente lo seamos. Además, Nacho tiene algo con lo que yo sintonizo: no le teme al disenso. Hemos tenido nuestras buenas agarradas al aire pero dentro del código del ida y vuelta radial.

-Sos el guionista de “Country de Campeones”, con las imitaciones de Pablo Rodríguez y también de “El Acuario”. ¿Cómo surgieron esos espacios
?

-El Country está inspirado en Magnolio. Dentro de poco nos vamos a ver todos en el predio de la calle Pablo de María. Me lo imaginé como un gran country, donde vamos todos vecinos los que integramos las radios. Esa misma lógica la aplicamos a las figuras de la selección. El segmento tiene su fundamento en el talento de Pablo “Imitaciones” Rodríguez, que tiene una radio en la garganta. “El Acuario” es una ficción que simula una radio pirata de izquierda. Hace de contrapeso a un aspecto que Nacho Álvarez legaliza y que está más identificado con una postura crítica pero a la vez afín con el gobierno actual. A él no caben prendas y si tiene que bajar línea contra el gobierno, lo hace. Pero no esconde cierta afinidad con el presidente actual. “El Acuario” y su conductor Cacho Malvarez le hacen el contrapunto.

-El segmento es una caricatura de los militantes de izquierda. ¿No ha tenido repercusiones negativas?

-No. El humor vuelve transversal la crítica. Hay mucha gente alineada al gobierno que le encanta “El Acuario” y lo mismo viceversa. Para mí todo es humor. Sea en carnaval, teatro, radio o TV, en ningún caso hago humor para facciones. Todo lo que hago es para todo el mundo. Trato de honrar lo que aprendí de la revista Guambia, del carnaval o ciertos programas de TV que hacían humor sin querer llevar agua a su molino.

-¿Considerás que hay grieta a nivel político o ideológico?

-Yo creo que esa noción de grieta no permea más allá de las redes sociales. Y es un territorio donde está lleno de sobreactuación y de anonimato. En la cancha, la grieta no es tal. La historia del país está basada en partidos políticos fuertes, que se han acompañado en distintas iniciativas. Creo además, que Uruguay siempre tiene un partido de fútbol y una bolsa de bizcochos que lo salva. Creo en la tercera vía más republicana y no todo es blanco o negro. Está comprobando que las elecciones se definen por ese electorado que no tiene una camiseta puesta 24/7. Volviendo al ejemplo de Guambia, la revista abría la redacción cuando jugaba Uruguay e invitaba a actores políticos, comunicadores, a comer algo y a una gran tertulia mientras miraban el partido. Yo creo que eso es lo mejor que nos pasa.

-¿Vas a volver a Carnaval?

-Iba a salir el año pasado. Había recibido una invitación muy linda de Pinocho Routin. Estuve ensayando todo el año en Paysandú, en la murga Jardín del Pueblo. Me pareció un lugar divino para salir, con una mirada bastante descontaminada del carnaval. Ahora estaré con ellos pero haciendo letras. La agenda me impide salir.

-Tuviste COVID-19, ¿cómo fue tu tránsito por la enfermedad?

-El año pasado traté de ser el sostén familiar, dentro de la situación general que se vivía. Este año, cuando la pandemia mostró su peor fase, yo trabajando en radio en un estudio muchas horas, sabía que estaba expuesto. Si bien trabajamos con distancia, higiene y acrílicos, la exposición era alta. Fue bravo. No por el cuadro en sí, porque me agarró con las dos dosis de Sinovac y tuve síntomas leves. No contagié a mi esposa ni a mis hijos, lo que me generó alegría pero a la vez tuve que estar 15 días aislado, sin contacto con ellos. Pero lo mío fue mínimo frente al dolor enorme de mucha gente que perdió seres queridos. Me di la tercera dosis y no tengo dudas de que en la vacunación está la salida de esto.

-Además de carnaval, ¿qué proyectos dejó truncos la pandemia?

-El fin de Buen día Uruguay se dio en la primera semana de la pandemia, con lo que no pudimos darnos un abrazo. Fue un final muy triste. Además, algunos proyectos que tenía para TV quedaron por el camino. De todos modos siempre seguí con trabajo, en Canal 4 y en la radio.

-¿Cómo te llevás con la inestabilidad en los medios?

-La inexorabilidad del cierre de los ciclos es algo que tengo bien asumido. Como todos en TV, ya he tenido que cerrar varios, en algunos casos fue un alivio y en otros hasta hoy me pregunto por qué se terminaron. Pero yo soy de pensar que lo mejor está por venir. Me considero un kamikaze del optimismo.

-¿El final de Buen día Uruguay, por ejemplo, qué te pareció?

-No lo entendí en su momento y no lo entiendo hoy. Pero por algo sucedió. Si hubiera seguido, hoy estaría en un dilema de horarios con La pecera. En mi caso, además, el canal me dio paso a probar los formatos de Vivo la semana y Reenviado. También hago informes sobre cine en Telenoche.

-La paternidad es algo que te ha ocupado. Incluso escribiste el libro Pa!. los padres también cuentan...

-Lo escribí en un momento complicado y cascoteado emocionalmente. Necesitaba expresarme. Había tenido a mis dos hijos en un lapso bastante corto y fue en un año en que a mi hijo Lorenzo lo diagnosticaron con una posible condición de espectro autista. Hicimos una batería de estudios y empezamos a trabajar con especialistas. En el medio seguí trabajando y criando también a mi hija que era bebé. Lo pagué con algún problemita de salud pero el libro fue también un desahogo en clave de humor.

-¿Como está Lorenzo que hace unos días cumplió 9 años?

-Hizo una evolución increíble. Está escolarizado, tiene su grupo de amigos, practica deportes. Gracias a ese diagnóstico, pudimos abordarlo desde temprano. La familia cerró filas en torno a eso. Él puso y pone mucho de sí mismo. Sigo acompañándolo a sus tratamientos. Juega, arma sus listas de Spotify... estamos en un etapa de disfrute total. En algunas cosas es muy inteligente y capaz y en cuanto a las habilidades sociales, tendrá para seguir trabajando. ¿Y quién no? ¿Quiénes de los que no tenemos ningún diagnóstico, no tenemos cosas para trabajar desde la conducta y desde el vínculo con el otro? Cuando recibió el diagnóstico tenía dos años y casi no hablaba. La primera pregunta que me hice fue: ¿No voy a poder hablar con mi hijo? Vimos a Natalia Trenchi, referente en psiquiatría infantil. Ella trabajó con él y orientó un tratamiento, que seguimos al pie de la letra hace seis años y medio. Lorenzo, Manón y Gerónimo son mi principal motor. Y en el caso de Lorenzo, su condición me enseñó a darle valor a las cosas en su justa medida. ¿Cuántos de estos barullos de la profesión valen la pena? ¿Los programas que terminan? ¿Las cosas donde nuestro ego queda maltrecho? ¿La grieta? Nada de eso. Lo importante está en casa.

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