Desde que regresó de Estados Unidos, Charly Sosa no ha parado. Está por unas semanas, uno de esos beneficios del contrato que lo hizo radicarse en Miami en 2019, y va a aprovechar para celebrar los 70 años de su madre. Hasta entonces, la agenda tiene varios compromisos. “Tengo que venir y estar, porque los viejos están a una edad donde empiezan las nanas, se te ponen más mimosos y ya se complica”, dice el cantante uruguayo que comenzó en el año 1994 y alcanzó la fama mundial gracias a la canció “Mayonesa” del grupo Chocolate. Comenta que llegó muy sobre las fiestas, cuando los eventos ya contrataron sus artistas, aunque desde su regreso ya cantó en varios eventos, fiestas, programas de televisión y hasta ha grabado algunas canciones. De lo aprendido y su presente, esta charla.
Llegó hace unas semanas y ya ha estado por todos lados. Fue uno de los invitados a Tropical de Gala para cantar junto a la Orquesta Filarmónica de Montevideo en el Teatro Solís, participó del Macro Fest, grabó para PH, para Algo que decir, estivo en Vamo arriba que es domingo, en el programa de entre semana, y también le dio el tiempo para grabar una canción, y participar de una colaboración.
El martes grabó una canción de Rubén Boyer y en la que participan 40 artistas de la música tropical. “Me metí en una frase, ahí, al último momento”, comenta Charly Sosa en su apartamento en Ciudad Vieja. Allí guarda recuerdos de sus viajes por toda América latina, también Australia, Nueva Zelanda, España, y algunos premios de una carrera que se extiende por tres décadas.
Se radicó en Miami en 2019, y si bien los primeros 18 meses fueron complicados, por los trámites para conseguir la visa de artista, y luego por la pandemia, desde que se retomaron las actividades, siente que ha habido un incremento en las ganas de la gente de escuchar las canciones de toda la vida, y “Mayonesa”, aquel hit mundial grabado en el 2000, es una canción que la gente no se cansa de escuchar, ni Charly Sosa de cantar.
Comenta que gracias a estar en Estados Unidos, ha sido invitado a los premios Billboard, así como a los Latin Grammy, y a los premios Lo Nuestro, y si al principio se sentía el nuevo del vecindario, la canción de Alejandro Jasa y Eduardo Britos lo convirtió en un referente. Y más allá de los famosos con los que se ha codeado, las fiestas a las que ha acudido y la cantidad de conciertos que lleva por Estados Unidos, Charly Sosa entiende que llevaba mucho tiempo ausente de Uruguay.
“Son casi dos años sin venir, es mucho tiempo, y cuando venís, todo el mundo quiere que estés”, dice.
La vez anterior fue al salir de la pandemia. “Fue una locura volver a Uruguay con todos los salones llenos, me reencontré con amigos y creo que me fue a ver toda mi familia como nunca antes”, comenta.
—¿Ahora estás viviendo unos meses en Estados Unidos y otros acá?
—Sí, era una oportunidad que podía dejar pasar. Traté de conseguirle trabajo a todos mis músicos en distintas bandas y arranqué. Como me tenía que erradicar en Estados Unidos, puse una contrapropuesta de venir a Uruguay cada seis meses, porque a mí Uruguay me dio todo. La frase “nadie es profeta en su tierra”, no corre conmigo, porque desde que arranqué en la música, en el año 94 y ni hablar del 2000 en adelante con “Mayonesa”, me ha dado todo. Y no quería quedar como un ingrato, el que firma contrato y se olvida de Uruguay.
—Sos el intérprete de “Mayonesa”, la canción que más dinero genera por derechos de autor en Agadu, pero regalías por la canción no has tenido.
—No, porque Uruguay tiene una gran contra, Sudei que es la nuestra sociedad, no tiene reciprocidad. Entonces a Uruguay no llega el dinero de mis derechos de intérprete de Argentina, México, Estados Unidos, España, ni de ninguna parte.
—¿Y dónde queda esa plata?
—En el aire, porque si sos socio de Sudei, no podés hacerte socio de otras entidades de representación de intérprete a nivel mundial. Me pasó de estar hablando con Fabio Zambrana, el cantante de “La Bomba”, y me preguntó ¿Qué te compraste con los derechos de intérprete? Y le dije, nada, y el me dijo que se compró una casa. Uruguay tiene esos pequeños contras. Ahora logré pasar todo para Estados Unidos, pero de los 20 años para atrás, nada.
—En Uruguay también estás grabando una canción.
—“Y yo la vi” es composición de Néstor Santurio, el mismo de “Agachadita”, la escribimos juntos.
—Nunca más eso de ser solo el intérprete.
—No, ya la vi pasar mucho tiempo. Es una canción que cuando empezamos a escribirla, dijimos que tenía que hablar de “Agachadita” y de “Mayonesa”, y en una parte dice, “moviendo la cabeza/batiendo mayonesa”, Es una canción en la misma temática de siempre, con historias cotidianas que pueden pasar. Y nos viene dando una alegría bárbara porque le está gustando a todo el mundo. Así que ahora estoy llevando una carrera doble, por un lado grabar nuevas versiones de las canciones que fueron ícono de mi carrera, las que se han posicionado fuerte, y apostando a las plataformas digitales, redes sociales, y todo esto que antes no existía, y que ahora se pueden monetizar para ganar un buen dinero extra, y por el otro lado sacando canciones nuevas. Me siento activo, vigente y tengo fuerza como para poder dar más en la música. Y después de esta canción voy a lanzar otra que se llama “Saca la manito” que es en el estilo alegre y entretenido, porque tengo otra carrera con canciones románticas.
—Te cambio de tema, porque tenés dos hijos, Marcos (25) y Santino (13), ¿cómo llevan el que estés en Estados Unidos y ellos acá?
—Los dos vivieron etapas totalmente distintas de mi carrera. Marcos nació en el 99 y vio toda la explosión, pero también el desapego de papá, porque vivía arriba de un avión. Santino ya lo vivió distinto, está más con la tecnología, y a veces me llama y me dice “papá tal hashtag está de moda en tal país, así que a las publicaciones meterle ese”. Los dos están siempre pendientes de qué está pasando, dónde estás, en qué país vas, piden fotos, videos, con qué artista te cruzaste.
—Son como las dos caras de la moneda, la fama y la distancia.
—La música tiene todo esto maravilloso, pero también su parte ingrata, porque te perdés un montón de cosas de tus hijos. Se casa tu mejor amigo y no estás, es bravo. Tener pareja también es complicado porque a veces no te puede acompañar, o se casa su mejor amiga y vos estás en la otra parte del mundo.
—También ha de ser complicado cuando te generan escándalos.
—Sí, porque es complicado tener que explicar que no pasó nada. En varios países hasta te mandaban gente a que te diera un beso o un abrazo, y ya te sacaban una foto, un video y al otro día estabas en toda la prensa. En España por ejemplo están esos programas donde pasan la tarde hablando de los problemas personales e íntimos de los artistas, inventando la mitad de las veces. Y a veces le habías dado un beso en el cachete a una persona, pero te sacaron la foto de costado y parecía un pico, y lo largan, te lo suben y se hace viral. Es complicado.
—¿Y es fácil sobrellevarlo?
—No es nada fácil. Vi casos de colegas que sabía que no había pasado nada, y tenían que explicarle a su esposa que era todo un invento. Tiene que haber una confianza muy grande, porque muchas veces tu pareja no te puede acompañar, porque tiene su vida, su trabajo y obligaciones.
—En este último tiempo surgieron varios artistas nuevos. ¿Cómo te llevás con las nuevas generaciones de músicos uruguayos que tienen otros lenguajes y estilos?
—Me llevo bárbaro, me encanta. Pasa que cuando explote, en el 2000, nuestra música también era resistida. Los cambios generacionales siempre son resistidos, y creo que cada uno es libre de escuchar en tu casa lo que quiera, pero no podés salir a despotricar contra los nuevos aristas, porque en definitiva el soberano, el que manda, es el público. Y si la gente decide que sean Fulanito o Menganito, los aplaudo de pie, porque a mi lo que me gusta es que la música siga para adelante, que surjan más, como cuando salió la cumbia cheta, o ahora el Joaco de Piedras Blancas. Por eso, cuando me preguntan los productores cómo es la movida en Uruguay, les digo que hay millones de artistas para elegir. Primero porque no soy egoísta, y segundo porque me encanta que se puedan abrir puertas. Este mercado es muy pequeño, es difícil salir a competir con el exterior y es difícil que te descubran como artista, y si tenés la suerte de viralizarte y se te abren las puertas, aprovechalo. Porque eso no pasa siempre.
—El radicarte en irte el exterior, ¿fue porque sentías que habías llegado a un techo acá?
—Sí. Cuando vino la propuesta con esta productora americana, lo primero que me puse a pensar es que acá, el techo, lo tenía marcado. He cantado en los mejores escenarios de acá, he estado en las fiestas de más plata, en los barrios más pobres, he hecho todo, y al llegar allá, sentía que el techo estaba tres kilómetros para arriba.
—¿Se sentía como una rutina pero haciendo la plancha?
—Sí, que estaba en la zona de confort donde ya te cansa producir, te cansa sacar cosas nuevas, y como ya estoy posicionado, te conocen y saben canciones, ya está. Siento que he avanzado, cinco o seis escalones, pero me falta un montón, y lo voy a lograr.
—También, seguramente por vivir allá, te han invitado a los premios importantes.
—Sí, ahora me lleguen las invitaciones para los Billboard, los Latin Grammy, ceremonias que antes me sentaba a ver en el sillón de mi casa, y ahí me reciben como un artista internacional.
—¿No sentías que te veían así acá?
—Pasa que el uruguayo se tira para abajo, y el entorno general te tira para abajo. El entorno es el que te dice: ¿qué va a cantar bien el Charly si vive en la esquina de mi casa? Es como cuando vino Suárez y alguien le gritó fracasado a un tipo que ha ganado todo. Entonces el entorno te minimiza, y vos te la terminás creyendo. Pero cuando salís al exterior y te dicen “maestro qué placer conocerlo” y te piden para sacarse ellos una foto contigo, no al revés, ahí te das cuenta de la magnitud que tenés como artista y de lo que has logrado con las canciones.
—¿Se escucha algún artista nuevo uruguayo por allá?
—La verdad que no me da mucho el tiempo para estar escuchando mucho. Lo que llegó fue el Joaco, Nico de The La Planta se escucha muchísimo, también Luana y Agus Padilla. Agus tiene una cosa tan rara, porque que se escucha más en el exterior que en Uruguay.