Cecilia Sánchez se vuelve salvaje

| Integra el elenco de Un dios salvaje (God of carnage), el último éxito de Yazmina Reza que se estrena en el Movie.

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Por: Bernadette Laitano

Cuando en 2004 Gabriel Calderón estrenó Mi muñequita (la farsa), varios primeros ojos y oídos se dieron cuenta de que no era cualquier obra la que estaban vivenciando. Con ese estreno surgía un referente de las nuevas generaciones de dramaturgos nacionales y con él, su elenco, de los que hoy siguen dando qué hablar algunos de sus integrantes. Luego, cuando en 2007 Héctor Manuel Vidal estrenó su versión de Gatomaquia (texto de Lope de Vega), también muchos reconocieron una creación diferente, un paseo por el sentido lúdico que tiene el teatro en lo más intrínseco. Y también aquí la frescura y talento de su elenco se erigió como componente indispensable.

Leandro Núñez, Diego Arbelo, Jimena Pérez, Leonardo Pintos son algunos de los nombres a los que se hace referencia y, tanto en Mi muñequita como en Gatomaquia, los elencos fueron fundamentales para que los directores encauzaran sus propias visualizaciones, escribiendo y aportando material creativo.

Lo importante de estas obras es que son ejemplos de representaciones que se prenden del almanaque y obligan a quienes hacen un seguimiento del acontecer teatral, a colocarlas en el sitial de obras-clave. Y todo este preludio viene a cuento de que en las dos obras trabajó Cecilia Sánchez, actriz de 30 años que hoy integra el elenco de Un dios salvaje.

En Mi muñequita, Cecilia era Madre, harta del retardo infantil de su hija, una niña (de 16 años) prendada de su muñeca, creciendo en un ambiente familiar impasible ante cualquier grito de socorro. "Es hora de que vos entiendas (...) Es por la forma en que hablás, sabés... Ya no sos una nena, no tenés cinco años... Parecés una tonta hablando así... Esa no es la forma ni el tonito en el que habla una mujercita como tú... Porque sos una mujercita ¿no es verdad?... Quiero decir... no sos una... yo que sé... ¡una muñeca! (...) Digo, no te enojes, pero también es por la muñeca, ¿entendés? Una mujercita como vos ya no necesita esa muñeca (...)¿Qué voy a hacer entonces? Te preguntarás... Y bueno... podés empezar a hacerte de amigas... y de... amigos", le tocaba decir a su personaje, una mujer descontenta con su vida, amparada en el alcohol.

La obra se estrenó en 2004 y estuvo en cartel del teatro Circular hasta 2007, generando un fenómeno de público joven poco visto en el teatro local. Este año, se presentaron en la Zavala Muniz del Teatro Solís.

-¿Qué fue Mi muñequita en tu carrera?

-Mi muñequita estuvo buenísimo, buenísimo (lo repite cinco veces) desde todo punto de vista. Fue algo que intuitivamente me daba muchas ganas, cuando (Gabriel) Calderón me convocó. A Calderón yo lo conocía de un taller de danza, hicimos como una linda relación y ta, él quería dirigir la obra y estuvo buenísimo, fue investigación pura. De hecho, él tenía esa obra escrita pero sabía que no le gustaba, que la quería reescribir desde el trabajo (con los actores). Después se incorporó Ramiro (Perdomo) en un viaje que tuvo que hacer Gabriel, y le terminó de dar la pincelada fina.

-Cuando este año hicieron unas funciones en la Zavala Muniz, el ambiente del público en la sala era como de un toque.

-Es que eso lo sentimos cuanto estuvimos en la Zavala, como que había una cosa de `¡Ahh, estamos acá!` Se sentía sí. O mismo cuando salieron las entradas a la venta, nunca habíamos tenido entradas anticipadas y se habían agotado como muy rápido.

En Mi muñequita como en Gatomaquia, Cecilia logró trasmitir humor de maneras diferentes, pero siempre de forma efectiva, sin chistes fáciles, apoyándose en la actuación primero, y en lo que dice su personaje luego. "Fueron casualidades. De hecho, he hecho obras que no tienen humor, que son de otro palo. De golpe, las que han trascendido más a nivel masivo, de público, han tenido un poco de humor", explica mientras recuerda Me llamo barro aunque Miguel me llame, sobre la vida de Miguel Hernández (Torres García, 2007).

Este año, el humor volverá a estar presente en su trayectoria con el estreno de Un dios salvaje, el estreno de la Sala Teatro MovieCenter para 2009. Cecilia fue convocada por Mario Morgan al igual que sus compañeros de elenco, César Troncoso, Rogelio Gracia y Leonor Svarcas (información sobre la trama en la página 3).

-¿Se siente un peso particular al formar parte de la última apuesta del Movie, una sala que hasta el momento ha estrenado con muy buenas respuestas de público?

-A la hora de encararla a laburar no, porque eso no tiene que pesarte. La obra está salada, eso sí, porque son los cuatro personajes que están todo el tiempo "tiquitiquitiqui" (...) Está en tiempo real. Las cuatro personas que se sientan y empiezan a hablar de cómo hacer para el seguro médico, y la hora y veinte que dura la obra es lo que esa gente vive, y cómo terminan desangrándose (...) Es una comedia, pero no es una comedia de cosa efectiva, sino que la comedia nace del absurdo de las situaciones que vive esa gente o al extremo que llegan. Es vertiginosa.

Actualmente, la actriz vive de su vocación: "Sí, con el cristo en la boca, cada año es un viaje diferente y en los momentos de incógnita te querés morir. Igual, cada vez que he estado en el horno algo ha pasado que se ha podido seguir adelante. Está bravo igual. En los momentos en que está divino, está divino. El año pasado, económicamente viví de los viajes, sí mantenía alguna clase o esas cosas que doy para mantener la mutualista, ponele, pero no es lo normal, se puede terminar en cualquier momento y ahí todo cambia". Así y todo, no duda del camino elegido y con varios años de carrera habla con un entusiasmo propio de los inicios.

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