Por Nicolás Lauber
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La que salta, la que ríe todo el tiempo, la que no para de hablar, la que se convirtió en meme. Camila Lattanzio, la participante de la última edición del reality argentino Gran Hermano está en la redacción de Sábado Show. En el reality, se la vio como una participante muy enérgica, positiva y de buen corazón. Esas cualidades, entiende Lattanzio, fueron las que la hicieron llegar tan lejos en el programa que condujo Santiago del Moro.
En esta entrevista con Sábado Show, Camila habla de su pasaje por la casa más famosa de la televisión, la repercusión del público después de su salida, las inseguridades con las que entró, la mirada equivocada que tenía la gente sobre ella. También sobre su flamante carrera musical y cuenta una anécdota en el Lollapalooza de Argentina, donde llegó a eclipsar los flashes que apuntaban a María Becerra.
—Fuiste un personaje muy divertido en Gran Hermano.
—Soy un meme, realmente. Lo que se vio en la casa es un cuarto de lo que soy. Porque al no estar en mi ambiente, uno se inhibe un poco. Así que imaginate. No sé si en la tele se notaba, pero hablo a mil. Así soy.
—Llegaste a la casa con “conocimiento de afuera”, pero sirvió de poco porque todo cambió.
—Sí, apenas llegué los que eran fuertes se fueron. Igual, yo no me guié por quién era fuerte o no, sino por quien me cayó mejor a partir de lo que conocí en la casa, no lo que se veía en televisión. Dijeron que fui por tal, pero yo fui por todos y traté de llevarme bien con todos. Ese fue mi plan, porque no fui con ninguna estrategia de pegarme a tal. Dijeron que pude haber hecho que Alfa diga tal cosa para que lo pudieran haber sacado, y para mí no era así porque no fui con esa intención. Con el pasar del tiempo se demostró eso, sino lo hubiese aprovechado de otra manera. No era mi juego y lo que me llevo son las personas que conocí adentro.
—¿Cómo ha sido para vos el después de la casa?
—Al principio me shockeó. A mí me afecta el comentario ajeno, cosa que estoy tratando de manejar. Cuando leía los comentarios te llegan buenos y malos, y eso es algo que una tiene que entenderlo en la cabeza. A las dos semanas me empecé a centrar en mi música, saqué el 21 de abril un tema nuevo, y ahí empecé a disfrutar de verdad lo que es el afuera. Dejé de mirar al otro para concentrarme en mí y que todo llegue. Lo vivo mejor, me estoy adaptando.
—Tu intención era dedicarte a la música. ¿Cuántas canciones sacaste?
—Saqué tres temas, los más nuevos son “Bien rico” que aclaro que no está dedicada a Marcos sino a mis ex, y “Sola solita” que fue el que más pegó, eso es reflashero. Son temas que me gustan, pero no me identifican del todo. A partir de estas canciones que empezaron a salir ayer, se viene una nueva versión de Camila Lattanzio y voy a tener bailarinas, un video con mucha más producción, todo más profesional. Para mayo voy a sacar otros temas. Me muevo lo más que puedo con la música porque quiero empezar a hacer shows y giras. En Uruguay estuve cantando en algunos lugares y fue increíble, porque no conocía nada de Uruguay y conocer a la gente, y que encima canten mis temas, es la mejor bienvenida. Antes de entrar a la casa soñaba que al menos una persona escuchara mi tema. Ahora me pasan videos de boliches random, en los que no estoy, la música explota, la gente baila mis canciones y es lo que siempre soñé. Se me pone la piel de gallina porque estoy viviendo un sueño, pero que falta mucho más, hay más cosas para aprender y mejorar. Falta, pero empezar así, que a la gente le guste algo mío, no lo puedo creer.
—Llegaste a la redacción con varios regalos. ¿Quién te los dio?
—La gente me regala un montón de cosas. Hay cosas que siempre quise en la vida y no las podía tener, como ropa o zapatos. Tenía unas botas, unas solas, y me las reglaron encima cuando entré a la casa. Ahora la gente me regala cosas. Vienen nenas a casa para regalarme osos gigantes, cosas de color rosa porque me identifican. Ese cariño, no lo puedo explicar. Es felicidad, porque a la gente le gusta tu forma de ser. Estuve más de tres meses encerrada y con todos los defectos que tuve, que les haya gustado igual, es muy flashero. Uno se ve con defectos, nunca te ves al 100 por 100, y que con todas esas cosas malas que gente que te apoye, es muy lindo. Por eso cuesta caer.
—Dijiste que antes de entrar a la casa, no estabas en tu mejor momento. ¿Cambió al salir?
—Sí, antes de entrar a la casa, cuando falleció mi papá, fui perdiendo el autoestima. Y al salir de la casa, la gente te la sube y entendés que tampoco estabas tan mal antes. A pesar de todo lo malo hay un rayo de luz que sale y que puede alegrarte la vida. Pensé que no servía para la carrera de cantante y que iba a vender autos toda la vida. Porque me tuve que hacer cargo de lo de mi papá y no era fácil. Entonces dije adiós carrera de cantante, y cuando salió lo de Gran Hermano fue como una luz. Todo lo que marchaba mal, la muerte, mi carrera, el trabajo, y ahora se mejoró. Hay cosas buenas también, confío en la vida y en el destino.
—¿Te arrepentís de algo que dijiste o hiciste en la casa?
—Soy creyente que todo pasa por algo. Si actué así fue por algo, capaz que en otro momento hubiese dejado de pensar en el resto y más en mí. Pero soy así. Por más que intente no pensar en el otro, mi inconsciente va para allá, por más que me hayas hecho mil cosas, si te veo mal voy a estar con vos. Y no hablo mal de otros porque creo que cuando uno habla mal del otro, es el reflejo de lo que odia de si mismo. Entonces no me arrepiento de nada. Por suerte la gente pudo ver que soy así. Cuando me conocés podés pensar que estoy inventando, que soy cheta, creída, y nada que ver. A mí nunca me regalaron nada, ahora porque salió lo de Gran Hermano, y nos costó mucho. No llegábamos a fin de mes con las cuentas, fue todo muy difícil. Y no es lo que parece. La imagen que uno muestra en las redes sociales, esa primera impresión no es lo que uno es.
—¿Te sentiste decepcionada de algún participante?
—Cada uno es así por algo, y la gente mala es así por algo. Tiene que ser algo que tienen ellos, porque me he enterado que decían que bailaba mal, que cantaba mal, es el reflejo de uno mismo. Yo no tengo tiempo para fijarme en el otro, tampoco me interesa, y en sus defectos, porque por más que alguien sea inseguro, ahí te das cuenta la envidia de la gente. Yo no tengo por qué hablar mal del resto, tampoco tengo nada que criticar. Estoy centrada en mí, tengo mi familia, mi gente, mis amigos. Ya tenía todo, solo me faltaba volver a creer y soñar, porque habían pasado tantas cosas malas que se paró todo y no encontraba esa salida, pero nunca me faltó nada.