Redacción El País.
La artista y ahora productora uruguaya Andrea Ghidone de 47 años estrena en Buenos Aires el espectáculo Ellas son tango, un homenaje a grandes mujeres que han hecho historia en el género rioplatense. Con un gran elenco y una apuesta de recreación de época, la obra corona los 15 años de dedicación de Ghidone al tango, proviniente del teatro de revista. “Es como dicen que el tango te espera. Una vez que nos encontramos, no nos soltamos más”, dice.
En cuanto a la salud, se encuentra recompuesta luego de una dura tormenta que atravesó tras un diagnóstico de tumor cerebral que implicó cirugía y otros tratamientos.
Del corazón, una historia de amor sorpresiva con el empresario Pablo Otero está a punto de sellarse con compromiso y casamiento para 2026. “No lo buscaba ni esperaba pero es maravilloso encontrar a un compañero”, asegura.
-Se viene tu próximo estreno Ellas son tango, una nueva propuesta tuya en el género. ¿En qué consiste?
-El tango ha sido muy generoso conmigo, así que como mínimo lo que uno pretende es homenajearlo. En este caso, nos enfocamos en las mujeres que ingresaron al reinado del tango, históricamente masculino. Pero ellas se pudieron revolucionar y generar un espacio. No hay duda que en la historia del tango Tita Merello, Libertad Lamarque, Susana Rinaldi y María Nieves tienen un sitial de privilegio. Con su esfuerzo, su belleza, su grandeza pudieron plantarse como artistas fundamentales con su música y su impronta dejando huella en las nuevas generaciones. Ellas son tango está planteado como un homenaje a estas cuatro grandes. Anita Martínez representa a Tita Merello, Marisol Otero hace de Libertad Lamarque, Natalia Cocciufo tiene el personaje de Susana Rinaldi y en mi caso, hago de María Nieves, que es la creadora del tango escenario. Se armó un equipo precioso, con el que vengo trabajando hace mucho tiempo.
-Hay actuación, canto, danza…
-Sí, es un musical que implica todos los géneros. El hilo conductor está a cargo del Chino Laborde, que va enlazando las historias y llevando el tiempo para atrás y para adelante. Hay mucha dinámica, una apuesta al vestuario de época increíble y una recreación artística que creo que va a dar qué hablar.
-Luego de tu etapa en el teatro de revista, llevas varios años enfocada en el tango. ¿Cómo nació esa inquietud en vos?
-Desde chiquita. Recuerdo que siempre en mi familia el tango estaba presente, en cada festejo, en el barrio. Las celebraciones estaban musicalizadas con tango. Eso quedó resonando en mí y como dicen que el tango te espera, fue mi caso. Hace 15 años me reencontré con él y no lo pude soltar más. Porque a partir de ahí no pude hacer otra cosa que no fuera hacer tango. En este género empecé a producir mis propios espectáculos, a generar, a invertir y así ingresé en otro rol, ya no solo como bailarina sino como productora. Después se fue sumando gente e hicimos apuestas cada vez más grandes en calle Corrientes y en otros circuitos. Estuve en Uruguay varias veces también actuando. La última vez con Nelson Pino que nos presentamos en el Sodre con la orquesta uruguaya del maestro Álvaro Hagopián. Fue una noche maravillosa, como tantas otras, donde la magia del tango sucede en el escenario.
-Llevás casi 20 años prácticamente en Buenos Aires, a donde llegaste con un perfil más mediático para sumarte el teatro de revista. ¿Qué ponés en la balanza en la perspectiva de estas dos décadas?
-Pasó volando. Yo crucé el charco convencida de que iba a trabajar y cumplir mi sueño. Cuando uno tiene ese convencimiento, no lo para nadie. Hubo momentos más difíciles pero siempre intenté mantener el equilibro.
-Cuando llegaste a Buenos Aires tu hija Natasha era muy chiquita…
-Sí, y hoy tiene 19 años. Está estudiando economía y ya maneja. Ella va sola a la Facultad o me lleva a mí a los ensayos. Como madre estoy tratando de acompañarla en esta última etapa antes de convertirse en adulta. Hicimos un hermoso viaje a Europa hace poco para celebrar los 18 años.
-¿Qué fue lo más desafiante en este tiempo fuera de tu país?
-Hace unos años tuve la desgracia de que entraron a mi casa y sufrí un copamiento. Estaba con Natasha. Te puedo decir que esa experiencia traumática cambió mi vida, hubo un antes y un después. Hoy lo veo con otra perspectiva. Una persona me dijo en ese momento: “Recordá que en unos años vas a agradecer esto que te pasó.” Y sin lugar a duda, fue así. Porque a partir de ahí armé mi propia productora y mis productos en lugar de trabajar de martes a domingo. Hice ese cambio de bailarina a productora y manejo mi trabajo de otra manera, con mis tiempos y prioridades. Así que en el fondo uno tiene que ir agradeciendo y entendiendo todo lo que sucede. Incluso los tragos amargos son instancias para ir aprendiendo y creciendo.
-A nivel amoroso, estás en una nueva etapa con tu novio, el empresario tabacalero Pablo Otero. ¿Cómo nació esta historia?
-Yo venía de muchos años sola, te diría que estaba muy escéptica respecto al amor de pareja. Así que me costó mucho. Demasiado, la verdad. De hecho, en las primeras conversaciones y salidas con Pablo le decía que prácticamente no había forma de que yo volviera a estar en pareja. Le bajé las expectativas de 100 a 0 en dos minutos. No le ponía nada de onda. Pero bueno, por suerte él fue paciente y de a poco se fue dando. Hoy soy una agradecida de haber encontrado a alguien con quien disfrutar la vida y compartir los momentos. No lo esperaba ni lo buscaba. Hasta mi psicólogo, de quien siempre le hablaba del amor que tengo por Natasha, me dijo una vez en sesión: “Por la salud mental de tu hija, te pido que te consigas una pareja”. Se dio creo que en el momento justo y estoy feliz. Nos disfrutamos mucho con Pablo.
-¿Se viene casamiento? ¿Conviven ya?
-Sí y no. No convivimos y creo que es un acierto de de nuestra relación. Él vive en su casa, es un gran padre de su hijo y yo vivo con mi hija. Nos vemos mucho y nos disfrutamos pero no estamos en la cotidiana que a veces desgasta. Estamos juntos desde comienzos de año y ahora se viene el compromiso, que va a ser el 24 de octubre. Haremos una ceremonia con la familia y los amigos y luego empiezan los preparativos para el casamiento. Será en 2026 y estamos en esa etapa de definir los detalles y ponernos de acuerdo.
-¿Qué dice tu hija?
-Al principio no fue fácil para ella. Tenía toda mi atención y se dio cuenta que me tenía que compartir. Pero a medida que lo fue conociendo a Pablo, las cosas fueron fluyendo. Su papá también ya sabe, entonces eso es importante para todos, para estar tranquilos y en paz a nivel familiar.
-¿Viniste a Montevideo con Pablo?
-Sí, estuvimos hace poco en el casamiento de mi hermana, donde fue la presentación oficial con mi familia. Ellos vienen también para la celebración del compromiso del 24. La verdad que no imaginaba volver a casarme pero la vida se trata de eso, de dejar que las cosas maravillosas te sucedan. A Pablo le encanta Uruguay y tenemos el proyecto, el sueño, de construir nuestra nuestra casa allí.
-En estos 20 años, ¿pensaste en algún momento en volver a Uruguay?
-Con la pandemia vivimos una realidad que no esperábamos. Yo estaba haciendo teatro en Calle Corriente con un musical muy exitoso. Además, estaba armando mi propia casa de tango y de golpe, estalló la pandemia. Perdí todo y no podía volver a Argentina. Había viajado el día anterior al cierre de fronteras a Uruguay para llevar a mi mamá, que vivía conmigo en ese momento. Mi hija también estaba en Montevideo y yo no pude volver hasta un año y medio después. Encima me encontraron un tumor en la cabeza, me operaron y tuve que esperar otros siete meses para la rehabilitación. Ese fue un momento en qué no sabía qué iba a pasar no solo con mi carrera, si no con mi salud.
-¿Hoy cómo te encontrás de esa situación?
-Bien, me hago controles periódicos. En 2021 me encontraron una tumoración y hubo hacer una cirugía, me abrieron la cabeza y por suerte fue muy exitosa. Pienso que si me tenía que pasar, me pasó en el mejor lugar. En mi país, en una época como la pandemia donde los hospitales estaban con poca gente, y junto a mi familia. Al año y medio regresé a Buenos Aires y no paré de trabajar, ni un solo día. Soy una agradecida a la vida.