Compartieron clase en la Universidad Católica, salidas, andanzas, e hicieron dos pilotos juntos que pasaron sin pena ni gloria. Hace tres semanas se les dio: estrenaron Después Vemos por TV Ciudad. Entrevista a los conductores de este ciclo que se emite de lunes a viernes a las 22:00 horas.
MARIEL VARELA - FOTOS: MARCELO BONJOUR Y LEONARDO MAINÉ
Se anotaron en Comunicación con un anhelo entre ceja y ceja. Noelia Campo soñaba con ser actriz, y así sucedió. Jorge Temponi se proyectaba como relator de fútbol, y aunque no pudo ser, despunta el vicio como periodista radial. Y descubrió su vocación de actor filmando “cortos vergonzosos” en facultad.
Fueron compañeros de clase en la Universidad Católica y compartieron "grupete de andanzas". Recuerdan esas épocas con un dejo de inmadurez, mucha diversión y aprendizaje. Noelia Campo (N.C.) y Jorge Temponi (J.T.) coinciden en que integraron una generación muy fermental. Y le sacaron jugo.
En su clase de Comunicación estaban Álvaro Carballo, Andrés Danza, Carlos Dopico, Charly Gutiérrez y Diego Robino (dueños de Oriental Films), Soledad Acuña, Valeria Tanco, Javier Alfonso, Carolina Villamonte, David Silva. Y otros tantos.
Hicieron trabajos juntos para diversas asignaturas y un par de pilotos que quedaron por el camino. El primero lo presentaron apenas egresaron. Era un proyecto radial titulado Inciesto, sonambulismo vespertino de Edipo complejo.
—(J.T.) Muy pegadizo el nombre.
—(N.C.) ¿Te acordás? (carcajada mediante). Esa frase seguro que se te ocurrió a vos. Él tiende a esos subtítulos.
——(J.T.) Era un programa para la tarde. Lo llegamos a presentar en alguna FM, no me acuerdo cuál, pero no caminó. Y después participamos de un piloto para Realidad Virtual, una sitcom de Diego "Parker" Fernández.
—Con Después Vemos se les dio la chance de compartir la conducción, ¿les gustaría actuar juntos?
—(N.C.) Me encantaría.
—(J.T.) Y nos estamos sacando las ganas. De hecho, en la sección Adivine la película, que va los miércoles, recreamos en vivo la escena de un film. Tomamos el set como escenografía, y los televidentes tienen que adivinar cuál es a través de las redes sociales. El ganador se lleva entradas para el cine. Mal o bien estamos actuando.
—Jorge se metió en Comunicación motivado por la radio y Noelia por la publicidad, y terminaron atraídos por la actuación...
—(N.C.) Yo siempre quise ser actriz. Empecé Comunicación porque en mi casa había que hacer una carrera que fuera más sólida económicamente y, además, porque lo que más querés es lo que más miedo te da, porque es en lo que más vas a sufrir si fracasás. A los 15 años empecé a hacer gráfica, me copé con ese mundo, pensaba que iba a llegar al cine, y por eso me anoté en Comunicación, pero después la publicidad fue lo que menos me interesó ¿Vos ya te imaginabas actor?
—(J.T.) No, era una vocación que tenía debajo de otra. Yo quería ser relator de fútbol. Había empezado a hacer radio durante el año y medio que viví en Fray Bentos, pero la payasada y la morisqueta estaba desde niño en las reuniones familiares. Fue a partir de trabajitos en la universidad que se me despertó. Vino el casting de 25 Watts (Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella, 2001) y me metí en otra historia.
—¿Qué evalúan cuando les ofrecen un proyecto televisivo?, ¿ponen alguna condición?
—(J.T.) Específica ninguna, me tiene que interesar. Tal vez llegue un momento que esté muy apremiado económicamente y tenga que agarrar cosas a ciegas, pero por ahora no me ha sucedido. Evalúo que esté bueno el proyecto, que el equipo profesional y humano me motive, pero sobre todo que me guste, y sin ponerme con aires de híper consciencia social: que esté bueno que exista. Una vez rechacé una propuesta que me habían hecho para conducir un programa que consistía en un debate planteado a priori solo con dos opciones: sí o no; mal o bien. No acepté porque no me siento cómodo con esa visión de la vida, no me parece que sea todo blanco o negro: terminamos enfrentados y pensando poco. En TV Ciudad se labura con sumo cuidado, de forma muy artística, y se hacen maravillas con los recursos disponibles.
—(N.C.) En el canal hay dedicación absoluta, entusiasmo, están súper abiertos para escuchar propuestas. Eso me motivó mucho para arrancar.
—Han destacado el trabajo horizontal y colectivo como algo enriquecedor del proyecto, ¿no?
—(J.T.) La opinión de todos pesa. No es una imposición.
—(N.C.) No funcionamos como los conductores intermediarios entre lo que se produce y el público. De hecho, aportamos muchas ideas, participamos del armado diario. Se trabaja a la par con el otro y le robás piques como loco. Es muy enriquecedor.
—Los dos venían de Canal 10, ¿sintieron el cambio de pasar de un canal privado a uno estatal?
—(N.C.) Yo hice muchos años Va por vos, y ahí éramos el productor y yo. Y luego el noticiero, donde si bien hay un equipo que te contiene, trabajás más solo. Para mí el principal cambio fue empezar a trabajar en equipo, intercambiar ideas todo el tiempo, ver qué piensa el otro, qué argumentos te da, cómo te convence, cómo lo convencés vos. Eso me está aportando muchísimo.
Este proyecto me hace acordar a cuando hacía Mochileros con Jorge Piñeyrúa. Fue muy poco tiempo pero éramos Soledad García, Pablo Arriola, el "Piñe" y yo metiendo ideas.
—(J.T.) En Camaleones no trabajaba en el canal, sino para Nepal Films, pero había mucho diálogo, mucha opinión. Yo había estado en TV Ciudad en 2009-2010 con Montevideo te ve, y sabía que al volver iba a haber mucho cuidado desde lo estético, lo artístico, y los contenidos. En cuanto a la mecánica de laburo, cada uno arma su cajita de herramientas y lleva de acá para allá, así que no me cambia mucho la película: no es que diga, lo privado es una cosa, lo público otra.
—Noelia, dijiste en varias oportunidades que hubieras continuado con Va por vos, pero si te hubieran dejado darle otro formato: hacer entrevistas largas, llevar músicos a tocar en vivo…
—(N.C.) Propusimos varios espacios pero no llegaron a buen puerto. Cuando dependés de recursos que te da otra gente o el canal, llega un momento que no los podés concretar. El formato de video clips quedó un poco obsoleto con Youtube. Los últimos años propusimos hacer espacios en vivo, duetos, y no se pudo.
—En Después vemos te estás sacando el gusto con la sección Músicos por músicos...
—(N.C.) Sí, yo quería que los músicos tocaran en vivo, entonces apareció la posibilidad de que viniera un artista al piso y homenajeara a otro músico. El primero fue Martín Buscaglia que le hizo un tributo a Pipo Spera. Él vive en España hace muchos años, le avisamos, lo pudo ver y quería que se lo mandáramos para que los productores de allá vieran la calidad de los programas uruguayos.
—¿Cuál fue la idea inicial?, ¿qué delinearon primero?
—(N.C.) Veníamos hablando desde el 2015 y nos habían dicho que el programa iba a salir después de Semana de Turismo, entonces decidimos reunirnos los dos solos a tirar ideas, y ver qué teníamos ganas de hacer, qué podía ser interesante. Nos juntábamos dos veces por semana en la casa de Jorge y entrábamos a divagar. En la primera reunión con el equipo de TV Ciudad les contamos lo que se nos había ocurrido, ellos hicieron su planteo y lo increíble es que muchas ideas y espacios coincidieron. Íbamos por el mismo camino.
—(J.T.) De entrada tuvimos claro que queríamos que tuviera mucha cuestión cultural y social porque es lo que más nos apasiona. Cuando el realizador, Fernando Domínguez preguntó al iniciar el proceso, ¿qué esperan?, ¿qué quieren de esto? Noelia dijo, entretener, que la gente se ría y se lleve algo todas las noches. Eso quedó latente: cultura y entretenimiento. Y venimos logrando ese equilibrio: un programa divertido, cultural, con humor pero sin pasarnos de guarangos.
—Después Vemos abarca entrevistas, humor, música en vivo, actualidad. El objetivo de entretener y dejar algo es un gran desafío en un programa diario…
—(J.T.) Me parece que en eso el desafío más importante es para el staff de humoristas de Pocas nueces. Nosotros tenemos que mantener la calidad pero no es lo mismo manejar contenidos periodísticos amenos que hacer reír todos los días.
—Los programas más exitosos son reality shows (Gran Hermano, Showmatch). Allí la exposición de la intimidad de la persona está por encima del contenido…
—(N.C.) En parte, la idea de que este programa salga a diario en ese horario es porque hay un montón de gente que no tiene nada para ver porque están (Marcelo) Tinelli y las novelas. Fuimos a ese televidente que quiere ver otra cosa, saber qué pasa en su país con la gente de su lugar, y busca pasarla bien.
—¿Hay que educar al televidente o, al menos, apuntalar su gusto?
—(J.T.) Hay mitos con respecto a lo que quiere la gente. Si en una heladería vendés 27 gustos y 26 son tipos de sambayón, y solo hay una frutilla ahí escondida y sin cartel, vas a decir, ah, la gente quiere sambayón. Y bueno, sí, la gente quiere helado, va a ir al sambayón: ve lo que encuentra para entretenerse. Muchos programas con los que discrepo éticamente, por ejemplo Tinelli, no puedo discutir que técnicamente y en recursos de entretenimiento saben lo que hacen y lo hacen muy bien. Lo que pasa es que en el medio caen impulsos fuertes y adictivos directo al cerebro: sexo, violencia, burla. Ver tetas y colas, o una pelea (aunque sea armada) es un golpe adrenalínico y como espectador te genera reacciones químicas. Juegan con eso de una manera muy buscada y pensada. Tampoco es que la gente quiere ver solo eso, busca otras opciones y bueno, acá estamos.
—Digamos que también está bien logrado a nivel de producción y de rating dado el éxito que consigue...
—(J.T.) Veo diez minutos a Tinelli (después me desagrada mucho esa discrepancia ética) pero entiendo perfectamente por qué le va bien en rating.
—Es un gran comunicador...
—(N.C.) Como comunicador es brillante. Yo lo empecé a ver en Ritmo de la noche y lo seguí hasta Video Match. No soy de las que dice, no miro el Bailando y después sí lo hace. No, no lo veo, no me llama nada la atención.
—(J.T.) Es muy opinable porque también difunde la danza, en cierta manera, pero con el que no decaiga a cualquier precio, se termina bastardeando ese mismo arte que promociona.
—¿Se sienten más comunicadores que periodistas?
—(N.C.) Yo sí, sin duda. Hice narración creativa en facultad.
—(J.T.) Yo hasta hace un tiempo sí pero después me di cuenta de que estaba tomando de forma muy acotada el término. No soy periodista de investigación, pero sí me siento periodista, y sobre todo cultivo la entrevista, que es el género donde más cómodo me siento.
—Ambos tienen proyectos emblemas: a Noelia llegaron a decirle Aventujuegos en la calle y a Jorge Javi por 25 Watts…
—(J.T.) Sí, de todo: 26 Watts, Vat 69. Eso último fue una señora y era para comérsela a besos. Me miró con ojitos cómplices, de costadito y me dijo, Vat 69, como diciendo, te conocí.
—(N.C.) Aventujuegos y Va por vos en la calle me lo dicen hasta hoy. Fue Luis Suárez a Aventujuegos. Hice otro programa que se llamaba Cantando bajitos y participó Agustín (Casanova), el cantante de Márama, divino, lo entrevisté en la escuela, que es la misma a la que va mi hijo hoy. Un bombón. Y como es del barrio lo seguí viendo.
—¿Dirían que esos fueron sus proyectos más importantes por la repercusión que consiguieron?
—(N.C.) Con respecto a la llegada, sí. Pero yo creo que haber inaugurado un espacio de rock en un informativo también fue una instancia de ruptura porque después empezó a aparecer ese segmento en otros noticieros. Eso fue idea de Nelson Fernández, director de Subrayado en ese momento.
—Han hecho ficción en TV, ¿les gustaría repetir esa experiencia?
—(N.C.) Me encantaría. Si sale la ley de medios y se obliga a hacer más ficciones, quiero estar ahí. La ficción es una transmisora de tu identidad, tus costumbres, tu cultura. Las novelas brasileñas tocan temas sociales muy complejos: alcoholismo, discriminación. Y los tratan de una muy buena forma.
—(J.T.) La buena ficción es una herramienta social para ponerte en el lugar del otro, incluso más que el periodismo. Si ves una serie y el protagonista está en silla de ruedas al tercer día, si está bien hecha, vas a entender mucho más sobre qué implica esa situación en el día a día.
Cumple un rol social súper relevante: es sensibilización, reflexión, entretenimiento, identificación. Y sigue resultando difícil para políticos, empresarios, y todo el país darse cuenta de esa importancia. Si se encuentra gente capacitada para hacer buenos guiones, Uruguay tiene calidad de exportación, viéndole la veta de negocio, incluso. El cine ha sido una muestra de ello con la cantidad de premios que se han ganado.

misión cumplida